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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Infancia Misionera

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Este segundo domingo de enero celebramos en España la Jornada de Infancia Misionera y, el sábado siguiente, 20 de enero, tendremos en nuestra Diócesis el Encuentro anual. Los pequeños intuyen muy bien y celebran con alegría que ellos también son Iglesia y que también ellos están enviados a la misión de llevar el Evangelio a todos; ellos quieren ser “pequeños misioneros” (san Juan Pablo II); y ellos saben que su oración, sacrificio y aportación, por pequeña que sea, es muy importante para que el amor de Dios, recibido en Jesús, llegue a todos, en especial a los niños tan necesitados en los llamados ‘países de misión’.

El papa Francisco recuerda una y otra vez que la misión es la razón de ser de la Iglesia y que es parte fundamental de nuestra condición de bautizados. Esto vale también para los niños y las niñas, que son los protagonistas de Infancia Misionera.

Recordemos que esta obra pontificia nació para que los niños cristianos pudieran ser misioneros ayudando a los niños en países de misión. Fue puesta en marcha en 1843 por el obispo francés Forbin-Janson, movido por las noticias que los misioneros le contaban sobre la difícil situación de los niños en el continente asiático. De acuerdo con Paulina Jaricot, este obispo francés pensó que los niños podían ayudar a otros niños de los países de misión rezando un avemaría cada noche y ofreciendo por ellos una limosna.

Sí, también los niños son misioneros por razón de su bautismo que les llama a ser discípulos misioneros de Jesús. Esta es la razón y la propuesta de Infancia Misionera: que los niños tengan el protagonismo misionero que les corresponde por razón de su bautismo. Los niños de Infancia Misionera escuchan, contemplan, preguntan, rezan y entregan su ofrenda con amor. No importa la cantidad, sino el amor con que el niño lo ofrece.

El lema para la Jornada y el Encuentro de este año es “Comparto lo que soy”. La misión a la que nos envía Jesús no es dar cosas, o no es sólo dar cosas. La misión es compartir con los demás lo que soy por el bautismo, a saber, hijo amado por Dios, para que su amor llegue a todos; es compartir con otros la amistad con Jesús, la fe y la esperanza, que nos envía a vivir la caridad con todos. Quien sabe apreciar con gratitud el don tan bello de la amistad con Jesús siente la necesidad de comunicarlo a los otros.

Compartir lo que soy es también sentirse unido a todos los niños del mundo y a nuestros misioneros que llevan por todo el mundo el Evangelio, la vida de fe, la alegría de ser hijos de Dios. Compartir lo que soy es compartir lo poco o mucho que tengo con los que menos tienen.