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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

El reloj del Provincial vuelve a contar las horas diez años después y en plena pandemia de coronavirus

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Instalado en el campanario de la capilla, vuelve a ser el gestor del tiempo del edificio sanitario

El reloj de la capilla del Hospital Provincial ha vuelto a contar las horas después de diez años de mirar el tiempo desde la distancia. Instalado en el campanario de la capilla, ha visto venir los tiempos y fue testigo de la Guerra Civil y la destrucción de la sociedad hasta ser derribado por un obús. El gestor del tiempo del Provincial vuelve a funcionar en plena pandemia de coronavirus.

Esperanza Molina/ Castellón Información

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El Hospital Provincial de Castelló, inaugurado en 1897, contaba con un viejo reloj instalado en la parte superior de la capilla. Un reloj de los de antes, de los que marcaban tiempos y contaban historias tan profundas e intensas como las de ahora… solo que aquel reloj de una capilla que hubo de ser reconstruida después de la Guerra Civil Española, llevaba 10 años sin funcionar y ahora, por fin, ha vuelto a ponerse en marcha.

No es una gran noticia, pero está ahí. El reloj de la capilla del Hospital Provincial ha vuelto a contar las horas en plena pandemia sanitaria del coronavirus.

Y con él han vuelto a revivir las antiguas historias de la ciudad y de su provincia. Épocas felices y prósperas y temporadas menos pudientes; momentos de poderío en una ciudad que trabajaba por convertirse en la capital de la provincia, y en un territorio que se estrenaba como administración provincial.

El reloj del Hospital Provincial no formaba parte del edificio original tal como se proyectó, aquel que se inició cuando la sanidad pasó a ser un objetivo vital de la provincia y su administración.

En 1897 se inauguraba oficialmente un hospital provincial que necesitó de 20 años para poder llegar a ser una realidad, y que comenzó a edificarse gracias al testamento de un farmacéutico español que vivía en Cuba, y que quiso honrar con sus bienes a la Diputación y a la Beneficencia que dependía de la institución provincial.

Hospital de Trullols Castellón 1900La historia venía de antiguo. Castellón era apenas un pueblo grande en el último cuarto de siglo XIX que comenzó a crecer como mancha de aceite. La población se multiplicaba, la agricultura daba beneficios y la industria comenzaba a manifestar su potencial.

En 1830 se aprobó por fin la ley de división provincial, pero hasta 1870 las Diputaciones, entre ellas las de Castellón no alcanzaría el pleno reconocimiento de sus funciones.

Para entonces, Castellón, la provincia que había sobrevivido a la peste y al cólera, se encontraba en una situación sanitaria deplorable. El Hospital de Trullols, seguía siendo el único referente; por cierto, creado también en el siglo XIV, gracias al apoyo económico de un benefactor, Guillem de Trullols.

En 1864 la Diputación acordó por fin que había que desarrollar un proyecto mucho más ambicioso. Un hospital capaz de dar servicio a los habitantes de la capital de la Plana, pero también del resto de la provincia.

Pero los grandes proyectos son fáciles de anunciar y difíciles de desarrollar. Se necesitaba dinero y la Diputación no tenía tantos recursos. Fue entonces cuando un farmacéutico que vivía en Cuba dejó en testamento su fortuna a la Diputación y a la Beneficencia, que dependía de Diputación provincial. Aunque hubo que pleitear con los familiares, la Diputación recibía finalmente el dinero necesario para sacar adelante el anunciado hospital.

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El proyecto fue encargado al arquitecto Manuel Montesinos Arlandis, que sería también el autor de la Plaza de Toros, el autor del proyecto de la Trinidad, de la cárcel y del nuevo cementerio de San José.

Se diseñó siguiendo los modelos más avanzados de las reglas sanitarias del momento, concretamente, tomando como ejemplo el hospital de la ciudad francesa de Brest.

Las obras comenzaron en 1882, gracias al dinero del farmacéutico y en una época de gran prosperidad para la capital de la Plana y de la provincia.

Fueron los finales del XIX, cuando el tren llegaba a Castellón, cuando se trasladaba el cementerio del Calvario y cuando se edificaba la Plaza de Toros y se creaba el Parque Ribalta. Castellón crecía y se desarrollaba.

Aunque inicialmente se eligió lugar idóneo la zona del convento de San Francisco, los problemas para adquirir los terrenos determinaron ubicarlo junto a la Puerta de Alcora, en la zona oeste de Castellón, fuera del casco urbano, donde Diputación tenía terrenos.

Y aunque durante los primeros años se vendió la obra como el edificio más moderno de Castelló, referente sanitario del territorio español, los tiempos no cumplieron sus expectativas y faltó el dinero.

El proyecto original comprendía el diseño de pabellones paralelos, con grandes jardines y patios para poder mantener zonas de aislamiento para los casos de enfermedades infecciosas. El presupuesto inicial era de 795.000 pesetas de la época, con una capacidad para 470 camas debidamente separadas entre si.

Pero una vez que comenzó a faltar el dinero, el proyecto se convirtió en una carga y, finalmente, el diseño original de Montesinos se recortó al 50%, los pabellones separados se comunicaron entre si en torno a un gran jardín y las medidas sanitarias que habían impulsado el trabajo del arquitecto, rebajaron sus expectativas.

hospital Provincial 1953

La fecha de inauguración oficial está datada en 1897 aunque se cuenta que la estructura exterior del inmueble pudo estar acabada antes a falta del equipamiento interior. Las 470 camas se redujeron a 235. Pero con todo, era muy superior al antiguo Hospital de Trullols, al que se habían añadido dependencias y con el que se habían fusionado los otros hospitales de la ciudad. Y sin duda, fue esencial después, cuando llegó la gripe de 2018, una pandemia mundial que generó más víctimas que la Primera Guerra Mundial. Una pandemia que, el doctor Clará de Castellón, afrontó con decisión y con medidas muy similares a las que se han llevado ahora a cabo.

La capilla del Hospital Provincial fue construida en 1926, sobre el diseño de Manuel Montesinos Ibáñez, hijo del arquitecto que había diseñado el proyecto original.

Aquella primera capilla del Hospital Provincial ya contaba las horas y los minutos con un primitivo reloj. Pero pocos relatos cuentan los detalles.

Si que cuenta la historia, que el Ayuntamiento de Castelló decidió encomendar el cuidado de los enfermos a la Orden de Hermanas de la Caridad. Pero ante la tardanza de las monjas en asumir esta encomienda, se acabaría nombrando a cinco monjas de la orden de la Consolación, creada en Castellón, y que en lo sucesivo y hasta hace poco se encargaba del auxilio de los pacientes.

Durante la Guerra Civil la capilla fue destruida por un obús y reconstruida durante la posguerra. La nueva capilla se inauguraba en octubre de 1939. Desde entonces el reloj ha presidido el devenir de un centro que se amplió y complementó con los años hasta convertirse en un centro sanitario de referencia para Castellón y su provincia.

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Hace 10 años el reloj se paraba, acallaba su voz mientras Castellón, tras una nueva época de esplendor volvía a sumirse en una crisis económica mundial.

Ahora, en plena pandemia del coronavirus el reloj del Hospital Provincial vuelve a levantar su voz una vez arreglada su maquinaria.