Empresas familiares mantienen la tradición en Cati, Atzeneta, Benlloch y Cabanes generando empleo en un interior que lucha contra el despoblamiento
Ramón Pardo/Castellón Información
El marketing ha contribuido a que nos creemos una mapa mental del turrón que nos lleva hasta Jijona, pero Castellón también tiene sus “jijonas”. En la provincia existe una tradición turronera desde el xiglo XIX. Más de cien años en los que se ha forjado un linaje vinculado a apellidos como los Agut, Barberá o Blasco. Empresas familiares que van asociadas a poblaciones del interior como Benlloch, Atzeneta, Catí, incluso en Cabanes, aunque más recientemente, que han generado empleo y retenido habitantes en ese interior en riesgo de vaciarse.
Estas familias son las depositarias de una tradición familiar que se mantiene y que se nutren de productos naturales, de su entorno, de esos que la economía ha devenido en tildar de kilómetro cero. La base primordial es la almendra y los almendros que forman parte de ese ecosistema natural que en su época de floración ofrecen un colorido espectacular, que da paso a un fruto apreciado por su calidad, la almendra del tipo marcona. Almendra que une a las cuatro firmas turroneras de la provincia y que proyecta y refuerza una imagen de marca reputada y apreciada en los mercados español e internacional.
En ese recorrido por la cuna de este dulce navideño nos adentramos en espacios abiertos de las comarcas de la Plana Alta y el Maestrat con campos cubiertos de almendros que son la base para modelar el turrón. Pasamos por poblaciones que subisten en torno a la repostería impulsada por empresas familiares que creen empleo, que dimaniza la economía comarcal y retienen población.
Un trayecto que comenzaríamos en Atzeneta, en Turrones Barberá, la más antigua y longeva de las firmas turroneras. A los pies del Penaygolosa, la familia Barberá mantiene viva la tradicional confección de este dulce siguiendo las recetas en las que se basó en 1872 su fundador Ramón Barberá. La confección artesanal del turrón es la base del éxito y asegura la continuidad 150 años después. Su gerente, José Barberá, explica que la clave radica en “usar siempre productos de primera calidad como la almendra marcona de nuestra propia cosecha”.
Siguiendo ruta nos adentramos más al interior en busca de la empresa familiar de los Blasco, en Catí. Fue en 1915, hace ya 106 años cuando empezaron a hacer turrones y desde entonces han pasado cinco generaciones que han mantenido la tradición hasta ahora, en que la empresa es dirigida por Aurelia Puig, la mujer de Juan José Blasco, artesano turronero reconocido con el sello del Centro Artesanía Comunitat Valenciana. Como Barberá en Atzeneta, los Blasco siguen fieles a las fórmulas artesanales para elaborar este dulce. Fórmulas que tienen en la almendra marcona y en la mil como ingredientes básicos.
Ya de vuelta hacia la costa, sin abandonar el interior, pasaremos por Benlloch, a visitar la fábrica familiar de Turrones Agut, que desde 1915 elabora artesanalmente el turrón, siguiendo las recetas de los bisabuelos de los hermanos José Manuel y María José Agut. Ellos son los continuadores de una tradición que vincula sus turrones con la presencia de su marca en las ferias agroalimentarias de la provincia.
Cabanes es la última parada de esa ruta gastronómica, a escasos metros del arco romano, que forma parte del entorno, al igual que ocurre en Atzeneta con el Penyagolosa destino de ancestrales peregrinaciones, o la ermita y el balneario de l’Avellà , en Catí o el aeropuerto que comparten Benlloch y Vilanova d’Alcolea.
Artesana de Turrones, SA, en Cabanes, es la empresa más joven de las cuatro que integran esta ruta, ya que su creación fue en 1978, en el último tercio del siglo XX. La marca que elabora los turrones San Luis que toman su nombre de la regia figura de San Luis IX, al cual se le atribuye uno de los reinados más ejemplares y completos de la historia, con valores fuertemente arraigados a la justicia e igualdad entre las diferentes clases sociales, fama que le llevó a ser Santo. Unos valores que buscan impregnar a estos turones.
Aquí podemos poner a prueba los conocimientos adquiridos en esta ruta porque ofrece al visitante la oportunidad de realizar un recorrido por la historia del turrón a través de las distintas salas de un museo por el que pasan escolares y grupos de la tercera edad.