Su vida está plagada de oportunidades, matemático, vicerrector, rector, pero sobre todo, defiende la coherencia y el trabajo de equipo
Francisco Toledo tiene 54 años pero ha protagonizado algunos de los momentos más importantes de la historia de Castellón. Matemático, colaboró en la fundación de la universidad y llegó a ser rector de la UJI, pero sobre todo, defiende la coherencia y se manifiesta orgulloso como el único rector que renunció a su cargo para asumir el nuevo régimen democrático de la LOU. Admite que es un personaje público, aunque hubiera preferido no serlo, y no se arrepiente de haber encabezado los titulares por mostrar sus sentimientos en público. “Volvería a hacerlo”
Esperanza Molina/Castellón Información
Descripción del personaje
Tiene 54 años recién cumplidos; estatura media, complexión delgada. Sonríe con cierta facilidad, pero el gesto parece más una complicidad hacia sí mismo que para los demás; como si al tiempo que interrelaciona con su interlocutor, estuviera recorriendo un largo camino interior en el que suman y restan toda una serie de ideas y percepciones, a veces convencionalismos, de una visión íntima de cuanto le rodea.
Receptivo, ágil de pensamiento, que no hace sino demostrar el largo bagaje que lleva a sus espaldas y de su imagen pública. Francisco Toledo es un personaje complejo. Mucho más complejo de lo que la simplicidad de algunas de sus actuaciones podría demostrar en la superficie.
Quizá por eso, y por la aparente contradicción entre la protección a ultranza de su intimidad, y las demostraciones públicas de sus sentimientos, resulta difícil adivinar quién es y quién representa ser.
Entrado en la madurez, todavía conserva ese halo de Peter Pan, del joven que fue o quiso ser, y el hombre que ha asumido algunas de las responsabilidades más importantes en la vida de su ciudad y de su provincia. Y de vez en cuando asoma la mirada del ‘pillo’ y las reflexiones del personaje público que sabe que lo es y se resiste a envejecer como demandarían las conveniencias.
Cuando responde a las preguntas de Castellón Información lo hace con rotundidad, proyectando una imagen construida a través de los años. La experiencia del político que combina con su habilidad de comunicación como docente.
¿Quién es Francisco Toledo?
“Yo soy una persona, sobre todo, de Castellón. Que nací aquí. Soy hijo de padres que vinieron aquí fruto de la guerra, mi padre, de la parte de Murcia, y mi madre, de la parte de Madrid, vinieron de muy pequeños… y aquí se conocieron… y yo ya nací aquí. Yo soy una persona de Castellón y en mis tomas de decisiones y en lo que iba a ser mi futuro profesional siempre he tenido eso en la cabeza”
“En segundo lugar yo soy un servidor público. Yo he tenido a lo largo de mi vida más de una oferta de la empresa privada, y la verdad es que yo me siento muy a gusto en la administración pública. Y esa conciencia de servidor público la he tenido presente desde el principio”.
Las oportunidades de Francisco Toledo
La vida de Francisco Toledo está plagada de oportunidades. Es posible que tuviera la ventaja de saber estar en el momento preciso; o, porque al contrario que muchos otros, tuvo una visión privilegiada del momento y lo que se esperaba de él para estar a la altura de las circunstancias. Y todo eso se representa a través de su currículum.
Estudió matemáticas. Como él mismo dice, con cierto orgullo, acabó con un buen expediente que le permitió poder acceder a plazas de universidad. Fueron los tiempos en los que despegaba el desarrollo de la informática y, a través de esta especialidad, opositó para su plaza de profesor y posteriormente a la de catedrático de su especialidad. También, desde este puesto trabajó en proyectos europeos a través de los que conoció a diversos grupos de investigación punteros de muchos países de la Unión europea.
De Colegio Universitario de Castellón a Universidad Jaume I
A principios de la década de los 90, Castellón vivió uno de los momentos más importantes de su historia, fue la emancipación del Colegio Universitario de Castellón, dependiente de la Universidad de Valencia, y su transformación en Universidad Jaume I.
“El proceso, recuerda Toledo, fue dramático” y se produjo como consecuencia de la aprobación de la Ley de Reforma Universitaria. Ni desde la Universidad de Valencia ni desde el Colegio Universitario de Castellón se veía con buenos ojos las consecuencias que esa Ley tenía directamente para Castellón. Y es que solo quedaban dos alternativas sobre la mesa: o que el Colegio Universitario desapareciera, o que se creara una universidad propia en Castellón, cuando pocos lo veían posible. Pero sucedió. El gobierno Valenciano autorizó a principio de los años 90 la constitución de una Universidad propia en Castellón, La Jaume I.
Vicerrector y rector de la UJI
“Dentro de esa reivindicación, yo, que entonces estaba como profesor en el Colegio Universitario tuve un papel bastante relevante en todo ese proceso”. Y con la UJI llegó también su oportunidad de dirigir el departamento de Informática, y crear desde la nada un servicio que situó a la Universidad castellonense como uno de os centros más punteros.
De la mano de todo aquello vendría también la gestión y la política. En las primeras elecciones democráticas fue vicerrector con Fernando Romero, y tras el anuncio de éste de no presentarse de nuevo, Toledo fue elegido rector.
En este punto, Francisco Toledo vuelve sobre sus pasos y matiza: “Un rector, por ley, puede estar los mandatos que quiera, pero dentro de la Universidad Jaume I puse dos mandatos consecutivos, con lo cual, yo he estado 9 años...”
“Yo tenía una sensación de déficit democrático”
Y aquí el profesor aparece de nuevo, para llenar la posible incongruencia de lo que ha dicho con una explicación lógica:
“Porque… yo me presenté por la Ley de Reforma Universitaria cuando los rectores eran elegidos por el Claustro. Al entrar Aznar, una de las primeras cosas que hizo, fue cambiar ese proceso de elección. Y con su Ley de Ordenación Universitaria lo que hizo fue disolver los claustros y crear unos nuevos, para los que había que hacer elecciones, y que no tenían la potestad de elegir rector. Los rectores, a partir de ese momento, se iban a elegir directamente por la comunidad universitaria. Voto directo, eso sí, ponderado entre profesorado, personal docente investigador, administrador de servicios y estudiantes.
Entonces, cuando yo entro soy elegido por el claustro, pero a lo largo del primer año se produce la aprobación de la LOU. La LOU disolvía los claustros, pero a los rectores les dejaba la posibilidad de acabar su mandato. A mí me quedaban tres años de mandato por delante y yo, lo que planteé a mi equipo, es que yo no veía legitimidad en seguir esos tres años, porque yo tenía que responder ante el claustro que me había elegido. Si la ley disolvía los claustros ¿Con qué legitimidad seguía yo al frente de la Universidad? Legalmente podía, pero yo tenía una sensación de déficit democrático, no legal, pero si democrático.
“Fui el único que lo hizo”
Lo que hice fue dimitir y convocar elecciones a rector juntamente con las de claustro. He de decirte, que de los 48 rectores públicos que éramos, el único que lo hice fui yo. Todos los demás acabaron su mandato. Todos, sin excepción, los otros 47.
Convocamos las elecciones, hicimos los estatutos, que fue donde poníamos el límite de dos mandatos, y por lo tanto, cuando se acabaron los dos mandatos de cuatro años, ya no me presenté.
El diputado autonómico Toledo
Tras su época de rector, Francisco Toledo fue propuesto por el PSOE para encabezar como independiente la lista de Castellón a las Cortes Valencianas.
“yo hice una pequeña reflexión y decidí que era una buena oportunidad para poner al servicio de la ciudad el capital relacional que yo tenía, que me parecía importante, y la experiencia que tenía”
Y desde allí pasó luego a ser portavoz adjunto en las Cortes por el PSOE.
Frente a toda esta reflexión, surgían nuevas preguntas sobre el personaje:
¿Puede un buen matemático ser un buen humanista?
A lo que Francisco Toledo manifestó de forma tajante: “Las ciencias y las letras no están reñidas”.
“Yo creo que la ciencia y las letras no están reñidas, sino todo lo contrario. El origen de las matemáticas está en la lógica, como también está la filosofía. Hay algo de sentido común en casi todas las disciplinas, y es el tener una estructura lógica que soporte todo lo que se va construyendo.
En toda actividad humana tiene que haber una componente de coherencia y de estructura lógica. Muchas veces se ven como contrapuestos la parte de la ciencia y la parte de la filosofía o de las letras y yo creo que es todo lo contrario”.
‘El profesor’ recurre a los ejemplos cinematográficos
Francisco Toledo se traslada a su época de docente y recurre al ejemplo, en ese caso, cinematográfico, y como no podía ser de otra manera, con el relato de una película que hizo historia: “2001 Odisea en el Espacio”
“Si analizas el mensaje de lo que nos quiere decir…. Hay un mensaje de fondo… Es que al final la humanidad había avanzado tanto que había vuelto a tener mucha menos libertad que la que tenía aquel conjunto de primates”...
Toledo se deja llevar por el relato de la película, por sus percepciones más íntimas ante un film que revolucionó la carteleras y las creencias, en un momento en el que la sociedad pensaba que en dos días se revelarían todas las ciencias como una conquista de futuro, y surgían las preguntas sobre el ‘yo’, ‘el hombre’, la dualidad del ser humano’ y ‘el desarrollo de las máquinas’.
Vuelve a ser el profesor que explica, que desarrolla argumentos, que justifica el proceso de la evolución como una forma obligada de plantear la evolución de la raza humana.
“La ciencia y los avances de la ciencia no pueden ir en contra de la parte humanística, tiene que ser al contrario. La parte humanística es la que ha de guiar los avances de la ciencia. Yo creo que no son contrapuestos sino todo lo contrario. Yo creo que avece son cíclicos y a veces tiene un movimiento pendular, pasa de un extremo al otro contrario…
Yo creo que hay momentos pendulares y hay momentos que, efectivamente, son de los que aprendemos de los errores, y ahí en la ventaja de los errores, también la parte humanística de la historia, de saber cómo estamos y los errores que se han producido en la historia”.
Llegados a este punto, Toledo calla y mira expectante. ¿Qué me va a preguntar ahora?, parece expresar con esa sonrisa de suficiencia.
¿Satisfecho consigo mismo?
Y Francisco Toledo respira de nuevo. Vuelve a pisar el suelo, conoce el terreno sobre el que camina:
“Yo me siento muy a gusto conmigo mismo porque creo que siempre he sido muy coherente. He hecho lo que he creído que quería hacer; y la gente que me ha rodeado siempre ha sido gente que ha estado con entusiasmo, que ha trabajado muy a gusto y que al final, las cosas no las hace Francisco Toledo, no las hace una persona individual, las hace un colectivo. Y si ese colectivo funciona, las cosas acaban saliendo. Y si no funcionan no acaban saliendo.
Yo, como rector de la universidad estoy muy orgulloso de lo que se ha hecho en ese periodo, pero eso no lo he hecho yo, eso lo ha hecho toda la gente que me rodea.
Y aquí, en el Puerto, digo lo mismo. Afortunadamente hay gente muy competente que ha estado trabajando muy bien, y ahora yo me he incorporado e intentaré que ese grupo esté trabajando en iguales condiciones o mejores, e igual de motivados, o más aún”.
Democracia, coherencia y la afirmación de los principios a través de los planteamientos contrapuestos
No es ninguna ecuación. Cuando se planteó la pregunta, Francisco Toledo esperaba algo más directo sobre su vida personal… ¿Pero que más directo que abordar una situación personal que, dentro del respeto, descubre dos líneas contrapuestas pero coherentes dentro de su intimidad familiar?
¿Progresista…? ¿socialista…?
“Si, y a mucha honra”
Y con un hijo de NNGG que presume de usted…
“Yo creo que es más común que lo que parece. Creo que, generalmente, una generación se reafirma buscando las diferencias con la anterior… en lo que sea, en el futbol, en la política, en lo que sea. Creo que es bastante más común de lo que pueda parecer”.
Toledo vuelve a sus referencias, al debate que tuvo en Valencia donde le preguntaron si no era capaz de convencer a su propio hijo…
“Mira, yo estoy muy orgulloso de que mi hijo esté en NNGG. Muy orgulloso. Y lo que le he dicho siempre es que tiene que tener un compromiso, con unas ideas. Sean las que sean, yo las respetaré. Y lo que puedes ver en eso, en que yo esté orgulloso de él, es precisamente ese respeto a las ideas. Y es que él ha crecido en total libertad para pensar y para ser crítico con lo que hace. Y eso es lo que creo que todos tienen que hacer.
¿Cómo lo llevo yo? Pues lo llevo estupendamente. Él tiene unas ideas que no coinciden con las mías en lo político, en absoluto, estamos en las Antípodas… y cuando hablamos, discrepamos, amistosamente, pero él sabe lo que pienso yo y yo sé lo que piensa él. Y por tanto, por eso no vamos a tener ningún tipo de conflicto.
La intimidad de Francisco Toledo… ¿Hombre mediático?
Y una vez entrados en temas personales era imposible pasar por alto al Francisco Toledo mediático. Al personaje capaz de levantar una universidad y al mismo tiempo, llenar las páginas de alguna revista del corazón. Al diputado autonómico que, al final de la pasada legislatura inundaba los periódicos locales y autonómicos con titulares todos en las mismas líneas: ‘Francisco Toledo declara su amor desde el escaño de las Cortes…’
¿Pero realmente fue así o fue solo una exageración e los medios de comunicación?
Y llega el momento de abordar el tema de la intimidad en la que, como en otros campos, Francisco Toledo no deja de mostrarse contradictorio, pero al mismo tiempo, rotundo con la coherencia de sus convicciones.
“Yo… nunca me hubiera gustado tener una imagen pública. Si tu observas, si buscas intervenciones mías anterior a ser rector, no encontrarás, ni verás fotos. Porque yo era una persona que no quería tener, deliberadamente, imagen pública…
Si no hubiera sido porque pasé a ser rector y entonces tenía que tener una imagen pública y me tocó cambiar el chip, yo habría seguido con esa cuestión. No veríais una foto mía ni por casualidad. Pero al tener esa faceta pública tuve que…”
Y entonces lo cuenta, como lo siente, como fue, como lo recuerda:
El reconocimiento a la persona del escaño 88
“Al final de la legislatura yo hice una intervención en las Cortes, despidiéndome. Aprovechando que era la única proposición de Ley que se había presentado en los cuatro años y era aprobada, era la única que nos aprobaron…
Yo, en el último pleno presentaba una sobre la deslocalización de las empresas, que me parece un problema grave; y esa fue aprobada por unanimidad… ¡Bueno! ¡y me había quedado sin posibilidad de réplica!.
Y, por tanto, aproveché la réplica para, primero, mandar un mensaje político, que lo mandé, con mucha difusión por toda España. Y luego, para despedirme. Y despedirme agradeciendo a todos los que yo creía que tenía que agradecer.
En primer lugar al partido, que me había dado la oportunidad de esos cuatro años de servicio público. A mis compañeros del grupo, con los que había trabajado, y había trabajado muy a gusto. Al resto de compañeros de las Cortes… hay personas que, independientemente de que estén en otro partido yo apreciaba… y, particularmente a la persona que ocupaba el escaño 88…
¡Claro!, era un agradecimiento más que especial. Pero fíjate que ni hice ninguna declaración de amor ni empleé ninguna palabra amorosa, pero sin embargo se trasladó como una declaración de amor. Porque dije la historia esa de que la gente saca provecho de la política… pues yo, lo que me llevo de la política, dije que no tenía precio, que tenía un valor incalculable, que era la relación con la persona del escaño 88”
Y en esta como en otras ocasiones sale la mirada traviesa….
“¿Que eso se vio como una declaración de amor?, ¡Bueno!, pues yo no sé… si lo era o no. Si lo era, pues desde luego era muy diferente de las declaraciones tradicionales… pero que el amor estaba, era obvio. Era obvio para todos y lo sabía todo el mundo. Allí no hacía falta subir a la tribuna para… Allí a nadie le sorprendió, desde luego, lo que dije”.
¿Teatrero?
Bueno, pues cada uno es muy libre de pensar lo que quiera…
No se arrepiente…
No solo no me arrepiento, lo volvería a hacer. ¡Claro!, evidentemente…
“¡Vamos a ver….”
Y se explica: “lo que yo no entendería es que me despidiera y diera agradecimientos a todos y a la persona que ha estado a mi lado, viviendo momentos muy complicados (yo viví momentos muy complicados en esos años), ni la nombrara; la metiera dentro de la generalidad. Eso, desde un punto de vista de coherencia, a mí, personalmente, me haría crisis, no lo podría entender.
Para mi hay distintos niveles”
¿Le gustaría que los demás también tuvieran para usted distintos niveles?
“Yo creo que los tienen”