La primera intención era iniciar los trabajos el 9 de marzo
Un grupo de vecinos reclama dejar las obras para el verano
Clara Parra
Incertidumbre. Esa es la situación en la que se encuentra la ejecución del proyecto de demolición de los antiguos juzgados de Vila-real después de la reunión que el pasado martes mantenía el alcalde, José Benlloch, junto a los ediles, Pasqual Batalla y Emili Obiol con vecinos y comerciantes de las calles próximas para explicarles el proyecto ya que muchos de ellos se opusieron al inicio de las obras en pocas semanas.
Una reunión planteada por el equipo de gobierno local que pretendía, en una primera instancia, explicar a los vecinos en qué consistirían las obras y los distintos plazos de ejecución que tendrían los trabajos. Pero, las previsiones se vinieron abajo cuando una parte de los presentes se salió del guión previsto y exigió al Consistorio que retrasara el arranque de las obras para el verano con el objetivo de minimizar el impacto que estas tendrían entre el vecindario y los comercios de los alrededores.
De hecho, un grupo de vecinos presentó en la misma reunión a los responsables políticos una carpeta con 200 firmas como muestra de apoyo a ese retraso y las consecuencias que ello podría acarrear a la hostelería por la cercanía de la Semana Santa, la Ruta de la Tapa o las propias celebraciones de las fiestas en honor al patrón de la ciudad, San Pasqual.
45 días de obras
En un principio, la intención del equipo de gobierno municipal estaba clara: iniciar las obras de derribo, de estas antiguas dependencias judiciales el próximo lunes de 9 de marzo, para que en el plazo de unos 45 días estuviera ya preparada la plaza provisional que se creará una vez desaparecida la mole de hormigón.
Ahora, tras la postura en contra de parte de los vecinos y comerciantes, el equipo de gobierno que dirige, José Benlloch, ha acordado para el próximo lunes una reunión en la que se tomará una decisión al respecto tendiendo en cuenta las sugerencias y peticiones vecinales y “que responda al interés general”, según fuentes del Consistorio.
A esta primera fase de las obras, que supondría la eliminación de las viejas dependencias judiciales, seguirá en un futuro una segunda fase que pasaría por la reforma integral del propio Mercado Central y su entorno con el objetivo de convertirlo en un punto de atracción comercial y lúdico-gastronómico servicio de parking.
