El Servicio de Guardería Rural notificó que mucha basura de la autovía acababa en el espacio fluvial después de un episodio de intensas lluvias
El pasado mes de junio el Consorcio Gestor del Paisaje Protegido de la Desembocadura del río Mijares, formado por los ayuntamientos de Vila-real, Almassora, Burriana, la Diputación de Castellón y la Generalitat Valenciana, notificó al Servicio Territorial de Obras Públicas de Castelló de la Plana el problema que había con los residuos en el puente de la CV-10 cada vez que se dan lluvias intensas. La fuerza del agua arrastra por la cuneta de la autovía hacia el río Mijares todos los residuos que desgraciadamente lanzan los conductores y se acumulan en ambas cunetas de la calzada. Ahora el Servicio Territorial de Obras Públicas de Castelló de la Plana de la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad ha instalado una reja en la cuneta del puente de la CV-10 a su paso por el río Mijares para retener los residuos de gran proporción procedentes de la autovía. También ha construido una arqueta con arenero para los materiales más pequeños que no pueden ser retenidos por esta reja. De esta forma se soluciona parcialmente un grave problema que tenía lugar a ese punto de la CV-10 cada vez que se daban lluvias torrenciales como las producidas recientemente en la zona.
De tierra al mar, pasando por el Paisaje Protegido de la Desembocadura del río Mijares
Cerca de las carreteras, autovías y otros caminos se suelen acumular muchos kilos de residuos que lanzan desaprensivamente algunos conductores desde sus vehículos. Más tarde, una lluvia intensa como la que tuvo lugar recientemente a lo largo de todo el Paisaje Protegido de la Desembocadura del río Mijares provoca que la fuerza del agua arrastre cualquier tipo de basura al río y más tarde acabe en el Mediterráneo. Éste es sólo una parte del problema que afecta a la contaminación del Mediterráneo por plásticos y otros materiales. Otro problema tiene que ver con la gran cantidad de residuos que directamente se sigue arrojando a los barrancos, a las ramblas y a los ríos y que más tarde una crecida hace que termine en el fondo del mar.