Por Vicente Pallarés. Alcalde de Sant Joan de Moró y diputado provincial
Frente a las políticas recaudatorias de la izquierda, en el Partido Popular siempre hemos defendido que donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los ciudadanos. Es una forma de mejorar la calidad de vida de las personas y, al mismo tiempo, de dinamizar la economía. Y es que el consumo genera riqueza para todos y, sobre todo, crea puestos de trabajo. Y crear puestos de trabajo es la mejor política que ninguna administración pública pueda llevar a cabo.
Por eso, desde mi llegada a la alcaldía de Sant Joan de Moró en el año 2011, puse en marcha una política para que el pago global de impuestos y tasas municipales sea lo menos gravoso posible para las economías domésticas. Rebajar o eliminar tasas o impuestos municipales se traduce, lógicamente, en una reducción de los ingresos para las arcas del ayuntamiento, pero eso no debe tener ninguna repercusión negativa para las obras y servicios que reciben los vecinos si existe una gestión económica transparente basada en la optimización de los recursos. Hasta el último céntimo es importante.
La economía española, al igual que la valenciana, por supuesto; está profundamente dañada debido a la falta de talento –y también de talante- por parte de la izquierda para gestionar, primero, la crisis sanitaria de la Covid-19 y, ahora, los efectos provocados por la invasión de Ucrania… En esta provincia padecemos, sin ir más lejos, la delicada situación por la que atraviesa la industria azulejera…
La situación es dramática para muchas familias que no llegan a fin de mes, y para muchas empresas –grandes y pequeñas- que tienen graves problemas para poder hacer frente a las nóminas de sus empleados… Por eso ahora es el momento perfecto para que tanto el Gobierno de España como la Generalitat Valenciana se pongan -por fin- al lado de las personas con un cambio radical en sus políticas económicas. Es necesario que se apueste por la revolución fiscal de Mazón en la Comunitat Valenciana y por el Plan de Medidas urgentes para las familias y empresas que Feijóo ha presentado a Pedro Sánchez y que, por supuesto, el socialista ha rechazado…
Está claro que a Sánchez y a Puig les interesa más su puesto –sillón, coche oficial y sueldazo- que el bienestar de los ciudadanos. Pero no pueden ignorar que el pasado mes de abril, el desempleo volvió a crecer en la provincia de Castellón: 132 personas perdieron su empleo y la cifra de parados asciende ya a 36.773 castellonenses. Esa es la única y verdadera radiografía de la política socialista.