Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
Cuando a un Ministro del Gobierno de España, se le ocurre la “brillante idea” de convocar una Huelga de juguetes, lo primero que uno piensa es de donde ha salido éste energúmeno.
Si el apellido Garzón, ya había alcanzado cotas de impopularidad y estulticia con D. Baltasar (un juez que ha estado inhabilitado durante muchos años en el ejercicio de su profesión en España) ahora llega otro ejemplar con categoría de Ministro de Consumo entre otras cosas, de nombre Alberto e ideología comunista, que carente de otras iniciativas capaces de mejorar la calidad de vida de los españoles, decide convocar la mencionada huelga.
Igual pudo habérsele ocurrido la brillante parida de dedicar un puñado de cientos de miles de euros a determinar el sexo de los ángeles, pero optó por decretar en nombre y representación de los juguetes, la declaración de su huelga.
Por mucho que mi mente se esfuerce en querer comprender en que consiste una huelga de juguetes, no alcanzo a entenderla.
¿Quizás pretenda que las niñas empiecen a perder su interés por las muñecas o a saltar la comba, para dedicarse aprender a boxear o darles patadas a un balón de rugby?
¿O va a intentar convencer a los niños, de que tener una muñequita Barbie con su colección de vestiditos, les va a estimular mejor sus neuronas infantiles, que disputarles los balones a sus amigos?
¿Cuando habla de una “Huelga de Juguetes” sabe realmente lo que quiere decir o quizás lo que busca es cambiar, los hábitos naturales que hasta hace muy poco tiempo han caracterizado a nuestros hijos y nietos, de los que tenían nuestra hijas y nietas, para generalizar tanto unos como otros?
Si lo que se pretende, es generalizarlos y dejar que cada uno de ellos se distraiga con aquello que les haga felices, merecería todo mi apoyo y comprensión.
Si lo que pretende, es cambiar sus roles que han sido los habituales desde hace muchos años, me parece una pretensión tan absurda como irracional.
Pero lo más incongruente de todo eso, es querer llevar a la terminología del juguete y al tiempo de ocio de nuestros niños, la palabra huelga, que desde siempre ha ido vinculada a algo tan sagrado como es el trabajo y la edad adulta de la vida, me parece algo patológico.
Claro que viniendo de quien viene, uno no puede abstraerse al montaje de otros “chiringuitos” de la izquierda radical comunista, para desviar cientos de miles de euros de los Presupuestos de su Ministerio, fuera del control de las Instituciones del Estado, encargadas de vigilar todos esos vericuetos oscuros, por los que circulan millones de euros de difícil control.
No digo que se haga, pero ante la imposibilidad de encontrar una lógica sensata a todo lo que tratan de imponer, no me extrañaría en absoluto.
Hasta la semana que viene amigos.
