Las elecciones del domingo dejan, sin ningún tipo de paliativo, una victoria contundente del PP frente al sanchismo, pues, aunque eran elecciones municipales y autonómicas está claro que ha sido un voto de “basta ya” a un presidente nefasto que ha llevado a España a un deterioro institucional como nunca se había conocido.
Pero hay que hacer una reflexión sobre el ascenso de Bildu por su importancia en el territorio y por el futuro de España. Si hay que buscar responsabilidades por el fenómeno de este ascenso se lo tenemos que atribuir, sin duda, al presidente Sánchez que ha encumbrado a Bildu como socio preferente en el Gobierno de España. Esta responsabilidad es compartida con el PNV que, por otro lado, es el principal perjudicado de esta subida electoral, y lo es porque fue quien apoyó la moción de censura contra Rajoy, a pesar de haber pactado presupuestos una semana antes, se echó en brazos de Sánchez y “de esos polvos, estos lodos”.
La traición se paga y puede ser que el PNV tal y como pronostican las encuestas nacionales pierda la hegemonía política, después de muchas décadas, en el País Vasco. Hubiera sido diferente si esta traición del PNV no hubiera sido efectiva ya que el escenario en estos momentos sería totalmente diferente. El apoyo del PNV a Pedro Sánchez, que se ha demostrado que no tenia ningún fundamento, ha traído consecuencias que el PNV sufre en sus propias carnes y va a suponer que el ascenso de Bildu puede desembarcarle en un futuro de todas las instituciones.
Aunque esta situación nos pilla lejos en el tiempo no por eso deja de ser menos preocupante, que un partido político que lleva en sus filas a personas que han hecho tanto daño a Euskadi y España no debe pasar desapercibido. El País Vasco tiene una oportunidad de rectificar y frenar el ascenso de Bildu el 23 de julio, sería mejor para la convivencia de los ciudadanos vascos y de todos los españoles.
