Cristina Ramón. Periodista.
¿Por qué se le da tan poca importancia en los medios de comunicación? La respuesta es muy fácil: tristemente, el deporte femenino no vende, no da audiencia ni genera ingresos por publicidad a las cadenas de televisión, con lo cual no es rentable su cobertura. Esto es algo que obviamente habría que cambiar, ya que nuestras deportistas entrenan como las que más y realizan grandes sacrificios para poder llegar al 100% a la competición, sobre todo aquellas que ya son madres.
Serena Williams, una de las mejores tenistas de la historia, fue madre en 2017 y desde entonces ha emprendido una lucha para lograr que las mujeres deportistas puedan compaginar el cuidado de sus hijos con la competición.
Hace apenas un año se volvió viral una imagen de la estadounidense sosteniendo en brazos a su hija Olympia mientras calentaba antes de su regreso a la pista en el Open de Australia. Williams, gracias a su lucha, consiguió que la WTA proteja a las tenistas que han sido madres, ya que estas podrán volver a competir con el ranking que ostentaban antes del parto en un periodo de tres años. Otra tenista, la Belga Kim Clijsters, anunció su vuelta a las pistas en 2020 a los 36 años después de siete años retirada en los que se ha convertido en madre. Pero entre las deportistas españolas también se han visto obligadas a para su actividad en el competición debido a la maternidad. GemmaMengual, una de nuestras mejores nadadoras de sincronizada (con permiso de Ona Carbonell) tuvo que aparcar el deporte en 2010 cuando se quedó embarazada de su primer hijo, Nil. Luego volvió a la competición e incluso llegó a participar con la propia Ona Carbonell, la nadadora más laureada de la historia de los mundiales de Natación con 23 medallas, en los Juegos Olímpicos de Río 2016. El pasado mes de octubre, la catalana anunció por sorpresa su renuncia a participar en la cita olímpica de Tokyo 2020, ya que quiere ser madre.
Bien es cierto que la invisibilización del deporte femenino es cada vez menor, pero todavía queda mucho por hacer. Estas mujeres logran en algunas disciplinas resultados superiores a los de sus homólogos masculinos y sin embargo los grandes periódicos deportivos del país no les dan más que una esquinita en su portada. En el caso de las cadenas de televisión, el buen resultado de una deportista en una competición se ventila en cinco segundos difuminado con la despedida del informativo. En 2013 la nadadora Mireia Belmonte batió en Berlín el record de mundo de los 400 y 800 metros libres en piscina corta, algo que los periódicos relegaron a un segundo plano ante el nuevo peinado de Sergio Ramos. El caso de Sergio Ramos es curioso, porque se llevó a la portada de diarios deportivos hasta su boda con la televisiva Pilar Rubio. La transformación de la prensa deportiva en una suerte de prensa rosa de Hacendado es algo que sin duda trataremos en otro post.
En los últimos Juegos Olímpicos, los de Río de Janeiro, de las 17 medallas conseguidas por la delegación española, 9 llevan la firma de una mujer, mientras que las 8 restantes las consiguieron hombres. Mireia Belmonte, Maialen Chorraut, Eva Calvo Lydia Valentín, Carolina Marín o Ruth Beítia o las chicas de la selección femenina de Baloncesto se hicieron con un metal en Brasil, sin embargo sus nombres prácticamente no vuelven a ser escuchados hasta la siguiente cita olímpica. Así como los de otros muchos deportistas, chicos también, que despuntan en deportes minoritarios los cuales solo podemos disfrutar de ellos en televisión cada cuatro años. De ello también hablaremos, como no, en otro post.
Las deportistas realizan grandes sacrificios para poder llegar al máximo en la competición y al mismo tiempo poder formar una familia y dedicarles el tiempo que merecen. Nadie les regala nada ni les facilitan la conciliación. En algunos casos, ni siquiera disponen de un lugar digno donde poder entrenar. La gallega Ana Peleteiro, una de las grandes promesas del atletismo español, denunció en agosto de 2018 la falta de sitio para llevar a cabo su entrenamiento. El entrenar en lugares no acondicionados para la práctica deportiva es algo que puede dar lugar a graves lesiones de los deportistas y por desgracia esto es el pan de cada día para muchas y muchos de ellos. Por todo esto y mucho más es imprescindible darle voz al deporte femenino y no dejar a estas grandes luchadoras en el ostracismo.