Completada la extracción de la carga que cayó al fondo del mar en el Muelle del Centenario de Castellón
La empresa contratada por las aseguradoras ha completado ya la extracción de la carga que cayó al fondo del mar en el accidente del Nazmiye Ana, en el Puerto de Castellón. Una vez localizado el cuerpo del estibador, el buque y todo cuanto ha tenido lugar en el siniestro atraviesa una nueva fase. El ‘otro viaje’ del Nazmiye Ana: la investigación, la depuración de responsabilidades civiles y penales, el desguace de la nave y la batalla legal.
Esperanza Molina/ Castellón Información
La localización del cuerpo del estibador portuario en el interior del barco volcado en el Puerto de Castellón ha puesto fin a una de las fases más dramáticas de este accidente. Pero la historia del Nazmiye Ana no ha finalizado y todavía falta mucho camino por recorrer, aunque ya libre de la angustiosa espera de la familia y los compañeros de David.
La compañía de rescate del Nazmiye Ana, Ardentia Marine, contratada por la aseguradora del P&I ha completado la extracción de la carga que se desprendió del buque durante el accidente y que cayó al fondo del mar.
La responsabilidad penal
El casco del barco permanece bajo el control de los dispositivos de la Guardia Civil, como Policía Judicial, sobre el muelle del Centenario. El Juzgado de Instrucción nº 3, que abrió diligencias después del accidente, continúa con sus indagaciones.
El objetivo principal es el de depurar las responsabilidades penales. Intentar conocer qué paso aquella tarde noche del 28 de mayo cuando la nave, que realizaba las últimas labores de carga, volcaba en cuestión de segundos y quedaba con la quilla al sol. Un accidente que generó dos víctimas mortales y varios heridos.
Buque de bajo riesgo según el sistema internacional de control de seguridad
Las teorías que se barajan descartan inicialmente que la nave pudiera tener algún defecto estructural que propiciara el siniestro. De hecho, el Nazmiye Ana navegaba con bandera panameña (país que tiene reconocida bandera blanca según el código internacional en el que se encuentran clasificados los países y sus flotas en función del riesgo y el índice de seguridad). Estaba operado por una empresa con base en Turquía. No estaba calificado en el sistema de control internacional como un barco de riesgo y solo estaba sujeto a una inspección anual que ya había superado en un puerto italiano sin que se detectaran incidencias.
¿Qué ocurrió durante la carga?
Así las cosas, si el barco no ofrecía riesgos estructurales, cabe apuntar a que los motivos que generaron el accidente estuvieron producidos por un error en el cálculo de la carga, por un fallo en el Plan de Carga, o por un defecto en cuanto a los datos declarados sobre la mercancía que portaba; bien la que transportaba desde Barcelona, de donde procedía; o la que incorporaba en su escala en el Puerto de Castellón.
En cualquier caso, la declaración de la carga y su peso real debían figurar en la documentación oficial presentada por el buque a la Autoridad Portuaria.
Plan de Carga
Fuentes expertas de la Marina Mercante consultadas por Castellón Información, señalaban que la Seguridad Internacional obliga a declarar el peso y el contenido real de la carga. Es más, antes de iniciar las labores de estiba, los barcos deben contar con un Plan de Carga, en el que se indica cómo realizar esa operación para equilibrar la colocación de los pesos. Es decir, para evitar que un desequilibrio de la mercancía genere una falta de estabilidad en la flotabilidad de la nave.
El Plan de Carga lo realiza la compañía que opera con el buque. Las naves más modernas disponen de ordenadores que realizan los cálculos. No era el caso del Nazmiye Ana que, por su antigüedad carecía de este dispositivo. Sin embargo, no es obligatorio. El Plan de Carga puede realizarlo la compañía desde su base central antes de la travesía, o sobre la marcha, en contacto con los responsables del buque y es supervisado también por su primer oficial.
Sea como fuere, algo falló aquella tarde. El desequilibrio de los pesos provocó la pérdida de estabilidad y, como consecuencia, el vuelco del buque.
La complejidad del proceso de investigación
Ahora bien, ¿será fácil comprobar dónde se produjo el error o el fallo de aquellas maniobras con resultado de pérdida de vidas humanas y daños personales?
Las mismas fuentes explicaban la complejidad del proceso de investigación. Para empezar, será fundamental la colaboración y el asesoramiento de expertos en este tipo de siniestros. No son accidentes habituales que se investiguen en los juzgados de instrucción.
Por otra parte, la única declaración sobre la carga, su peso, su contenido y su plan de carga a bordo del barco, son los que figuran en la documentación oficial aportada por la compañía naviera del Nazmiye Ana.
Por poner un ejemplo, en un accidente producido en tierra se puede investigar la carga declarada y la recuperada tras el siniestro para averiguar la exactitud de los datos, salvo que el siniestro hubiera derivado en la destrucción de la mercancía...
El hecho de que parte de la carga cayera al fondo del mar tampoco facilitará la investigación. Aunque se haya recuperado el contenido del buque que se hundió en el muelle, el estado de estos restos no garantiza que se pueda hacer una comprobación completa de la carga y de su peso. Todo ese material, depositado en el fondo del mar, puede haber modificado sus características y, mezclado con el agua de mar, puede camuflar detalles que, en otro caso se hubieran podido investigar con mayor facilidad.
La familia del estibador castellonense se ha personado como acusación particular, y tanto ellos como sus amigos y compañeros han solicitado que “se haga justicia”. Que se depuren las responsabilidades, pero la tarea no se presenta sencilla.
Tampoco cabe olvidar que el vuelco del Nazmiye Ana generó también otra víctima mortal, el marinero indio de 22 años.
La precariedad de la tripulación del barco turco
La Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) investiga también la situación “de esclavitud” en la que trabajaba parte de la marinería.
Tal como publicó Castellón Información, el inspector que ha llevado el caso manifestaba que se incumplieron muchas de las normativas que deben regular la situación laboral de los trabajadores en el mar.
Por ejemplo, los tripulantes indios confirmaron que para poder enrolarse en el Nazmiye Ana hubieron de pasar por manos de una empresa intermediaria que, en connivencia con la compañía, cobraban una ‘mordida’ de 5.000 dólares por el embarque, algo del todo ilegal. El sueldo de estos marineros era mísero, apenas 300 dólares al mes, muy inferior al salario regulado por el derecho internacional, con el que abonaban el ‘impuesto’ para poder trabajar. Se sospecha también, que carecían de derechos en cuanto a la jornada laboral y descansos. No eran los únicos que cobraban por debajo de los estándares regulados, pero si los que más la sufrían y además denunciaron haber sufrido presiones de la compañía turca para ocultar su situación.
Las responsabilidades civiles y económicas
Además del drama humano de esta historia, también hay un complejo proceso para depurar las responsabilidades civiles y económicas.
Los armadores, las compañías navieras responsables del flete disponen de seguros para respaldar sus operaciones. Dado el elevado volumen económico de este tipo de siniestros es muy difícil que una sola aseguradora pueda hacer frente a los gastos e indemnizaciones que se generan con accidentes como este. Por esta razón, las aseguradoras marítimas forman parte una especie de consorcio de seguros que en el ámbito marítimo se denomina P&I.
En el siniestro del Nazmiye Ana, el P&I se personaba en el Puerto de Castellón a las pocas horas para analizar la situación, proponer alternativas de rescate y hacer frente a las responsabilidades derivadas del accidente. En este caso, la compañía aseguradora que las representa, tiene su base en Barcelona.
Un accidente como el del Nazmiye Ana conlleva ya de por si un desembolso importante: la pérdida del buque, la perdida de la carga, y la responsabilidad derivada sobre su tripulación.
Hay otros gastos a tener en cuenta: Los generados por las primeras intervenciones realizadas por diferentes organismos y los medios utilizados; la contratación del plan de rescate y la empresa que lo lleve a cabo, cuyos trabajos no suelen ser baratos por la especialización que requieren. Además, las consecuencias del accidente en el lugar que se produce: perjuicios para el Puerto por las operaciones realizadas y las que deja de realizar.
En este sentido, también cabe recordar que el Puerto permaneció cerrado durante varios días en la búsqueda del estibador, lo que, a su vez, puede haber generado pérdidas a empresas o sectores que operan bajo el paraguas de la Autoridad Portuaria.
Mientras el Nazmiye Ana permanezca varado en el muelle del Centenario hay zonas con menor operatividad que pueden requerir compensaciones económicas por los daños directos, pero también por el lucro cesante.
Esta segunda parte de la historia del accidente del Nazmiye Ana no ha hecho más que empezar y se avecina una batalla legal de enormes dimensiones.
Un último apunte, si durante el accidente del Nazmiye Ana y todo el operativo marítimo la responsabilidad directa correspondía a la Capitanía Marítima, una vez depositado el casco en tierra asume el mando la Autoridad Portuaria.
Y si lo que ha ocurrido en Castellón ha sido grave, una historia semejante se repite en Santander, aunque en este caso el barco afectado es un pesquero, con un tripulante desaparecido y la nave se ha hundido a más de 100 metros de profundidad. La misma empresa que se hizo cargo del rescate del Nazmiye Ana, Ardentia Marine, opera ahora en aguas cántabras.