Luis Andrés Cisneros
Según reza el Diccionario de la RAE, la palabra negocio tiene varios significados, el primero es el que hace referencia a una ocupación, quehacer o trabajo y, entre otros más, encontramos otra definición, aquello que es objeto o materia de una ocupación lucrativa o de interés.
Por ejemplo, en la Wikipedia, encontramos la explicación a esa palabra como: un negocio que consiste en un método de formar u obtener dinero a cambio de productos, servicios, o cualquier actividad que se quiera desarrollar. Fíjese bien, querido lector, que en todas las acepciones aparecen las palabras ‘dinero’ o ‘lucro’.
Si nos atenemos a la etimología de la palabra, vemos que negocio deriva de las palabras latinas nec y otium, que significa ‘lo que no es ocio’. Para los romanos, otium era lo que se hacía en el tiempo libre, sin ninguna recompensa; entonces negocio, para ellos, era lo que se hacía por dinero.
En estos tiempos que corren, uno de los negocios más exitosos y que es una especie de monopolio, al menos en nuestro país, son los ‘chiringuitos que deciden, de manera totalmente oscura, qué es verdad y qué es mentira y qué noticia es verdadera o falsa. Y todo ello lo arropan bajo el manto de una supuesta lucha contra los bulos.
La victoria de Donald Trump en 2016 empujó al multimillonario Marck Zuckerberger (WhatsApp y Facebook) a crear un monopolio de empresas dedicadas a actuar de censores a nivel global. Esta acción se enmarcaba de lleno en el establecimiento del Nuevo Orden Mundial y había que buscar lacayos que sirvieran de censores en los distintos países del mundo.
Para revestir con algo de laca y barniz esta censura pura y dura, se inventaron la International Faxt-Checking Network (Red Internacional de Verificación de Datos) que es quien da la bendición a las manipulaciones censoras de sus socios y afiliados.
Había que buscar censores en España, teniendo en cuanta que este campo de la censura era totalmente novedoso y había que hacerlo con gente que hubiera demostrado su compromiso con el progresismo y con los postulados del socialismo, comunismo, secesionismo y con tintes liberticidas.
Y se pusieron manos a la obra. Curiosamente no existía ninguna empresa que se dedicara a la censura y las montaron con una celeridad superior a la de Fernando Simón contando mentiras, las empresas son la Agencia EFE (Estado), Maldita.es y Newtral. A continuación, analizaremos las características e historia de las dos últimas. La primera ya sabemos de que pie cojea, siendo del Estado es un ente a las órdenes directas de los gobernantes.
Vayamos con Maldita.es, que se dedica a chequear noticias, tanto en las redes sociales como en los medios de comunicación. La cabeza visible y fundadora es Clara Jiménez junto con Julio Montes, Se fundó en 2018 y, según presumen, se financia por donaciones, becas, premios y de colaboraciones con otros medios. Curiosamente, se vanaglorian de no tener ánimo de lucro, o sea que los que allí trabajan no deben cobrar ni un euro. Aquí ya tenemos el primer bulo o noticia falsa que ellos no censuran.
La tal Jiménez, tiene un curriculum ligado a la Sexta. Por si esto no fuera suficiente, colabora en el programa de Julia, en Onda Cero, en programas e RNE y de TVE. Lo que se dice un historial al servicio de los social-comunistas, o sea que ya sabemos que nunca en la vida censurará nada que provenga de los liberticidas o de sus medios afines.
Para mayor escarnio, la otra empresa, Newtral, también está hermanada con la Sexta, ya que su única accionista es Ana Pastor, la sectaria figura del medio de comunicación liberticida. Con toda seguridad, también su motivación será la ausencia de lucro, o sea que es otro chiringuito que, sin cobrar un euro, viven a cuerpo de rey de los ‘donativos’ que reciben del poder.
Su comportamiento está tan claro como el agua. Sólo censuran y denuncian los comentarios o noticias que están en contra del pensamiento único o del globalismo más recalcitrante.
No hemos visto, en esto últimos días, ni una sola censura a los acosos violentos que, desde casi todos los partidos políticos, se han lanzado contra VOX. Ni una sola mención a la información falsa y tergiversada que, sobre estos mismos hechos se han vertido en los medios masivos de manipulación de masas (prensa, radio y televisión). Ni un aviso sobre los bulos difundidos por representantes del arco político parlamentario, acusando a VOX de fascistas, violentos etc.
Su modo operativo es sencillo, fácil y elemental y se resume de la siguiente manera: ‘todo lo que está en contra de mi pensamiento es falso y mentira’. No han sido capaces de designar como falsos los argumentos de Twitter cuando cerraron la cuenta de VOX. Ni tampoco denunciar el acoso a Trump por parte de las redes sociales. Se han convertido en unos Dioses de la Verdad y en unos lacayos del globalismo, para lo cual emplean métodos similares a los que utilizaba la Stasi de la extinta RDA.
Si fueran honrados con la verdad, deberían día sí y día también, avisar a la población sobre las mentiras cotidianas que, todos y cada uno de los miembros de este gobierno, divulgan sin cesar. Pero claro, si así lo hicieran se les acabaría el negocio y para ellos es más importante seguir chupando del bote que los españoles puedan salir de la ruina en la que sus jefes los han sometido.
Su único sentido moral se resume en esta frase: ‘la pela es la pela’.