Begoña Carrasco. Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Castellón
Ni tanto monta, ni monta tanto. Apenas un año después de salir al kiosco de la política municipal, el álbum del equipo de gobierno cambia de cromos. Ante la salida de Rafa Simó, la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, ha optado por meter de nuevo en su saco los nombres disponibles y probar suerte con una nueva combinación para la que ha reestructurado, nada más y nada menos, que las competencias de nueve de los 15 concejales que conforman el equipo de gobierno municipal: las de todos los ediles del PSOE. Y, entre ellas, tres de las cinco áreas con mayor cuerpo administrativo y de gobierno.
Pero el problema es que esto no es un álbum, sino los intereses, el progreso y el futuro de la ciudad. Y esta reestructuración confirma lo que ya sabíamos: que no funciona. Y cuando no funciona, se pierden oportunidades clave para todos los castellonenses.
La gestión municipal no es un juego. Y Amparo Marco, más que una remodelación del equipo de gobierno municipal, lo que ha realizado es una enmienda a la totalidad de su propio equipo. El equipo que ella misma configuró hace apenas un año y que, no solo no ha funcionado, sino que queda demostrado que, en lugar de confeccionar la lista electoral pensando en las personas más idóneas para cada puesto, la hizo pensando en parches. Igual para un roto que para un descosido.
Un roto que deja en nuestra ciudad a cerca de 16.000 personas desempleadas. Y un descosido que hace que, en plena crisis económica y social debido a las consecuencias de la pandemia, sigamos sin tener activados y en vigor ni el Plan General de Ordenación Urbana ni los presupuestos, que son la herramienta fundamental que Castellón necesita para salir adelante.
Hemos perdido un año valiosísimo para Castellón. Y mientras Amparo Marco sigue jugando a los cromos e intercambiando concejalías, la ciudad continúa sin rumbo fijo.
