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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 19:46

De asesor áulico del presidente a hazmerreír con Évole

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

Hay veces, que nos hacemos una imagen determinada de personajes enigmáticos, que apenas aparecen directamente en los medios de comunicación y cuando se les revienta la burbuja que les protegía y les escuchamos en primera persona, la decepción que nos producen es irreversible.

Llevado por lo que había leído sobre este joven, me parecía un Maquiavelo del siglo XXI, con una intuición política exquisita, para anticipar los movimientos estratégicos en tiempos electorales.

Había asesorado en sus campañas municipales, autonómicas y generales a políticos de todo pelaje, tanto de derechas como de izquierdas.

A fuer de ser sinceros, con éxitos muy notables siempre.

Y con ese aval y con ese halo de misterio que siempre suele envolver a los politólogos, consiguió convertir a un Pedro Sánchez perdedor dentro del PSOE y despreciado por sus propios compañeros, en el seno de su partido, en un ave fénix, renacido de sus cenizas y dispuesto a llevar a cabo una campaña encarnizada visitando pueblo a pueblo en coche, toda la geografía nacional.

Convenció al socialismo para llevar a cabo unas elecciones atípicas, en las que se votó telemáticamente y sin un control excesivo, de quienes podían votar y quienes no, entre los socialistas acabó imponiéndose a todos sus contrincantes.

A partir de ahí, preparó ladinamente una Moción de Censura contra Rajoy y supo atraerse para su causa, a un Podemos emergente, a los residuos de un comunismo en ruinas, a los independentistas catalanes y a los ex terroristas vascos.

Es decir a todos los enemigos, de la España Constitucional.

Con todos esos huevos rotos y revueltos y el auténtico patatal intelectual de Pedro Sánchez y sus múltiples ministros, entre los que apenas salvaría yo a Margarita Robles y a Nadia Calviño (por salvar a alguien) se coció la enorme tortilla de patatas insípida y sin sentido económico, político y financiero que nos ha llevado a acumular el Mayor Déficit Público, la Mayor Deuda Externa, el mayor porcentaje de parados y todos los datos menos esperanzadores de la España en el siglo XXI.

Cuando el viento soplaba a favor, con los medios de comunicación públicos controlados y los privados espléndidamente comprados en general, no sé muy bien porque, pero casi todos esos logros se le adjudicaban al enigmático Iván Redondo, al que nunca oíamos, pero siempre se le reconocía un peso específico trascendental en todo lo que iba sucediéndose.

Era algo así como la voz de la conciencia de Pedro.

Pero cuando realmente hemos podido conocer, como es, como piensa y como actúa, ha sido cuando defenestrado en mi opinión y retirado voluntariamente según sus propias palabras, le ha concedido una entrevista intimista a Jordi Évole.

¡Mi gozo en un pozo!

Hemos visto a un hombre, despejando balones a corner en versión futbolística.

No ha ocupado ningún cargo público, porque no ha querido hacerlo.

Ha rechazado Ministerios que le fueron ofrecidos.

Se ha limitado a asesorar, pero sin la responsabilidad de decidir.

Es decir, que si consideramos a España, como la mayor Empresa Española, este señor nunca ha sido Ejecutivo ni ha participado en ninguna toma de decisiones, pese a que ha cobrado a precio de oro todos sus asesoramientos.

Ni lo sé, ni me importa, pero no estaría de más poder publicar y conocer el dinero que se le ha pasado a este señor con fondos del Gobierno o del Estado, para conocer la rentabilidad de esas inversiones.

Si nos atenemos a su situación, en mi opinión ha salido por la puerta de atrás.

La verdad, es que después de analizar esa entrevista, la aversión que yo sentía por él, se convirtió en lástima.

La lástima que sentimos siempre las personas normales, por aquellas personas que brillaron con más o menos motivos en sus vidas y acabaron como juguetes rotos de una sociedad desagradecida.

Esa es la imagen que me ha quedado a mí de Iván Redondo.

Quizás sea una visión precipitada, sin más perspectiva de futuro que un olvido misericordioso, con alguien que en mi opinión y puestos en los platos de la balanza sus pros y sus contras, estos serían mucho más pesados estos que aquellos.

Pero como siempre me despido diciéndoles, que es solo mi punto de vista y mi opinión a muy pocos días del funeral político de esta joven promesa fracasada.