Casimiro López Llorente. Obispo de la Diócesis Segorbe-Castellón.
Nuestra diócesis se prepara para el Congreso Nacional de Laicos, que se celebrará en Madrid del 14 al 16 de febrero de 2020, convocado por la Conferencia Episcopal Española. Se quiere culminar así el Plan Pastoral actual inspirado en la llamada a la conversión espiritual, pastoral y misionera del Papa Francisco, que empieza con el discernimiento, lleva a la purificación, y se concreta en propuestas para la reforma.
El Congreso se propone impulsar la conversión pastoral y misionera de los laicos, para ser una Iglesia "en salida", que anuncie el Evangelio de la salvación, la esperanza y de la alegría, y acompañe a los hombres y mujeres en sus anhelos y necesidades en su camino hacia la vida plena. En nuestra diócesis de Segorbe-Castellón comenzamos en de febrero pasado, la fase diocesana de preparación del Congreso. Posteriormente enviamos un cuestionario para ayudar a los grupos en la oración, la reflexión, el discernimiento y la presentación de propuestas. Deseábamos que todo nuestro Pueblo de Dios se implicara en esta preparación. Todos juntos formamos esta porción del Pueblo de Dios, y todos somos corresponsables de su vida y de su misión en la Iglesia y en el mundo.
El próximo día 9 de noviembre clausuraremos esta fase diocesana. En un Encuentro diocesano presentaremos la síntesis de las respuestas recibidas de diversos grupos al citado cuestionario. Agradezco de todo corazón las respuestas recibidas y a quienes han participado en este proceso. La síntesis la enviaremos a la Conferencia Episcopal. Será nuestra aportación al documento base o instrumento de trabajo del Congreso Nacional.
La misión de la Iglesia corresponde a todos los bautizados según el carisma, el ministerio y la función que cada uno ha recibido. Las palabras de Jesús "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación" (Mc 16, 15), se dirigen a todos los bautizados. Ya el Concilio Vaticano II nos enseñó que también los fieles laicos, incorporados a Cristo y a la Iglesia por el bautismo, están llamados a participar en la misión evangelizadora de todo el pueblo de Dios. No es una concesión de los pastores, sino un don y una llamada, que han recibido del mismo Señor en el bautismo. Sin la implicación efectiva de los laicos no será posible la urgente tarea de la nueva evangelización de nuestra Iglesia y comunidades y menos aún de nuestra sociedad.