Ponce demostró una maestría absoluta en el cuarto, y Varea realizó buena faena en sus dos astados. Los toros de Domeq, difíciles
Alberto López Simón salió por la Puerta Grande de Castellón en la última corrida de Feria de la Magdalena 2017. Con la plaza, casi llena, Ponce demostró que cuando quiere su maestría no tiene igual, fue en el cuarto, perdió la oreja en el estoque. Varea realizó dos buenas faenas, pero tampoco acertó a la hora de matar, consiguió una oreja. Los toros de Juan Pedro Domeq y Parlade (El 5º), bonitos, desiguales, magistrales con el caballo y difíciles de lidiar.
Castellón Información
Última corrida de la Feria de la Magdalena 2017 con toros de la ganadería de Juan Pedro Domeq y Parlade (el 5º), para Ponce, Alberto López Simón, y Varea.
La plaza, más de tres cuartos pero no completamente llena.
Los toros: complicados. Desconfiados, poca fijación, entrada con fuerza en el caballo, pero flojos tras la suerte de varas.
Primer toro, Nunciador, castaño, 539 Kg para Ponce. Salió sin ganas de arrancar, parado. Pero cuando entró al caballo lo hizo con tal fuerza que, al primer embate desmontó al picador. Al segundo, volvió a levantar al caballo, que rodó sobre si mismo y quedó patas arriba. Dos varas. Tres pares de banderillas.
El toro presentaba trazas. Algo más flojo después de varas, entraba al engaño y daba juego. Ponce realizó dos series seguidas muy bonitas, y pronto arrancó también la música. El público estaba contento. Pero Ponce no se entretuvo mucho más. Fue una faena justita, en la que el maestro se lució. Le podía haber sacado mucho más partido, pero no lo hizo. Y ese fue el problema, porque el toro estaba entero y pedía guerra, y el matador solo quería acabar la faena.
Ponce buscó la mejor posición para entrar con el estoque, pero el toro ni se estaba quieto ni le dejaba hacer. El diestro podría haber aprovechado para sacarle otro pase, para contentar a su afición, pero solo se entretuvo en intentar colocarlo, algo difícil, porque Nunciador estaba más pendiente de la muleta, que de agradar al veterano.
Y la suerte estaba cantada, pinchazo en la primera y estocada completa en el segundo intento. Aplausos.
Segundo de la tarde, Proeza, negro mulato, 535 Kg para Alberto López Simón. Bonito, juguetón, embistió a las tablas nada más pisar el ruedo. Una vara breve. El diestro pidió el cambio de tercio. Tres pares de banderillas, a cada una más buena, y el público pidió la salida del subalterno al que aplaudió. Brindó a la plaza.
Comenzó sus pases como un clavo, derecho y sin moverse, para arrodillarse después delante del astado y torear desde abajo.
Pronto enlazó unos pases con otros y arrancó la música. López Simón se descalzó, necesitaba sentir el roce de la arena en sus pies. Y a partir de aquí hubo toro y hubo torero. Faena muy bonita.
Pero Proeza estaba agotado, llegado el momento quería embestir y no podía, y López Simón seguía poniéndole la muleta…
Entró a matar, media estocada pero bien colocada. El toro dobló. Una Oreja.
El tercero, Montero, Negro mulato, 534 KG para Varea. Salió corredor y con ganas de explorar todos los rincones de la plaza, despistado al principio. Entró bien al caballo. Una vara. En banderillas no se culminó el primer par pero si los dos siguientes.
Brindó a la plaza. En los primeros pases el toro protestó con un mugido profundo que se oyó en todo el ruedo. Montero no colaboró con el diestro. Varea lo intentó dodo, o casi todo, pero el toro iba a la suya y los pases no se hilvanaban unos con otros. Toro flojo de manos que miraba de lado y apuntaba maneras de colarse por cualquier ‘descosío’.
Varea se lo trabajó mucho, pero no logró dominar al toro. Fue Montero el que hizo lo que quiso y cuando lo quiso. El público aplaudió el esfuerzo de Varea y le hubiera concedido una oreja por el esfuerzo, pero el diestro pinchó dos veces y mató a la tercera. Aplausos.
Cuarto de la tarde, Pajarito, negro mulato, 553 KG para Ponce. Pajarito salió con tantas ganas, que a punto estuvo de provocar desgracias, se fue ‘encegao’ hasta el burladero de debajo de la Presidencia y atacó levantando las patas y golpeando de lado a quienes se protegían allí. Luego repitió la operación en el Burladero del 7, solo que aquí el salto le costó una voltereta y una revolcada.
Entró al caballo, una vara. Al salir dobló manos en medio del redondel. Ponce pidió el cambio de tercio.
El diestro brindó a la plaza. Pero tras su revolcón Pajarito ya había perdido la fe y la fuerza. Miraba de lado, desconfiado, y no entraba fácilmente a la muleta.
La maestría de Ponce fue soberbia, porque consiguió hacer del toro lo que no era. Le bailó, lo citó, lo amagó… Si con su primero pudo dominar y ser el rey de la plaza con poco más de esfuerzo, con el cuarto se dejó la piel para demostrar su dominio del arte. Y Pajarito tenía su miga, mucho peligro. En un momento enganchó la muleta de Ponce y en otro se volvió de repente. Cuando consiguió levantar al toro dio algunos pases buenos pidió el acero. Estocada de libro, hasta el puño, el toro dobló fulminado.
Hubo una tímida petición de oreja, que no prosperó. El aplauso del público lo obligó a saludar casi desde el centro de la plaza.
Quinto, Danzarín, negro, 564 KG de ganadería Parlade para López Simón. Salió con calma, como si la fiesta no fuera con él. Entró al caballo con fuerza y se enceló debajo del animal al que empujó de un lado a otro. Una vara. 3 pares de banderillas.
El astado tenía presencia y López Simón quería completar la tarde. A cantos de “¡ay torito”, le llamó la atención, lo fijó a su muleta y lo llevó donde quiso.
El toro tenía su aquel, flojo, parado, arañaba el suelo con las patas delanteras pero no dejaba claro si pasaba o se quedaba. Y cada muletazo fue un logro en el que López Simón se tuvo que emplear a fondo. Mató de una estocada. Una Oreja.
Sexto, Gritón, castaño, 582 Kg para Varea. Entró al caballo, una vara. En banderillas bueno el primer par, incompleto el segundo y excelente el tercero. El público pidió el saludo del banderillero.
Muletazo a muletazo, Varea arrastró al toro al centro del ruedo. Y a partir de entonces intento hilvanar pases sin lograr una seguida completa. El público agradecía el esfuerzo. Perdió la oreja cuando entró a matar. Un pinchazo y una estocada. Aplausos.