El cese se produjo el 22 de mayo de 2018 en un Consejo Rector convocado de forma urgente en el Ayuntamiento de Castelló
El Juzgado de lo Contencioso Administrativo juzgará hoy la demanda interpuesta por Juan Vicente Bellido contra su destitución como presidente de la Junta de Fiestas de Castelló el 22 de mayo de 2018. Aquella destitución se produjo en un Consejo Rector, convocado de forma urgente, al que no acudió la oposición municipal, y después de dos años de intentar forzar su dimisión.
Esperanza Molina/ Castellón Información
El cese fulminante de Juan Vicente Bellido, producido en mayo de 2018 llega ahora a juicio, dos años y medio después. La vista tendrá lugar a las 10:00 horas en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo.
Historia de una destitución anunciada
Los hechos se produjeron un 22 de mayo de 2018 después de años de enfrentamiento entre la concejal de Fiestas de entonces, Sara Usó, y su acoso al presidente elegido por la Asamblea de Fiestas, Juanvi Bellido.
Juanvi Bellido era el flamante presidente que se votaba por mayoría para una ‘era más democrática de las fiestas’, después de un largo periodo presidido por Jesús López y para un plazo de cuatro años, tal como establecían los estatutos del Patronato de Fiestas.
El Ayuntamiento de Castelló también había cambiado, el pacto de izquierdas de PSOE con Compromís con el apoyo de Castelló en Moviment, desbancaba al PP al frente del equipo de gobierno.
Parecían nuevos tiempos, se convocaba un Congreso Magdalenero con las promesas municipales de cumplir sus acuerdos, y el sector festero feliz, contento y confiado.
Pero los pronósticos no se cumplieron.
La Comisión de Investigación de las Fiestas, impulsada por Castelló en Moviment levantaba ampollas en el sector de la fiesta. Era solo el principio.
Los primeros enfrentamientos entre la nueva concejal de Fiestas (de entonces), Sara Usó, con el presidente electo de la Junta de Fiestas empezaron ya en la Magdalena de 2016. Todo lo que había sido anunciar una regulación ‘con lupa, luz y taquígrafos’, de la fiesta, de lo que presumió la nueva concejal, se tornó en divisiones, rencillas y miserias cuando las cuentas no cuadraron.
A partir de aquel momento la guerra se declaró por todo lo alto, hasta el punto, de que una funcionaria llevaba a juicio a Juanvi Bellido, por lo penal, y con Sara Usó de testigo, que fue reconvenida por el juez del caso. Todo quedó en aguas de borrajas, pero no hubo un solo día que la concejal del PSOE, que presidía el patronato de Fiestas no le pidiera la cabeza en forma de dimisión.
Pero Bellido no dimitió. Lo había elegido la Asamblea de fiestas y debía de ser esa misma asamblea la que lo cesara o lo reconviniera. Y eso no ocurrió.
Después de tres años tortuosos, y con tres Magdalenas de por medio, en plenas fiestas dicen que se produjo una discusión entre Sara Usó y Juanvi Bellido. Ella afirmó que le gritó, él lo negó todo pero también mostró el acoso al que estaba sometido.
El resultado es que, después de felicitarle por como habían discurrido las Fiestas de Castelló a Juan Vicente Bellido se le abrió un expediente disciplinario. Ojo, a un presidente de la Junta de fiestas que no cobraba un euro por dejarse la vida en su organización, le presentaron hasta testimonios falsos (como luego se demostraría, porque los que tenían que respaldar las acusaciones lo negaron después), y todo para intentar ‘largarlo’ por la puerta de atrás.
Pero Juan Vicente Bellido tampoco dimitió. Así las cosas, llegó la tan traída lamentación de: “es que con su carácter…” y así se fue gestando el golpe final.
Cuando se descubrió que Juan Vicente Bellido había llegado al punto de presentar una querella contra el acoso de Sara Usó, la bomba estalló de repente y en unas horas se convocó un Consejo Rector de Fiestas con un solo fin: destituirlo por las bravas.
El Consejo Rector de Fiestas se convocó con menos de 24 horas de antelación, un martes 22 de mayo. El representante de Ciudadanos en el Consejo se encontraba de viaje en Rumanía, ya lo había avisado. Por parte del Grupo Popular, la convocatoria también era intempestiva, tanto por la urgencia de la fecha (en ese momento María España trabajaba), como por un contenido que creían que no se ajustaba a la normativa.
Así las cosas, y por las buenas, con la excusa de una carta de los padres de una reina, y de una acusación de cuatro miembros de la Junta, que lo denunciaban por prevaricación en un texto incompleto y mal justificado, el Consejo Rector de Fiestas al mando de Sara Usó cesó al presidente festero, Bellido, sin contar con la Asamblea de Fiestas. Estaba cantado. Y encima, sin la oposición, como quien dice por unanimidad.
El final de aquella película de terror para el 'món de la festa' todavía no se ha escrito, y tardará en redactarse, entre otras cosas, porque si los ‘conciliadores’ del sector festero esperaban nuevas concesiones con una nueva Junta de Fiestas para el año que faltaba, tampoco aquí acertaron los pronósticos. Uno de los testigos que comparecerá hoy presentó candidatura para la Junta de Fiestas, pero no lo consiguió. Se votó por mayoría la candidatura de Noelia Selma, alabada, hasta la saciedad por quienes después la cesarían también en diciembre de 2019, al abolir de un plumazo y por decreto la Junta de Fiestas.
No se cumplieron los acuerdos del Congreso Magdalenero, se despreció a la Comisión que se dejó la piel en la redacción de propuestas para los nuevos estatutos y ya no se sabe siquiera si hay Asamblea de Fiestas, porque todo aquel sistema innovador para devolver la fiesta a los festeros, que impulsó Daniel Gozalbo, se disolvió como azucarillo en manos de un nuevo Consejo Rector, presidido en aquella ocasión por Pilar Escuder.
La Covid se ha llevado hasta la Magdalena del 75 aniversario, el problema es que de la Junta de Fiestas y que revolucionó un día a Castelló, ya no queda nada.
