Todos sabemos que un trabajo no tiene por qué ser perfecto y que un trabajo es necesario para pagar las facturas. Pero dejando a un lado estas dos cuestiones, ¿cuándo deberíamos tomar consciencia de que nuestra permanencia en un trabajo ha tocado fin y que deberíamos buscar otra cosa? Te cuento …
En primer lugar, cuando la cultura y los valores de la empresa no encajan contigo. Esta fue mi última experiencia profesional. Después de un cambio de dirección general en la compañía para la que llevaba dos décadas trabajando, empecé a sentir que allí ya no encajaba. Dejé de comulgar con aquella gente, sus valores y sus decisiones. Las personas pasaron a un segundo plano. Lo único importante eran los números. Así los más “antiguos” fueron los primeros en salir. Nos decían que teníamos autonomía y capacidad de decisión y no era cierto. Que confiaban en nosotros y todas las decisiones eran miradas con lupa. Una empresa donde lo único importante se llamaba “dinero”. Mis intereses eran diferentes. Estuve dos años más y cada día fue una penitencia, hasta el día de mi salida.
En segundo lugar, ¿eres capaz de utilizar tus dones en tu actual trabajo? Recuerdo trabajando en el área de finanzas que si bien era un trabajo cómodo y no estaba mal remunerado (siempre el dinero), no me llenaba. Tenía la sensación al llegar a casa de no haber sido útil y sentirme infrautilizado. Por más que intenté hacer las cosas mejor y diferente, seguí sintiendo que aquel no era mi trabajo para el que había nacido. Estaba muy alejado de mis principales dones: inventar y generar ideas y por otra parte motivar, desarrollar y cohesionar equipos para conseguir objetivos. Te invito a que leas mi último artículo: “¿Cuál es tu don profesional?”, para conocer más sobre la temática. A veces, hablando con la empresa, puede que encontréis otro puesto en el que tú te sientas útil. Pero si no lo hay y permaneces, lo pagarás con el tiempo. No digas que no te avisé.
Por último, si estás en un trabajo en el que no tienes otra razón para estar que: ves difícil el cambio porque necesitas dinero, te ves mayor, no confías en tus habilidades, o el Domingo no paras de pensar en tu lunes de mierda y/o aquello de “más vale malo conocido, que bueno por conocer”, es momento de cambiar. Sí, ¡toca cambiar! Empieza a pensar en todo lo que podrías tener si cruzas el río del miedo y llegas a la otra orilla. Créeme que merece la pena y además con el tiempo, no solo te sentirás satisfecho contigo mismo, te preguntarás por qué no lo hiciste antes. Y cuidado, eso no significa que tengas que marcharte de inmediato de donde estás. Desde la seguridad de tu trabajo, empieza a buscar. ¡Muévete! Nunca es tarde para hacer ese cambio.
Amigo lector; “La vida es muy corta y el trabajo ocupa una parte importante de ella”.
¿Qué vas a hacer con tu vida?