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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 21:40

La cooperativa de Viver invita a descubrir la historia del vino local y catar en exclusiva dichas variedades

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Hace cuatro años que la Cooperativa puso en marcha el proyecto de recuperación de estas tres variedades autóctonas

La Cooperativa de Viver sigue dando pasos hacia la dinamización del municipio y la comarca del Alto Palancia a través de la puesta en valor de sus producciones agroalimentarias. La última propuesta es la experiencia singular de enoturismo “Uvas antiguas. Pampolat y Morenillo, tesoros vinícolas del pasado”, con la que la cooperativa invita a descubrir la historia del vino en Viver y catar en exclusiva dichas variedades de uvas autóctonas prefiloxéricas.

La experiencia transcurre desde el cubo lagar de la “Rocha Palmera”, un importante vestigio del pasado vitivinícola de Viver, hasta la bodega de la cooperativa en un recorrido que transportará al visitante de la antigüedad a la actualidad a través de los métodos tradicionales y modernos para la elaboración de vino.

La visita incluye una cata de las variedades prefiloxéricas Pampolat y Morenillo y de otros dos vinos actuales, Viento sobre la piel, un elegante monovarietal de Syrah procedente de los viñedos más altos de Castellón con 4 meses de barrica, y Odisea Roble, un equilibrado coupage de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Syrah madurado durante 6 meses, además de un almuerzo de esencia mediterránea con el que maridar los vinos.

Un viaje en el tiempo a través de la historia líquida de la vinicultura más auténtica con el que la Cooperativa de Viver promueve la recuperación enológica de su territorio.

Un vino único

La Cooperativa de Viver, que cuenta con el asesoramiento de los expertos Pepe Mendoza y Maloles Blázquez a través de su consultoría enológica Uva Destino, ha elaborado sendas ediciones limitadas en formato reducido de los primeros monovarietales elaborados con Pampolat, una uva que está expresando unas cualidades muy interesantes capaz de dar un vino fino, equilibrado y de gran delicadeza, y Morenillo, una variedad autóctona antigua que es igualmente propia de la comarca tarraconense de Terra Alta.

De esta manera, la cooperativa defiende no solo la calidad en sus producciones sino la puesta en valor de sus elementos diferenciadores para llevar al mercado vinos únicos y singulares que devuelvan a Viver y el Alto Palancia a la primera línea del sector vitivinícola valenciano.

La comercialización de estos vinos, no obstante, no se prevé hasta la próxima temporada, cuando estas variedades antiguas estén también certificadas por la Indicación Geográfica Protegida Vins de Castelló a la que pertenecen los vinos de la Cooperativa de Viver.

Una tercera variedad local prefiloxérica, Mondragón, está en una fase de evolución menos avanzada por lo que todavía no se ha podido determinar con claridad su potencial enológico.

Una apuesta por lo original

Hace cuatro años que la Cooperativa de Viver puso en marcha el proyecto de recuperación de estas tres variedades autóctonas al conocer la existencia de ejemplares en el Jardín Botánico de Valencia y el Servicio de Sanidad Vegetal de la Conselleria de Agricultura.

El director del Área Agro de la Cooperativa de Viver, Paco Ribelles, señala que “la Cooperativa de Viver, como ente social y económico de la comarca, siente la necesidad de recuperar estas variedades de uva y ponerlas en valor. Incorporar a nuestra bodega vinos que, por estar elaborados con variedades únicas en el mundo, sean originales y puedan posicionarse en el mercado expresando su potencial enológico forma parte de nuestra estrategia y responsabilidad”. Apunta además a la “posibilidad de generar puestos de trabajo, fijar población y recuperar el medio rural” vinculado al proyecto de recuperación de la tradición vitivinícola de Viver.

Las primeras de estas viñas fueron injertadas directamente en el campo, llegando a ocupar una extensión de aproximadamente 0,3 hectáreas en la que conviven Pampolat, Mondragón y Morenillo. Recientemente se amplió el viñedo con 300 vides de Pampolat injertadas en vivero, cuyo cultivo se está priorizando por las posibilidades enológicas que ofrece, y también se han injertado sobre el terreno nuevas vides de Mondragón y Morenillo, aumentado el proyecto de recuperación de variedades locales hasta 1 hectárea.