El lema de la casa Stark es 'Se acerca el invierno'. Siempre como aviso a aquellos que viven en un verano que no parece acabar nunca, los norteños no olvidan que, tras largos periodos estivales, llegan inviernos a la par, o más crudos si cabe, y hay que prepararse en consecuencia. Y el invierno ya ha llegado a Vila-real (hablo metafóricamente, que, en términos meteorológicos, sí que parece que vivamos en un verano eterno).
El Villarreal no atraviesa el mejor momento de la temporada, y pese a que el arranque fue positivo, desde la derrota en el campo del Betis, hace ahora un mes, el equipo no ha vuelto a esas sensaciones del inicio. ¿A qué se debe?
Muchos lo achacarán a que no tenemos a nuestro jugador franquicia, Gerard Moreno. Y qué duda cabe que, en buena (o en gran) parte, ésa es la principal causa de que el equipo no rinda al mismo nivel competitivo que antes. Pero, sinceramente, un conjunto que puede alinear en el terreno de juego a gente como Parejo, Lo Celso, Capoue, Danjuma, Pau, Pedraza o Yeremi Pino, ¿tan fundamental es Gerard?
La respuesta rápida es sí. La respuesta extensa y que es en la que hay que incidir, y sobre la que debatir, es que no; o, al menos, no debería. El club amarillo tiene una de las mejores plantillas de este país; no es una opinión, es un hecho. Este equipo no puede salir a Anoeta y jugar como lo hizo este fin de semana, esté Gerard o no esté. Solo hay que ver la intensidad que le pusieron los jugadores de Imanol y cómo salieron al terreno de juego los de Emery; el día y la noche. El partido se pierde desde el banquillo, desde el planteamiento inicial, y desde que el técnico vasco se puso a programar el encuentro. En esta última jornada no hubo una de esas clases magistrales de las que tanto se hace chanza cuando el Villarreal juega al nivel que se le presupone; bueno, miento, sí la hubo: por parte de la Real Sociedad.
Creo que, en la cabeza de Emery, era todo espectacular. Plantear un duelo como el de las grandes ocasiones, con un Villarreal replegado, a esperar la suya, y aguantar en defensa como otras veces. Pero la fortuna que acompañó al conjunto villarrealense en otras citas, no estuvo ni este domingo, ni el día del Betis, ni ante el Sevilla que, casualmente, son tres rivales directos para la plaza que tú se supone que anhelas: la cuarta, que da acceso directo a Champions League, esa competición que a todos nos encandiló hace tan solo unos meses, pero parece que hayan transcurrido años desde aquello. La realidad del club es que estamos en la Conference League, y en una deriva peligrosa en la competición liguera. Y la culpa de eso, es de Emery. Así como se le ha alabado, y yo mismo lo he hecho en anteriores ocasiones, es de recibo decir que no está sabiendo gestionar la falta de Gerard, que, repito, no debería ser tan desestabilizadora como lo está siendo, y más teniendo recursos más que de sobra para suplir, aunque sea, parcialmente, su ausencia.
Tener un once fijo está bien. Pero cuando no funciona, hay que cambiar cosas. Y más teniendo a dos jugadores que están un punto por encima del resto en estos momentos, como son Baena y Morales. El canterano y el madrileño, en el rato que estuvieron sobre el césped, demostraron un ímpetu y un carácter que no tenían el resto de sus compañeros. Danjuma acaba de salir de un largo período de lesión, y está lejos de ser el que fue decisivo en la primera parte del año pasado; Lo Celso tengo la sensación de que está más pendiente del Mundial que de lo que tiene delante; y Jackson no es el nueve que debería tener el Villarreal. Puede que el senegalés termine explotando del todo y acabe marcando veinte goles este año, pero, a día de hoy, no ha hecho más que Morales para estar sobre el césped de inicio, y lo mismo se puede aplicar en el caso del argentino y Baena. Igual estos cambios no solucionan la crisis actual del Submarino, pero no estaría de más probar, porque las semanas pasan, y los puntos vuelan.
Y, para redondearlo todo, está el Mundial. Un acontecimiento que se celebrará en un país contrario a cualquier norma básica de derechos humanos en multitud de cuestiones, y que parte por la mitad el calendario futbolístico, provocando cosas como la que he dicho antes de Lo Celso, que haya futbolistas que vayan con un par de marchas menos, por miedo a lesionarse y perderse la gran cita. Yo lo entiendo, es comprensible que quieran ir con su selección respectiva al torneo, pero volvemos al eterno debate de qué es más importante: si el club que te paga, o la escuadra internacional que quieres representar. Lo que no debería estar enfrentado, acaba siempre por chocar por temas como el rendimiento sobre el terreno de juego, y este Lo Celso no es el de hace unos meses. De hecho, me preocupa casi más que Gerard quiera apurar sus opciones de Mundial y no se recupere bien, y eso repercuta en que esté más tiempo sin jugar con el Villarreal.
Son muchas las cuestiones que sobrevuelan entre la afición del Villarreal y en torno a su equipo, y no me he metido en el tema de ese nueve que igual nos hubiera venido bien, pero bueno, ahí lo dejo. Emery debe virar el rumbo del Submarino, o igual el objetivo pasa a ser intentar alcanzar la séptima plaza para volver a Conference, que no está mal, pero no es lo que ahora llaman “fútbol champagne”. Ahora toca enfrentarse a ese invierno, que pinta mal, pero podría ser bastante peor como no se reconduzca esto, y con la esperanza de que se puedan vivir de nuevo épocas veraniegas como la participación en Champions, o, al menos, regresar a una Europa League que seguro que muchos ya no minusvaloran tanto como antes.