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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Ñ, de España

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Marisol Linares. Vicesíndica del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes Valencianas.

La semana pasada, un medio de comunicación de tirada nacional dedicaba su portada y un amplio espacio a la noticia de que el idioma ESPAÑOL es la segunda lengua más hablada en el mundo, exactamente 495 millones de personas lo hablan, y para el año 2030, el 7,5% de la población mundial será hispanohablante.

Pienso que esta noticia no ha quedado en la memoria de los españoles, quizás abrumados por las noticias que día a día salen y que nos hacen perder de vista la importancia que tienen algunos hechos, como es el que nuestra lengua española esté en expansión, mientras otros idiomas como el inglés y el chino en proporción a los habitantes descienden.

La rigurosidad de los datos viene avalada por el trabajo ingente que viene realizando el Instituto Cervantes.

Pero eso nos debe llevar a varias reflexiones, sobre todo a los nacionalistas más radicales que se empeñan en que en las comunidades autónomas, la lengua propia supere en conocimiento al español, saltándose en numerosas ocasiones los derechos fundamentales de los ciudadanos, e incluso haciendo caso omiso a las sentencias de los tribunales de Justicia, como viene sucediendo en Cataluña.

Claro que es bueno,  necesario y enriquecedor que sepamos la lengua que hablaban nuestros abuelos, son nuestras raíces y forma parte de nuestras señas de identidad, rotundamente SÍ, pero hemos de defender de forma enérgica el equilibrio con el idioma español, pues todos somos primero españoles, y luego valencianos, gallegos, andaluces o vascos.

En un mundo globalizado como el actual, hemos de velar porque nuestros jóvenes estén preparados para salir fuera de nuestra comunidad y de nuestra nación, y ello conlleva que los idiomas sean una herramienta necesaria y útil para poder encontrar nuevas oportunidades en otros países.

Por fortuna, la lengua cooficial  en nuestra comunidad no ha sido nunca fuente de conflicto y el Presidente Alberto Fabra y su gobierno está apostando de una manera firme por el trilingüismo en nuestros colegios desde la más tierna infancia para que nuestros niños reciban una formación que les permita acometer con todas las garantías los retos que nos depara el futuro.

Y para finalizar otra reflexión, ¿estamos dejando, cada vez más, la educación de nuestros jóvenes en manos de los profesores y los colegios? Hay que recordar que es la familia la que tiene el deber y la obligación de educar y los colegios de formar a nuestros hijos.

Pero, ¿está la familia también en crisis? Eso será objeto de otro análisis.