Solo el Club Deportivo de la Casa de Baños se mantiene en pie como parte del sueño recreativo del Ayuntamiento de 1960
La Dirección General de Costas ha procedido esta mañana a demoler el merendero conocido como Ortega Playa, en la Playa del Pinar de Castellón. De esta forma, la Dirección General finiquita sus pleitos con el propietario, El Círculo Mercantil, y evita el peligro de nuevos Okupas. Solo se ha salvado de la quema el Centro Deportivo de la Casa de baños, que alberga al Club de Vela Eolo. El conjunto recreativo se creó en 1962, cuando el Ayuntamiento de Castellón sacó a concurso la parcela para promover el turismo recreativo Costa de Azahar.
Esperanza Molina/ Castellón Información
El merendero del Círculo Mercantil e Industrial de Castellón, más conocido por su último restaurador, Ortega Playa, ya es historia pasada reducida a escombros.
La Dirección General de Costas ha culminado el proceso que inició cuando denunció las instalaciones, porque no se ajustaban a la Ley de Costas de 1988, al modificar los lindes del terreno público marítimo terrestre. De esta forma se finiquita (o casi) el pleito que mantenía Costas con el Círculo Mercantil, propietario de la parcela desde 1961, que mantiene inscrita a su nombre en el Registro de la Propiedad.
También, con el derribo del inmueble Costas resuelve otro de los quebraderos de cabeza que lo habían mantenido en vilo durante los últimos años, la presencia de Okupas.
La demolición comenzaba esta mañana a primera hora y ¡curiosidad de las curiosidades!, ha sido percibido por los medios de comunicación, porque la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco y el concejal Fernando Navarro ofrecían una rueda de prensa junto a la desembocadura de la Acequia de la Plana, a pocos metros del recinto.
Y es que, aunque los medios de comunicación habían solicitado a la Subdelegación del Gobierno que se avisara de la fecha de demolición, tras el conflicto del último okupa, nadie había abierto la boca… quizá para evitar nuevas polémicas en torno al recinto.
En cualquier caso, el merendero tenía sus días contados desde que el Tribunal Contencioso Administrativo y posteriormente el Supremo fallaron contra los recursos del Círculo Mercantil y la sentencia del Supremo le dio la puntilla.
De esta forma, las máquinas entraban esta mañana en la zona del merendero, delimitada por una valla que la separaba de la Casa de Baños donde se encuentra el Club de Vela Eolo, y poco a poco han llevado a cabo el derribo del inmueble.
Con la demolición no solo se cerraba un capítulo de la historia de la ciudad, sino que también se terminaba con un proyecto que, en 1960 planificó un desarrollo turístico singular para promover las excelencias de la costa de la capital de la Playa…
La revolución turística del Castellón de mediados del siglo XX
Cabe remontarse a finales de los años 50 del pasado siglo. Castellón se reponía de las terribles consecuencias económicas y sociales de la posguerra de la Guerra Civil, y apenas había pasado una década de la finalización de la II Guerra Mundial.
Poco a poco la ciudad se transformaba, crecía, y buscaba nuevos horizontes. La economía prospera y surgen las sociedades culturales.
El 4 de enero de 1954 se legalizaban en el Gobierno Civil los estatutos del Círculo Mercantil e Industrial, una sociedad “cuyo objetivo es ensanchar y dilatar los horizontes del comercio y la industria atendiendo al fomento y estudio de las materias con ellos relacionadas, llevando y aumentando el caudal de conocimientos de carácter mercantil e industrial de cada uno de sus socios”.
La industria florecía en Castellón que mantenía también su vínculo con la agricultura. Pero además, comenzaba a surgir el mito de la ‘modernización’ y la necesidad de montarse en el tren del turismo que llamaba con fuerza a la puerta.
Desde el Ayuntamiento, presidido por José Ferrer Forns se promovía un desarrollo para la construcción de espacios para viviendas de alto estanding en la zona del Pinar, en la Costa de Azahar. Un proyecto que perseguía también crear espacios comunales y recreativos. Por aquella época se llegaron a regalar parcelas a gente famosa del momento para que popularizaran el frontal marítimo de la ciudad, algún listo de la capital de España hizo su agosto en la capital de la Plana, aunque ese tema es para tratarlo en otra crónica.
Comenzado el año 1958 el delegado de Hacienda cedía, en nombre del Estado, al Ayuntamiento de la capital de la Plana una parcela situada en la Playa del Pinar, "está situada en “el paraje denominado ‘Prado’ o ‘Cuadro’”, de 5.300 metros cuadrados, ubicada" “a unos 60 metros al norte de la Urbanización conocida como Costa de Azahar, lindante con la carretera del Grao de Castellón a las Villas de Benicàssim”.
Se trataba de un lugar más que idóneo para culminar el proyecto de desarrollo urbanístico del Ayuntamiento, con un Centro Recreativo de Verano, a pie de playa, cerca del Pinar, bien conectado con el Grao, para el que se elaboró un pliego de condiciones donde se regulaba la construcción de un edificio merendero- restaurante, y junto a él, una casa de baños.
El pleno del 1 de abril de 1961, el Ayuntamiento, presidido por Eduardo Codina aprobaba la enajenación (venta) mediante subasta pública de esta parcela, ya inscrita a nombre del Ayuntamiento, y el pliego de condiciones de cuanto se tenía que realizar y cómo en esta superficie, que se había elaborado en septiembre de 1960. El tipo de licitación se estimaba en 9.540 pesetas, al alza. El proyecto, regulado por el pliego de condiciones debía estar concluido en un plazo de 5 años.
La subasta pública se llevó a cabo, pero solo se presentó una plica, la del Círculo Mercantil e Industrial, con una puja de 9.541 pesetas (una peseta más que el precio de salida). La Junta Permanente municipal oficializó los trámites de la venta el 29 de diciembre de 1961. La venta quedó concluida el 3 de enero de 1962.
¿Cuáles eran las condiciones que tuvo que cumplir el Círculo Mercantil?
Según el pliego de condiciones el Centro Recreativo debía contar con un edificio moderno, con una altura no superior a los 7 metros, con hall, servicios de guardarropa, teléfono, sala amplia de estar y lectura, comedor, restaurante, terrazas, cocina, y todas las necesidades. El presupuesto estimado por los técnicos municipales para este edificio superaba 2,7 millones de pesetas.
Así mismo, el adjudicatario tenía la obligación de construir, dentro o no de esta parcela, pero colindante al edificio principal una Casa de Baños sobre una superficie de 600 metros cuadrados, dotada con duchas, servicios para hombres y mujeres, zona de duchas, cabinas… el presupuesto técnico se situaba en 1.500.000 pesetas.
Se estimaba un periodo de ejecución de 18 meses y se condicionaba incluso el tipo de materiales, e incluso el alicatado.
El Círculo Mercantil cumplió lo pactado, inscribió a su nombre la parcela, y desarrolló el proyecto.
Llegó Fertiberia, se acabó el turismo
Los sueños turísticos de Castellón no duraron demasiado. Todo cuanto se planificó, cuanto se proyectó se disolvió de la noche a la mañana cuando, desde Madrid se pensó en Castellón para la instalación de una fábrica de abonos en plena costa. Fertiberia llegaba a Castellón con la bendición del gobernador Civil Carlos Torres, que no quiso escuchar reparos ni dio su brazo a torcer. Fertiberia se inauguró en 1966 y fue la peor maldición que hubiera esperado Castellón. La instalación de los depósitos de Campsa frente a la fábrica de abonos remató las posibilidades del Distrito Marítimo.
Años de bonanza 'en buena compañía'
A pesar de todo, tanto el restaurante como la casa de baños del Mercantil tuvieron sus años de bonanza. Un Centro recreativo de una sociedad que llegó a tener más de 3.000 socios, y donde sus ‘invitados’ podían presumir de haber podido codearse con tan buenas compañías.
Pero pasaron los años y la casa de baños de El Mercantil fue a menos. Benicàssim crecía, se imponía la doble residencia. La playa de Castellón perdía fuelle frente a las costas de Benicàssim. Cambiaban los tiempos
Mantener el patrimonio de la sociedad, tanto en la playa como en el centro de la ciudad, costaba dinero.
Una forma de costearlo fue alquilar el edificio principal como merendero de playa o restaurante.
Costas cambia las reglas del juego
La ley de Costas cambiaba los lindes, la casa de baños y el merendero quedaron dentro de la zona de dominio público marítimo terrestre. Comenzaron los pleitos.
Por no complicar mucho la historia, las posturas encontradas fueron las siguientes: en una zona de dominio público terrestre no puede haber concesiones eternas, se pueden autorizar actividades que cumplan con la ley, por un periodo de tiempo de 30 años, y con el pago de un canon por la utilización del suelo. Así lo veía Costas y así lo reclamó. Es más Costas llego a ofrecer al Mercantil la posibilidad de ‘legalizar’ el merendero con estas condiciones.
Desde el Mercantil alegaban que eran propietarios de la parcela, que seguía registrada a nombre de la sociedad. Que eran una sociedad sin ánimo de lucro, que no tenían por qué suscribir un periodo de concesión ni pagar un canon por ejercer la actividad.
Hubo algún momento de acercamiento, cuando Costas, en mayo de 2011, dio un periodo de 10 días para que el Mercantil legalizara su situación: periodo de explotación de 30 años que cumpliría 6 años después y un canon de anual de 21.594,77 euros al año.
El Mercantil estaba en sus horas más bajas, el canon parecía excesivo. En sus alegaciones alegaron indefensión, reparos a las condiciones, un canon mucho más bajo y beneficiado en un 70% por su actividad.
Además, en contra a lo solicitado por Costas tampoco presentaron informes técnicos ni la documentación requerida…
El 17 de noviembre de 2011 Costas se pronunció. El Mercantil no había presentado la documentación requerida, por tanto, definitivamente, no se podía legalizar su situación, la actividad era ilegal y por tanto cabía la demolición del inmueble.
El Círculo tuvo también mala suerte con sus arrendatarios, los explotadores del restaurante, unos pagaron mal, otros ni siquiera lo hicieron. De esta forma, la negociación pasó a los tribunales; se sucedieron los pleitos, los recursos y finalmente la sentencia de la Audiencia y finalmente la del Supremo. Ya no había vuelta atrás.
Estos últimos años la zona del Restaurante, que se había popularizado como el ‘Ortega Playa’ se había ido deteriorando, tras el paso de los últimos arrendatarios, llegaron los okupas. Y como no hay dos sin tres la desesperación de Costas no pudo ser mayor cuando, además, se dio la circunstancia de que se metieron a vivir allí menores y el Ayuntamiento los empadronaba.
Finalmente, tal como publicó Castellón Información el pasado mes de agosto, solo quedó una persona dentro, Jorge, que había pactado con Costas abandonar el inmueble el 16 de agosto.
Y aunque hubo algo de resistencia, el local se quedó vacío. Vallado, candado, vigilancia hasta esta mañana, cuando el inmueble ha sido demolido en su totalidad.
Queda en pie la casa de baños reconvertida en Club de Vela, que acoge al Club Eolo. El Círculo Mercantil y el Club tramitan con costas la autorización para poder mantener la actividad deportiva, y de momento parece que las cosas van por buen camino.