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Un estudio internacional, co-liderado por Juan Sandoval, responsable del nuevo servicio de Epigenómica del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe), ha permitido identificar cuatro genes que podrían ser potenciales biomarcadores para el diagnóstico preciso del síndrome de ICF.
El síndrome de inmunodeficiencia, inestabilidad de la región centromérica y anomalías faciales (ICF), es una enfermedad de origen genético y transmisión autosómica recesiva. Se trata de un trastorno muy poco frecuente, ya que únicamente se han descrito cerca de medio centenar de casos en todo el mundo, por lo que este trabajo supone un avance en la mejora del diagnóstico y tratamiento de estos enfermos.
La baja prevalencia de estas dolencias dificulta que los pacientes se puedan beneficiar de los avances científicos. Pero a pesar de que cada una de las más de 7.000 enfermedades raras conocidas afecta a pocos pacientes, juntas suman un colectivo de unos 3 millones de enfermos en España.
La investigación coliderada por el Dr. Juan Sandoval y el Dr. Manuel Esteller, responsable del programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Idibell de Barcelona, ha sido publicada recientemente en la revista científica Plos One, y amplía sus investigaciones previas que demostraron que los pacientes con ICF poseen un epigenoma defectuoso que provoca la fragilidad de sus cromosomas, de forma que se pueden romper fácilmente.
El estudio, que comparó el epigenoma de una paciente que sufría este síndrome con el epigenoma de una persona sana, confirmó que estos enfermos poseen un control epigenético erróneo de muchos de los genes relacionados con la respuesta contra las infecciones, lo que les causa un déficit de inmunidad severo.
El trabajo amplió este trabajo anterior comparando cinco muestras (tres procedentes de donantes sanos y otras de dos de pacientes nuevos) que gracias a las últimas tecnologías en análisis epigenómico y filtros biológicos e informáticos, permitió seleccionar tres genes que mostraban cambios aberrantes epigenéticos. En este sentido, se observó también una pérdida global de metilación del ADN en estos pacientes.
Estos tres genes podrían validarse, mediante exhaustivos ensayos clínicos, como posibles biomarcadores para el diagnóstico precoz de esta enfermedad, según destaca el investigador, quien ha señalado la importancia de encontrar estratégicas efectivas para el diagnóstico certero, seguimiento y tratamiento de esta enfermedad. En este sentido, el conocimiento en profundidad de los mecanismos implicados en estas alteraciones epigenéticas y su relación con la aparición de la enfermedad, abre puertas para la investigación en nuevos tratamientos.
La causa del síndrome ICF es una mutación en el gen DNMT3B y esta investigación "contribuye a aclarar la relación directa entre el defecto de metilación del ADN y el deterioro de la expresión génica en el síndrome ICF, identificando nuevos genes diana directos de DNMT3B".
Los pacientes se caracterizan por un déficit de inmunidad. Además sufren características como anomalías de la cara, con ojos muy separados (hipertelorismo), lengua grande (macroglosia) y orejas de implantación baja. También se produce retraso del crecimiento y del desarrollo psicomotor, infecciones frecuentes y niveles bajos en sangre de las distintas inmunoglobulinas.
El avance en el conocimiento de esta enfermedad ha sido posible gracias al desarrollo de la Epigenética. Tras la revolución que supuso la secuenciación del genoma humano, las investigaciones se centran ahora en estudiar los procesos que regulan la expresión de genes. Se suele decir de forma coloquial que "el genoma es el abecedario y el epigenoma las reglas ortográficas", según ha recordado Sandoval. El conocimiento de esta "ortografía", está suponiendo una revolución que puede mejorar el diagnóstico y tratamiento de muchas enfermedades.