Desde el 2008 han cerrado el 61,27 % de sucursales de la provincia, lo que está ocasionando quejas entre los vecinos castellonenses. La provincia ha pasado de tener una ratio de 0,1 oficinas bancarias por kilómetro cuadrado a 0,04. Las personas mayores son las más afectadas por esta problemática y cada vez son más las protestas y campañas organizadas para reclamar una solución a los bancos y administraciones.
Laura Torlà/ Castellón Información
La brecha digital es una problemática que está afectando a toda la sociedad española y de la que la provincia de Castellón no se salva. Más concretamente, la digitalización de los bancos y sus actividades están causando una enorme brecha generacional que se refleja en diferentes protestas y campañas de reclamo hacia las entidades bancarias y las diferentes administraciones.
Debido a fusiones y absorciones bancarias a lo largo de los años, la crisis económica y posteriormente la necesidad de digitalización para adaptarse a la pandemia de Covid-19, las oficinas bancarias están desapareciendo y el personal se va reduciendo en mayor medida, y sustituyéndose por máquinas y cajeros automáticos.
Según datos del Banco de España, Castellón ha perdido desde la crisis de 2008 hasta la pandemia en el año 2020, el 61,27 % de sucursales bancarias, la mayoría de ellas ubicadas en el entorno rural. La provincia ha pasado de tener una ratio de 0,1 sucursales bancarias por kilómetro cuadrado a 0,04.
Las personas mayores, las más afectadas
Esta evolución del mundo bancario a la digitalización ha discriminado a cierta parte de la sociedad que no conoce el funcionamiento de las tecnologías o no las tiene a su alcance. Las personas mayores son las más afectadas por esta brecha digital que se ha convertido también en generacional. “Cuando tengo que pagar algo siempre voy a la ventanilla y si es algo que se hace en el cajero al final siempre tienen que salir a ayudarme”, explica una señora de la ciudad de Castelló cuando se le pregunta sobre si sabe utilizar los cajeros.
“Yo tengo que acompañar a mi madre todos los meses a sacar dinero con la tarjeta, porque ella sola no se aclara y me da miedo”, confiesa una mujer que sí sabe utilizar el cajero, pero su madre no.
Otra de las quejas que expresan las personas mayores cuando se les ha encuestado y preguntado por la digitalización a pie de calle, son las pocas facilidades que los bancos y las administraciones les ofrecen cuando se trata de temas relacionados con ellos, como las pensiones o los viajes del Imserso. “Te ponen para pagar un día y una hora concreta, de 9 a 10, y todos tenemos que ir en ese momento”, aclara un jubilado que reside en la capital.
Las quejas por parte de los castellonenses encuestados también radican en la falta de atención personal, aunque entiendan el funcionamiento de los cajeros. “Como tengo cuentas en varios bancos me vuelvo loca, tengo que ir a una hora a uno y luego a otro y llegar antes de las 11:00 horas”, explica una joven.
Campañas y recogidas de firmas
Han sido muchas las quejas por parte del grupo generacional de la tercera edad y otros grupos de la sociedad, hasta el punto de organizar campañas contra los bancos y recolectar firmas. ‘Soy mayor, no idiota’ ha sido una de las más sonadas en las últimas semanas. Se trata de una campaña organizada por Carlos San Juan, un valenciano de 78 años, para pedir que los bancos den un “trato más humano”. Hasta el momento, el jubilado ha conseguido más de 60.000 firmas de toda España en change.org y que ha registrado en la sede del Ministerio de Economía y Hacienda y en el Banco de España.
Debido a las quejas y el revuelo que está causando esta situación en el mundo bancario, las administraciones están impulsando diferentes cursos de alfabetización digital dirigidos a personas de la tercera edad e impartidos sobre todo en zonas rurales. También las propias entidades bancarias se están comprometiendo a revisar sus apps y páginas web para adaptarlas a esta generación.