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lunes, 15 de diciembre de 2025 | Última actualización: 23:59

El Grau de Castelló rinde homenaje a Sant Pere, en un segundo año sin sus fiestas tradicionales por la pandemia

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El ‘día grande’ sin desfiles ni procesiones, pero con una misa en la parroquia organizada por la Cofradía de Pescadores

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El día de Sant Pere, fiesta local de Castelló, ha vuelto a convertirse en un ‘triste de mi’, con una celebración que solo ha podido respetar la misa en honor al patrón del Grau de Castelló y del resto de la capital de la Plana.

La misa, organizada por la Cofradía de Pescadores ha estado presidida por la teniente de alcalde de Grao Mari Carmen Ribera, con la asistencia de los ediles Pilar Escuder, Omar Braina, Vicente Guillamon, Begoña Carrasco, Vicente Guillamon y Vicent Sales.
Las reinas de las fiestas de Castellón Carmen Molina y Gal.la Calvo han acompañado vestidas de castelloneras a los vecinos del Grao, y en representación de toda la población marinera la comisión de fiestas de Sant Pere, con sus reinas Marina Torrent y Miriam Hidalgo, junto a los presidentes Jorge Casanova y Antonio Tirado.

 width=Tras la misa una mascletà a cargo de la pirotecnia Peñarroja.

Por segundo año consecutivo, la pandemia de la Covid obligó a suspender todos los festejos con los que la Comisión de Fiestas de Sant Pere transforma el distrito marítimo y reúne a miles de personas.

Ni desfiles, ni procesión, y una sensación de tristeza que arrebata parte de las tradiciones a los habitantes de la franja costera de la ciudad.

La ‘semana grande’ del Grau, considerada también como las fiestas de verano de la capital de la Plana, tendrán que conformarse con eso. Ni charangas, ni día de las paellas ni 'torrá' de la sardina.

Y de nuevo, una mirada hacia adelante con la promesa puesta en que, el próximo año se pueda vivir con aquella ‘normalidad’ que ya cada vez parece más lejana.

Si tristes fueron las últimas dos Magdalenas en la capital de la Plana, no lo es menos ver como el Grau se llena de añoranza y se siente con el corazón encogido por dos años ‘robados’ por una pandemia que se resiste a dejar paso a las tradiciones y los festejos.