David Vicente Segarra. Diputado provincial y alcalde de la Torre d'En Besora
Los pueblos del interior, esos que viven lejos de las playas y de las fábricas azulejeras, tienen que reinventarse cada día para garantizar su supervivencia. Y los alcaldes y alcaldesas de los pueblos más pequeños de nuestra provincia tenemos que hacer verdaderos juegos de magia para que nuestros vecinos puedan disfrutar de todos esos servicios que garantizan el mismo bienestar y la misma calidad de vida que se goza en los grandes municipios. Y para ello hay que estirar – y estirar, y estirar- un presupuesto que siempre es demasiado pequeño, optimizando hasta el último céntimo; y, por supuesto, buscar el apoyo del resto de administraciones públicas.
Hace solo unos días, asistimos atónitos a la decisión de la Diputación socialista de José Martí, de desmantelar las ayudas que permiten a muchos pueblos contar con el servicio de taxi rural, un programa que puso en marcha, precisamente, el PP con un solo objetivo: garantizar a los vecinos de estos municipios, la mayoría de avanzada edad, un transporte directo a sus centros médicos.
Una medida contra los pueblos pequeños. Una medida socialista que divide a los castellonenses entre ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, según el lugar en el que vivan. Y una medida que, por supuesto, no ayuda a luchar contra la despoblación…
Nuestro secretario general, Salvador Aguilella, en su condición portavoz del PP en la Diputación ha hablado muy claro: “El PSOE obliga a los pueblos, con escasos recursos, a echar mano a sus inversiones para recortarlas y, con esos fondos, asegurar el servicio a sus vecinos que demanda, como no podía ser de otra manera, por la utilidad y la eficacia de la prestación. Es otra muestra del castigo hacia el interior, hacia los que menos tienen”.
Y claro, como los recursos económicos son limitados, al final una u otra partida se van a ver afectadas. Esa es la sensibilidad de la izquierda. Esa es la sensibilidad del PSOE.