Han sido 365 días frenéticos, con la lucha incesante por lograr alcanzar el premio de subir a Segunda por la vía rápida, y en los últimos meses para demostrar que el equipo de la capital de la Plana ha vuelto al fútbol profesional para quedarse
El año 2024 que está a punto de decir adiós será recordado por lograrse en el el ascenso de Primera Federación a Segunda División, por la vía rápida, como campeón de grupo, y porque en el arranque de la temporada 2024-25 se han puesto los cimientos para consolidar el proyecto en el fútbol profesional. Y es que, el histórico Castellón, ha vuelto para quedarse. Y soñar con objetivos más altos a corto y medio plazo.
Este año que se está yendo arrancó con el Castellón primero de grupo, marcando las diferencias y teniendo entre ceja y ceja el ascenso directo. Para ello debía quedar campeón del grupo II de Primera Federación, algo que consiguió a falta de varias jornadas para finalizar el campeonato. Fue una inmensa explosión de alegría entre la marea de aficionados albinegra de toda la provincia de Castellón.
Logrado ese anhelado objetico, el segundo era y es la consolidación del proyecto en Segunda División, dentro de una temporada 2024-25 que todos señalan como una de las categorías más duras que se recuerdan por el historial y potencial de la práctica totalidad de los 22 equipos que la conforman. Una mini-Primera División.
Y se llegó al parón navideño con el Castellón dejando claros signos de que muy mal le tienen que rodar las cosas en estos cinco primeros meses de 2025 para no logar la permanencia. Para consolidar el proyecto en Segunda y para afrontar la próxima temporada sin tapujos y sin renunciar a nada. La Primera División está más cerca, pero lograr dar el salto a esa categoría no será nada fácil, aunque no hay nada imposible.
Así que ahora se le dará la bienvenida al 2025 con la máxima ilusión y con las máximas expectativas. Deseándole a Haralabos Voulgaris y a su equipo, a Dick Schreuder y su equipo, al plantilla y a la afición albinegra toda la suerte del mundo.