El estudio ha sido realizado por el Grupo de Investigación Enfermería de la UJI entre estudiantado de Ciencias de la Salud
Castellón Información
Un estudio realizado por el Grupo de Investigación Enfermería de la Universitat Jaume I revela cómo una intervención educativa produce cambios en la percepción del estudiantado de la rama de ciencias de la salud sobre la violencia obstétrica. Según los resultados de este análisis, el estudiantado de esta rama integra las normalizaciones de violencia obstétrica durante sus estudios, pero una actividad formativa dirigida a hacer visible este tipo de violencia y reflexionar sobre ella ayuda a crear conciencia entre el alumnado, permitiéndoles ser más receptivos, para identificar las situaciones en las que se produce.
La violencia obstétrica es un tipo de violencia de género que se presenta de forma estructural y que tiene consecuencias físicas y psicológicas tanto para las mujeres que la sufren como para los profesionales de la salud. La Organización Mundial de la Salud, en la Declaración de Fortaleza de 1985, avalada por obstetras, pediatras, parteras, psicólogos, epidemiólogos, madres y otros profesionales y aplicable a todos los servicios perinatales del mundo, recomienda la capacitación de los profesionales de la salud para «garantizar que las mujeres embarazadas sean tratadas con compasión y dignidad».
El estudio, publicado en la revista internacional Nurse Education Today bajo el título «Changes in health sciences students' perception of obstetric violence after an educational intervention», se llevó a cabo entre enero y junio de 2019 a partir de 107 cuestionarios de alumnado del Grado en Enfermería y el Grado en Medicina de la Universitat Jaume I. El objetivo era evaluar las percepciones del alumnado de la UJI de estos dos grados sobre la violencia obstétrica y detectar los posibles cambios en estas percepciones después de una intervención educativa, ya que no se habían encontrado estudios de similares características.
Para la evaluación, se diseñó un cuestionario, desarrollado por tres especialistas y basado en la Guía de Práctica Clínica de Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad español de 2014, compuesto por 33 elementos para medir las percepciones del estudiantado antes y después de la intervención educativa. El test estaba dividido en cuatro momentos clave (antes del parto, durante el parto, en caso de cesárea y después del parto). Además, se recogieron variables sociodemográficas y de control como edad, sexo, campo, curso, experiencia en salud en servicios de ginecología y obstetricia, duración de la experiencia, haber estado presente en un parto, o experiencia personal en embarazos y nacimientos.
La edad media de los estudiantes fue de 22,5 años y las mujeres representaron el 89,7% de la muestra. El 86,9% del alumnado pertenecía al Grado en Enfermería, y un 28% del estudiantado había completado la práctica clínica en los departamentos de ginecología y obstetricia. De la muestra, el 20,6% había estado presente en un parto; el 4,7% había estado embarazada y el 2,8% había dado a luz.
De los 33 ítems incluidos en el cuestionario, el 84,84% (28) mostraron cambios estadísticamente significativos en la medición previa y posterior a la intervención educativa. Además, 25 de los 33 ítems (75,75%) mostraron una relación con las variables sociodemográficas de género, campo, curso y haber estado embarazada alguna vez. Por ejemplo, al comparar las respuestas por género, un gran número de variables presentaron diferencias estadísticamente significativas entre la percepción entre las mujeres, que era mayor, que entre los hombres.
La intervención consistió en un seminario de 8 horas. Esta actividad se compuso de una representación teatral sobre violencia obstétrica en la sala de partos realizada por La Otra Parte Teatro; una clase magistral sobre aspectos legales presentada por una abogada especializada en derecho de la salud; una mesa redonda compuesta por profesionales de los diferentes campos, quienes aportaron sus experiencias; y otra mesa redonda en la que cuatro madres voluntarias narraron sus experiencias de parto.
El análisis de los resultados desprende que se produce un cambio en las percepciones de los estudiantes de ciencias de la salud sobre la violencia obstétrica después de una intervención educativa. Además, el grupo investigador ha confirmado mediante este estudio que existe una normalización de este tipo de violencia relacionada con la progresión de la formación (una menor percepción de la violencia obstétrica entre el estudiantado más avanzado y el hecho de haber participado en prácticas obstétricas durante el estudio) y la normalización de este tipo de práctica dependiendo de la experiencia obstétrica personal (la percepción disminuía después de haber estado embarazada o haber dado a luz).
En opinión de Desirée Mena, investigadora principal, según estos datos preliminares, «es esencial cambiar la capacitación del personal de salud, que debe tener una base sólida en ética y derechos humanos y de género» y que las políticas públicas «dirijan la atención hacia un trato humano y respetuoso que esté basado y respaldado por la última evidencia disponible». Para que esto suceda, «el personal de salud que trabaja con mujeres embarazadas debe abandonar la jerarquía y la estructura tradicional en la que la supervisión médica implica una subordinación de los cuerpos y la sexualidad de las mujeres».
La OMS ya advertía en 2014 que un número creciente de estudios sobre las experiencias de las mujeres durante el embarazo y, en particular, durante el parto presentan un escenario alarmante, lo que indica que muchas mujeres en todo el mundo experimentan un tratamiento irrespetuoso, ofensivo o negligente durante el trabajo de parto. Por ello, consideraba necesario generar datos relacionados con prácticas de cuidado respetuosas e irrespetuosas, sistemas de responsabilidad y valioso apoyo profesional, y apoyo y capacitación para los profesionales de la salud.