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lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

La implicación directa y activa de los familiares, imprescindible para la recuperación del paciente con adicción

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La familia del paciente con patología dual o con problemas de adicción a drogas legales, ilegales, emergentes es uno de los pilares fundamentales en el proceso terapéutico para conseguir la completa recuperación.

En el día a día de la Clínica de Desintoxicación Hospitalaria del Hospital NISA Aguas Vivas encontramos en los familiares de nuestros pacientes una importante pérdida de credibilidad y desconfianza a cualquier posibilidad de recuperación, generándose inicialmente una posición negativa y de oposicionismo pasivo respecto a la recuperación.

Tal y como apuntan los psiquiatras que coordinan el Centro de Desintoxicación del Hospital Nisa Aguas Vivas, el doctor Augusto Zafra y la doctora. Alejandra González -"esta situación no infrecuente, se fundamenta en diversos factores que tienen que ver con el sufrimiento acumulado a lo largo de los años, expectativas no resueltas, promesas rotas e incumplidas, antecedentes de comportamientos disrruptivos, discusiones en el seno familiar, mentiras para perpetuar la enfermedad adictiva, incapacidad de mantener una rutina laboral y hábitos de vida saludables, descalabros económicos que llevan a la banca rota a las personas más cercanas, así como la presencia de conceptualizaciones no reales referente al mundo de las adicciones en la que se equipara esta enfermedad primaria con definiciones como vicio, cobardía o desenfreno”.

En la actualidad, la comunidad científica identifica la estructura familiar y al entorno social como un factor de causalidad de importante relevancia en la recuperación plena y mantenida en pacientes con adicción, especialmente en adolescentes. Según refiere Alejandra González -"Es imprescindible una intervención familiar de forma sistemática y reglada mediante la implicación directa y activa de los familiares cercanos y protectores del paciente con adicción. Recabar la información fiable y relevante de cada caso sobre el proceso de la enfermedad es fundamental, siendo necesario incidir en el abordaje terapéutico de cuestiones críticas y fracturadas como son la autoridad, la comunicación, las relaciones y las emociones".

En caso que el paciente no tenga familia o las relaciones sociales hayan sido devastadas por el trastorno adictivo o el abuso de drogas, Augusto Zafra hace alusión a que -"el paciente debe ser vinculado a una red de soporte equivalente, que realice la labor de acompañamiento, comunicación y afecto. Si se da esta situación, debe concienciarse al paciente de la necesidad de implicarse activamente en grupos sociales alternativos protectores como amigos y parientes. En caso de no existir es prioritario elaborar un plan para su construcción contando con asociaciones e instituciones en el que el paciente asuma responsabilidades enfocadas a su máxima autonomía e independencia en la que pueda reconstruir su propia red social y una nueva vida con una implicación bidireccional y dinámica".

En la Clínica de Desintoxicación del Hospital NISA Aguas Vivas contemplamos que es imprescindible acompañar, implicar, asesorar y enseñar mecanismos de afrontamiento a los familiares del núcleo de convivencia desde el inicio. A nuestro juicio, los cinco pilares fundamentales sobre los que debe asentarse la Terapia Familiar son los siguientes:

1. La familia es un soporte vital para el paciente con problema de adicción, y debe quedar integrada en el abordaje terapéutico desde el inicio del tratamiento. Si la familia conoce que la adicción es una enfermedad que necesita ayuda y asesoramiento de profesionales, se involucra de forma activa en el tratamiento y el paciente tiene un mejor pronóstico. Por ello, es esencial retomar en un plazo razonable el equilibrio de la relación entre familia y paciente.

2. El cambio es para todos, el paciente y su familia. La familia debe hacer uso de las herramientas adquiridas durante las terapias y aplicarlas cuando el paciente regresa a su entorno, asumiendo parte de la responsabilidad que implica realizar los cambios propuestos que ayuden en el proceso de recuperación.

3. La familia y el paciente necesitan estar vinculados a los profesionales para afianzar el acompañamiento y soporte en el proceso de recuperación. Es imprescindible consensuar y fortalecer los cambios adquiridos formando un único equipo con un objetivo común: la transformación vital del paciente, la diferenciación y la recuperación plena a largo plazo.

4. La familia debe aprender a reconocer las señales de alerta que avisan de las recaídas con el objetivo de proporcionar un abordaje proactivo y constructivo para prevenirlas y aceptarlas. Señales que avisan de un estancamiento o inicio de una recaída en el consumo son: cambios en el estilo de vida, ruptura de rutinas, incumplir responsabilidades, negación u ocultación de ciertas actitudes confrontadas, deterioro de las relaciones afectivas “protectoras”.

5. La familia y el soporte social debe facilitar la desestigmatización, la individualización y la autonomía del paciente en el proceso de maduración personal que supone el abordaje integral de las adicciones siendo el objetivo final la implicación activa del individuo en actividades productivas, satisfactorias, socialmente aceptadas y gratificantes.