Federico Arnau. Comerciante jubilado.
Donde están la rayas rojas de no traspasar la libertad de expresión, en el todo vale bajo el paraguas de la democracia, porque de lo contrario no es ser democrático.
El pasado sábado yo viví la libertad y el libertinaje. La libertad la presencie en el Auditorio de Castellón durante el concierto que ofrecieron los 80 músicos de la banda de la Guardia Real previo al acto castrense del domingo en el Parque Ribalta.
En el Auditorio lleno hasta la bandera, habían ciudadanos de derecha, izquierda, comunistas y nacionalistas, porque los conozco, porque algunos son familiares amigos o conocidos y por lo tanto nadie me puede decir que solo eran fachas los que asistieron a ese concierto.
La libertad de expresión se hizo efectiva en ese auditorio, quien quiso aplaudió, quien no, pues no, pero se tuvo el respeto que se debe, la cultura musical son estrofas sin colores y por eso no vi ni lazos amarillos aunque alguna blusa o detalle había, pero como vestimenta común no reivindicativa.
Debo de agradecer al Director de la banda que como es lógico incluyese al principio el Rollo y Canya y terminase con Magdalena festa plena, después del espléndido sitio de Zaragoza.
Pero agradecerle fuera de programación tocar la pieza que su anterior director alicantino compuso para el 750 aniversario de la fundación de Castellón, y se ponen los pelos de punta cuando interpretando la pieza que se utiliza para desfilar la famosa canción de Marujita Díaz Banderita, comenzar a levantarse en pie el público cantando dicha canción con un respeto absoluto de los ciudadanos que no comulgan con dicha canción. Por primera vez en mi vida y tengo 66 años, he visto a un Auditorio o cualquier otro sitio que los ciudadanos de Castellón y yo por primera vez cante el Himno de la Comunidad Valenciana y tras el Himno Español los aplausos fueron atronadores por todos de todos los colores eso fue libertad.
Tras este acto de libertad presencie el libertinaje a través de la televisión en la final de la copa de Su Majestad el Rey.
El libertinaje es el exceso y abuso de la libertad. No importa ni la moral ni las buenas costumbres como la educación y la muestra de una actitud arrogante e irrespetuosa por parte del individuo.
Todo esto es lo que ofrecieron los miles de aficionados, no todos, pero si los independentistas del F.C Barcelona en los aledaños del Metropolitano y dentro del estadio.
La UEFA señala que en los partidos de futbol deben de omitirse los actos políticos, y por eso la policía retiró las camisetas con inscripciones de rasgo político, no aquellos que fuesen simplemente de amarillo, incluso no retiraron las esteledas.
Una vez más la mala educación, la falta de respeto, el libertinaje apoyado por el propio presidente del Barcelona se hizo patente durante el inicio del partido cuando su Majestad el Rey apareció en el palco y sonó el Himno Nacional, pero esta vez fue una sinfonía de fondo, porque la afición sevillista educada, correcta y respetuosa tarareo el Himno Nacional apagando los silbidos irrespetuosos de los libertinos barceloneses.
El acoso de estos indeseable libertinos, no solo lo sufrieron responsables de las propias cadenas televisivas catalanas, pero tal es la arrogancia y el odio que confundieron una televisión de Barcelona con TVE , las entrevistas a aficionados barceloneses con la bandera de España, se la hacían esconder, el ataque aquellas personas que limpian de lazos amarillos las verjas son atacados, insultados y agredidos, y estos son los que piden democracia cuando no la respetan.
La libertad volvió el domingo cuando las fuerzas que habían estado en varios municipios de la provincia ejercitando sus ejercicios de entrene, y aprovechando estas maniobras dar a conocer de cerca las unidades de la Guardia Real, con un acto convirtiendo la plataforma del Tram del Parque Ribalta en la Castellana de Madrid, en el desfile anual de las fuerzas armadas, tras la jura de bandera de las 200 personas que lo quisieron y pudieron acceder a tal honor, el Coronel entregó a la alcaldesa Amparo Marco la bandera que había presidido los actos tras la ofrenda a todos los difuntos castellonenses muertos por la Patria con las salvas de honor junto al monolito central del Parque Ribalta.
Y el libertinaje volvió en la entrega de Premios Ciutat de Castelló , digo volvió porque aunque no estaba presente y solo me guio por las informaciones trascendidas, si que puede opinar que estos premios, me da lo mismo a quien se otorguen, puesto que todos los ciudadanos de Castellón merecemos ser premiados. Ahora bien, en estos actos culturales y que representan a toda la ciudad, sí pienso que los temas políticos y reivindicaciones no se deben admitir, y la libertad es poder recibir el premio con un traje o vestido amarillo porque solo es un color, pero el lazo no es un color es una reivindicación que significa la libertad para los mal llamados presos políticos, cuando son políticos presos por incumplir las leyes de este país y su Constitución.