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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Corrupción en el Europarlamento

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Con no poca frecuencia se ha venido hablando desde estas páginas, del penoso ambiente que se respira en el actual Parlamento español. Tanto en el fondo como en la forma dista mucho de lo que seria deseable fuera el foro que representa a la soberanía popular.

Todos querríamos ver aquel importante lugar ocupado por personas educadas, bien preparadas, incluso bien presentadas y trajeadas. Damas y caballeros que representaran a lo mejor de nuestra sociedad.

Nunca nuestro Parlamento ha sido un remanso de paz y de conciliación. Los debates en tiempos de Suárez, Aznar, González, Guerra alcanzaban cotas considerables de agresividad, pero eran debates entre dos bandos que mantenían un cierto orden en el foro.

Al amparo de una ley electoral defectuosa y de la creciente fractura del bipartidismo, nuestro Parlamento se ha llenado de facciones y de "oradores" con más virulencia que inspiración, lo que ha transformado el necesario y ordenado dialogo político en un disperso entrecruce de insultos, réplicas y acusaciones que, con demasiada frecuencia, han transformado el foro en un circo, cuando no en un gallinero.

En Estrasburgo tenemos un Parlamento del que se habla poco. En general se suele considerar como un cementerio de elefantes donde se refugian -con un buen sueldo y no pocos privilegios- aquellos hombres y mujeres públicos que han perdido pie en sus países pero que siguen queriendo vivir del erario por tanto tiempo como les resulte posible.

En principio no habría ninguna razón para que aquel foro europeo compuesto por 705 diputados procedentes de los 27 países miembros fueran en nada diferentes o superiores a los Parlamentos de los países miembros. A fin de cuentas, la diversidad existente en Estrasburgo es muy superior a la existente en cualquiera de los 27 socios.

Pero en estos días el Parlamento europeo está en el punto de mira de todas las críticas. Algunos diputados griegos e italianos del grupo socialdemócrata, capitaneados por la elegante vicepresidenta griega Eva Kaili, han sido depuestos de sus cargos  y encarcelados bajo cargos de corrupción  al haber aceptado el soborno de Qatar durante la campaña promocional de aquel pais para el mundial de fútbol que acaba su curso esta misma semana.

No son buenas noticias para nuestra admirada Unión Europea que desde hace unos lustros está atravesando una crisis que no cesa, pero que no debemos dudar que más pronto que tarde saldrá del atasco recuperando la velocidad de crucero  que había conocido desde su nacimiento en 1956.

Pero lo más llamativo del caso es la forma en que el grupo socialdemócrata ha buscado defenderse del oprobio que le han provocado la señora Kaili y sus amigos. Cabalgando sobre el falso mito de la superioridad moral de la izquierda, los socialistas no han podido admitir que algunos de los suyos sean corruptos por lo que han rebautizado la filiación de Eva Kaili diciendo que es socialista pero de derechas.

Es curioso que no se les hubiese ocurrido la misma estratagema para recalificar a todos los encausados de Andalucía y del resto de España, creando para ellos un nuevo partido, el "Socialista de derechas". Si esos "socialistas de derechas" griegos e italianos fueran españoles, les iría mucho mejor. Al amparo de la naciente legislación sobre la malversación, seguro que encontrarían algún resquicio para librarse de la trena.

En fin, de un club -el Parlamento europeo- que ha aceptado como socios a Puigdemont, Comin y Ponsati, cabe esperar cualquier sorpresa.