La entidad se creó para sufragar las obras de nueva construcción tras su derribo por orden municipal en 1937
Esta mañana se ha declarado la disolución de la Fundación de la concatedral de Santa María, creada con el objetivo de obtener fondos para la completa reconstrucción del templo. Esta disolución ha sido calificada de paso obligado, una vez completados los trabajos para los que se había creado y liquidadas las deudas de la Fundación. La iglesia de Santa María fue demolida por orden municipal en 1937, y vuelta a edificar por orden y con la dirección de Vicente Traver.
EM/ Castellón Información
La Diputación Provincial acogía esta mañana el acto por el que se disuelve la Fundación de la concatedral de Santa María en Castellón.
Se trataría de un paso lógico que debería haberse realizado mucho antes, una vez que concluyeron los trabajos para recobrar el templo, demolido por orden municipal entre 1936-37, tras un incendio provocado que destrozó gran parte del interior.
El problema que ha retrasado la disolución se ha centrado en las deudas acumuladas por la Fundación, debidas al impago de la parte que correspondía al compromiso que asumió en su momento la Generalitat.
Solventado el problema económico que, según algunas fuentes fue asumido al 50% por el Obispado mientras que el resto era asumido proporcionalmente por el resto de los patronos; y según otros, fue liquidado directamente por la iglesia, la fundación ya no tenía sentido.
Esta Fundación, reconocía el diputado Vicent Sales, no tiene nada que ver con los compromisos posteriores para vestir el frontal del templo con un retablo monumental, encargado al pintor burrianense Vicente Traver Calzada.
De hecho, la parte central de este retablo ya fue presentado al público la pasada primavera, y descrito en una exposición sobre su creación, que se puede visitar en la Diputación Provincial.
Es más, durante esa exposición, el presidente de la Diputación, José Martí, se comprometió a presupuestar para el 2020 una nueva partida para poder completar el retablo con dos nuevos lienzos del mismo autor.
En lo que se refiere a Santa María, la historia de este templo, piedra angular de la ciudad y después también de la diócesis Segorbe- Castelló, ha pasado por numerosas vicisitudes. Construida y vuelta a construir, esta versión, la de ahora, es la tercera iglesia que se conoce, emplazada en el mismo lugar que ocuparía la original, aunque algo más retirada de la calle Colom.
La primera, conocida como la Iglesia Mayor, fue creada tras el permiso de traslado y la fundación de la ciudad. Se trataría según las referencias, de un templo sencillo, que ya utilizarían los fieles para rendir culto a Santa María en 1272. El incendio producido en 1340, debido a la negligencia del rector de Santa maría, mossen Francés Oliveres, condenado a pagar la restauración, pudo ser la causa de su enorme deterioro o, como apuntan otros historiadores, también pudo ser víctima de un terremoto también recogido en las crónicas de la ciudad.
Lo cierto es que los documentos constatan fuertes inversiones para reconstruir la ‘segunda’ Iglesia Mayor de Santa María, que comenzaron el 26 de diciembre de 1409. Aquel nuevo templo rompía con la dinámica románica e incorporaba nuevas técnicas de construcción y un estilo gótico meridional. La piedra utilizada provenía de Mallorca.
Poco a poco y con el paso de los años, la Iglesia de Santa María se fue ampliando y fue embelleciendo su estructura.
Pero del conjunto aquella iglesia y su interior ya solo quedan las descripciones de los historiadores y fotografías antiguas en blanco y negro.
Cuando se proclamó la II República, el 14 de abril de 1931, surgieron opiniones en torno a la idoneidad, de mantener el templo en un lugar tan señalado de la ciudad. Algunas corrientes de pensamiento llegan incluso a apuntar en la conveniencia de ‘eliminar’ el templo para urbanizar el centro urbano con una imagen más diáfana…
Todo ello pese a que Santa María había sido declarada Bien de Interés Nacional.
En la sesión de constitución del Ayuntamiento de Castellón, del Frente Popular, el 16 de febrero de 1936, presidido por Manuel Aragonés Cucala, ya se mencionó la posibilidad antes comentada en su propuesta para “que nos asociemos todos en una labor de progreso que ha de transformar Castellón en una gran ciudad”.
El 2 de junio de 1936, el Ayuntamiento ordena la demolición de la Iglesia de Santa Clara, porque el Ayuntamiento necesitaba ese solar para “un completo y ordenado aprovechamiento del total edificio y fijar nuevas alineaciones urbanas, de las calles en que se encuentra enclavado y porque sin la apropiación del solar de la iglesia, se imposibilita en grado sumo sacar el debido rendimiento, higienizar las callejas adyacentes y dar ocupación a la necesitada clase obrera, remediando en parte el paro forzoso de la ciudad”.
Un mes después (17 de julio de 1936) comenzaría el alzamiento militar contra la República y por tanto, la Guerra Civil. El 24 de ese mismo mes, un grupo de anarquistas provocan un incendio en la iglesia de Santa María que destroza el interior del templo. El 23 de agosto, el Ayuntamiento aprovecha los hechos para proclamar ya una demolición parcial de la iglesia. Según el alcalde: “es evidente que, ante todo ha de estudiarse el quitar ese taponamiento que hoy obstruye la calle Colón, como seguramente se puede quitar, dejando solamente la parte del edificio, digámoslo así más ornamental, que es el recayente a la plaza Constitución se me había ocurrido que se propusiera al Estado cediera dicho edificio al Ayuntamiento para construir allí el archivo provincial de protocolos histórico, que es de una importancia extraordinaria par ala unificación y conservación de los documentos históricos”.
El 17 de noviembre, ya sucede a Manuel Aragonés Josep Castelló-Tárrega como alcalde en el pleno del ayuntamiento se presenta una moción urgente: “que el edificio de la Iglesia de Santa María sea derribado totalmente”. Se aprueba por unanimidad, y en el texto que lo respalda se justifica la medida por “razones de salubridad o urbanísticas”.
El 11 de mayo de 1937 solo quedaban los portales del edificio. Esa misma mañana se había recibido la orden de suspensión de la demolición emitida por la Dirección de Bellas Artes.
Los portales se desmontaron en agosto de 1937.
No todo se perdió de aquella iglesia. Hubo muchas personas, de todas las ideologías que contribuyeron a proteger y guardar parte de lo que había sido el rico patrimonio de Santa María. También se conservaron algunos portales. Las piedras de la iglesia se utilizaron para la construcción del nuevo edificio del matadero.
Cuando entraron ‘los nacionales’ en Castellón, el primer Ayuntamiento del 1 de septiembre de 1938 planteó ya la construcción de la tercera Iglesia Mayor de Santa María.
Con la victoria del Frente Nacional, la República da paso a una Dictadura gobernada por el general Franco. Es entonces cuando se crea un órgano destinado a la reconstrucción de zonas desbastadas por la guerra.
El proyecto de la nueva iglesia de Santa María fue realizado por el arquitecto Vicente Traver, que tomó posesión de la alcaldía el 15 de abril de 1939 y dirigió los trabajos de construcción que comenzaron el 14 de junio de 1939.
Los gastos iniciales fueron cubiertos gracias a esta Comisión de Regiones Desbastadas, pese a que Castellón había sufrido en menor medida los destrozos de la Guerra Civil, gracias a intervenciones como la de Serrano Súñer, cuyo padre fue el ingeniero que construyó el Puerto de Castellón.
Poco a poco, Santa María volvió a cobrar forma. El proyecto de Traver se ejecutó por fases. Comenzó por la parte principal del templo, que se retranqueaba unos metros de la calle Colón para mantener la anchura de la calle.
La consagración del templo se produjo el 4 de mayo de 1999.
La recuperación de Santa María en su integridad pasó a constituir un objetivo de ciudad, para lo cual se creó la Fundación de Santa María, de la que formaban parte el Obispado, pero también la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Castellón, la Generalitat Valenciana y entidades privadas.
En mayo de 2003, el obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón JoséMaría Reig Pla, el alcalde de Castellón, José Luis Gimeno, y el conseller de Obras Públicas, José Ramón García Antón, firmaron un convenio para financiar la última fase de la reconstrucción de la concatedral de Santa María, cuyo importe global ascendía a 2 millones de euros, con una subvención por parte de la Conselleria de 1,3 millones de euros.
Tras la firma del convenio se realizó el acto de la puesta de la primera piedra de la obra que daba lugar a la creación del edificio para usos de apoyo a la concatedral, con Sacristía Mayor, Sala Capitular, Museo, archivo salas de reunión y despachos, vestuarios y almacenes, así como el Claustro, concebido como un elemento de unión en todo el conjunto de la concatedral.
La última fase también tenía como cerrar el solar y embellecer estéticamente toda la zona comprendida por la calle Mayor, calle Colón y Arcipreste Balaguer.
El problema, es que la Generalitat no pagó parte de lo que debía. De ahí que se generara una deuda de casi 400.000 euros.
Liquidada la deuda, la Fundación deja de tener sentido.