Esperanza Molina Coronado/ Periodista y doctora en Comunicación
Hace ahora un año, después de publicar la crónica de una mascletà disparada en el Concurso Ciutat de Castelló, tuve un encuentro telefónico ‘poco agradable’ con el representante de la empresa que realizó el disparo.
La empresa estaba quejumbrosa porque la crónica no les gustaba, el texto indicaba que no habían podido disparar todo su dispositivo.
Además de ponerme a caldo, cuestionar mi profesionalidad y otras cosas que prefiero no repetir, amenazaron con llevarme a los tribunales ¡y se quedaron tan panchos!.
La crónica no se retiró, siguió publicada, porque lo que se contaba era exactamente lo que había pasado. No cuestionaba en ningún momento la profesionalidad de la empresa, pero si contaba lo que había ocurrido. Lo que yo, como redactora vi y escuché, lo que me comentaron miembros expertos en pirotécnica e, incluso, de seguridad, después de que se tuvieran que retirar los dispositivos que no se habían explosionado en el disparo.
Somos un medio que da la cara y que admitimos que nuestros lectores no compartan lo que publicamos. ¡ojo! Siempre con respeto y educación.
Se les dio la oportunidad de que fueran ellos mismos quienes contaran lo que decían que había ocurrido y, fieles a nuestros principios, lo publicamos. Pero no retiramos la crónica original y, de hecho, tanto al crónica como la mascletà de aquel 2017 sigue colgada en la web de Castellón Información a la vista de quien lo quera ver.
Este año, Magdalena de 2018, la misma empresa volvió a Castellón. Dispararon su mascletà y yo, como redactora de Castellón Información, cubrí el disparo y realicé la información.
La crónica, cuyo enlace pongo al final, cuenta lo que ocurrió. Que fue una gran mascletà, que se deslució por un parón que reconoció el mismo pirotécnico. Y añade lo que, desde el punto de vista de esta redactora y periodista y así se puntualiza en el texto, es la visión de Castellón Información: no se acertó o no se lució como seguramente quería la empresa, que como indico en el titular, vino a darlo todo a Castellón.
Y es cierto, cuando escribía mi crónica los tenía en la cabeza… pero también en el corazón.
En la cabeza, porque después de los problemas del año anterior, lo primero que pensé es “grábalo todo”, que luego no te digan que no sabes nada, que no eres profesional, que no entiendes nada y que te has inventado lo que escribes (nunca lo hago).
Y con el corazón, porque imaginaba que, cuando una empresa como esta viene y dispara en Castellón, ciudad que conoce, con la que comparte muchos lazos, delante de su gente que había venido de Alicante… se jugaba el todo por el todo para dar el mejor espectáculo… porque el terremoto había sido impresionante porque se notaba que venían a darlo todo. Porque me supo mal que se torcieran las cosas. Entiendo que son una gran pirotecnia y que tienen cosas soberbias.
Pero hubiera sido poco honesta, ¡bueno!, no hubiera sido yo, si no lo hubiera contado como yo lo vi.
Y hoy han vuelto las amenazas y las llamadas. No a mi, claro, ya no. Pero siempre con los mismos argumentos: 'O lo cambias o vamos a los tribunales'.
Bien, yo no lo cambio.
Porque con amenazas no se juega. Con falta de respeto tampoco.
¿Se imaginan a un crítico de teatro al que amenazan con denunciarlo porque ha escrito que la representación pudo tener algún fallo de interpretación?.
Acabo de releer mi crónica y sí, hay algún detalle, quizá una coma fuera del sitio que he puesto donde toca. Pero el resto es correcto.
Considero sus amenazas como un intento de censura y además, de muy poco estilo. Si quieren mandar su versión, personalmente me parece correcto, y se la publicaremos 'exactamente' como la envíen, es más, lo colgaré yo misma, se lo aseguro. Pero amenazar para que solo escriba lo que ustedes quieren es censura y un veto a la libertad de prensa y expresión.