Visitantes de toda procedencia aprovechan el fin de semana para visitar los navíos en la gran fiesta del mar
La tercera jornada de Escala a Castelló se ha saldado con numeroso público y miles de visitas a los barcos históricos que se dan cita en esta gran fiesta del mar. El Mircea de la Armada rumana, celebraba la Pascua, y el RCN Castelló ofrecía bautismos de mar y exhibiciones náuticas. Y si la mañana ha estado movida, la tarde no ha dado respiro: Desfile a primera hora, homenaje a los que dejaron su vida en el mar y Justas de Sète.
Esperanza Molina/ Castellón Información
Día muy ventoso y algo complicado en la tercera jornada de la V edición de Escala a Castelló en la capital de la Plana.
Como se esperaba, han sido miles las personas que se han acercado hasta PortCastelló para visitar los veleros históricos que se han dado cita en el Puerto: La Nao Victoria; el Galeón Andalucía; el carguero neerlandés Oostersheld; el bergantín Morgenster; el buque escuela Mircea, de Rumanía; la goleta de la Generalitat Tirant I; el pailebote Pascual Flores, de Torrevieja; el buque Ciutat de Badalona; el bergantín-goleta Cervantes Saavedra; y el patrullero Infanta Cristina de la Armada Española. Personas de toda procedencia y condición, hasta el punto de que en los muelles de Costa y de Levante la interculturalidad era completa y se escuchaba hablar en casi todas las lenguas.
El Real Club Náutico de Castelló volvía a realizar sus jornadas de puertas abiertas con bautismos de mar que se realizaron con mucha prudencia por el viento, que llegó a alcanzar ráfagas cercanas a los 30 nudos de intensidad. Y aunque las nubes amenazaron mucho, ‘Sant Pere no movió los muebles’ y Escala a Castelló se salvó de la lluvia. A resguardo del viento hacía calor.
Fiesta y Huevos de Pascua en el Mircea
En el Mircea, barco escuela de la Armada rumana, se vivía una jornada muy especial, ya que se celebraba la fiesta de Pascua. Una festividad que para ellos resulta muy familiar y particularmente importante.
Para compartir esa sensación de familia con los visitantes, a bordo del navío se realizaban demostraciones de cómo se crea, de forma completamente artesanal el huevo de Pascua. Una ocasión para la que han venido expertos de Rumanía.
Y no se crea el lector, aunque el acabado es impresionante, todo comienza con un sencillo huevo de gallina que pasa por una transformación tan compleja como eficaz.
Comentaba la concejal Mónica Barbás, que ejerció de traductora y presentadora para Castellón Información que, en la religión ortodoxa, que es la mayoritaria en Rumanía, tienen la creencia de que, bajo la cruz de Cristo, se colocó un gran cesto con huevos que se tiñeron completamente de sangre. De ahí, que el huevo de pascua tradicional sea de color rojo, aunque ahora puede presentarse de múltiples colores.
De momento (y perdone el lector si hay algún error u olvido) el huevo, fresco, se vacía por un pequeño agujerito y se limpia completamente el interior. Después es impregnado con cera hasta quedar completamente sellado. El huevo queda de color amarillo. Se lava con agua caliente, aunque no mucho para evitar que la cera se derrite. Posteriormente se dibujan unos símbolos en él y se pinta de rojo. Aunque en su versión más moderna, es sometido a tintes y queda de color negro, encerado. Cuando se retira la cera, se convierte en una pieza única de diversos colores que le da la apariencia de un huevo de cerámica decorado.
Los patrones y tripulantes de los navíos pasaron toda la mañana de trabajo intenso con las visitas a sus barcos. Todo el mundo quería ver y conocer como son las naves.
El campamento militar, el rincón de los niños, las demostraciones de armas, las teatralizaciones, el mercado artesana, el marinero y la oferta gastronómica, repartida entre los dos muelles, también supusieron un enorme atractivo para grandes y mayores durante toda la jornada.
Desfile en Escala a Castelló
Pasadas las 16:30 horas de la tarde comenzó el desfile prometido. Soltó amarras delante del hotel Turcosa, con los botafocs y el silbido y el humo de su pirotecnia. Tras ellos, se representaron Los Tercios españoles, con la bandera que los representó durante siglos en el imperio español. Luego llegaron las bailarinas exóticas que danzaron al son de la música. También desfilaron los ‘trabucaires’ y los antiguos nobles y conquistadores españoles, con el soldado leal que gritaba durante el recorrido: ¡Viva el rey!.
No podían faltar ‘los piratas' de la Colla Bacalao con su batucada y su frenética danza. Ni la representación de los antiguos soldados españoles de las colonias de Cuba y Filipinas.
Y por supuesto, allí estaban los graueros con su mejor representación y también con sus damas y reinas de Sant Pere, y con ellas el Grup de Dansa con sus bailes populares.
Desfiló la representación de la ciudad francesa de Sète, con los portadores de las varas y los escudos que utilizan para batirse en las Justas en el mar. También la Asociación Cultural rumana, con una gran bandera de Rumanía, delante de los marinos que forman parte de la tripulación del Mircea.
Y luego las tripulaciones de los otros navíos, entre ellos, los navegantes del Ciutat de Badalona, los de la Fundación Nao Victoria que navega en los barcos de la Nao Victoria, el Pascual Flores y El Galeón. Y tras el baile de la bandera del Oostersheld, finalmente lo hicieron las autoridades acompañadas por la Banda del Grau de Castelló.
El desfile recorrió parte del Paseo de Buenavista del Grao para desviarse después y adentrarse en el muelle de Costa. De esta forma pasaron delante de navíos como el Galeón, que estaba lleno de visitantes ‘hasta la bandera’.
Después enfilaron hacia el muelle de Levante donde se realizaría el homenaje a aquellos que dejaron su vida en la mar.
Un detalle sumamente bonito fue el momento en el que los participantes de las Justas de Sète montaron un arco con sus varas por los que desfiló la Banda del Grau.
A medida que se desarrollaba el desfile el Puerto se llenó más y más de gente que transitaba por los dos muelles.
Entre los ‘peros’ que cabría poner a esta actividad, la ‘desorganización (o así es como se veía desde fuera), a partir del momento en que la comitiva se adentró en el muelle de Costa, porque el público y los desfilantes llegaron a mezclarse, en algunos momentos sin mucho orden ni concierto. También el contraste entre la sobriedad de los tripulantes del Mircea, que desfilaron uniformados como miembros de su Armada, y las actitudes menos... 'formales' de otras tripulaciones, que llegaron a parecer una colla de Magdalena después de 5 días de fiestas.
O la falta de explicaciones sobre el acto a las víctimas de la mar, preparado en el muelle de Levante. Si muchos visitantes ya tuvieron sus problemas para pasar de un muelle a otro, la gran mayoría ignoraba cómo o cuando se tenía que hacer qué, y la Policía hubo de acotar una zona desde donde contemplar el acto…
Pero el Puerto era una fiesta, una gran fiesta del mar, que también acogió y se volcó con las Justas de Sète.
Durante la jornada de mañana también se desarrollará un intenso programa de actividades.