Utilizados muchas veces como herramienta para aprender, se emplean tanto en entornos educativos como profesionales de vez en cuando
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Los juegos de mesa llevan existiendo desde hace siglos, y han acompañado al ser humano no sólo en todas las épocas, sino también en todas sus edades. Utilizados muchas veces como herramienta para aprender, se emplean tanto en entornos educativos como profesionales de vez en cuando, pero sobre todo como un entretenimiento social. Sean de tablero o de cartas, incluyan dados o relojes de arena, siempre se organizan en base a unas reglas y un objetivo, y parten de la competitividad en busca de la victoria. Muchos de ellos pueden ser jugados con sólo dos participantes, y la mayoría puede incluir grandes grupos divididos por equipos.
Si lo pensamos un momento, todos hemos jugado al menos a cinco juegos de mesa diferentes a lo largo de nuestra vida: Parchís, Dominó, Trivial, Tres en Raya, Monopoly, Escoba, Pictionary, Poker... La lista es interminable, pues se siguen inventando juegos cada año. Y si bien podremos encontrarlos fácilmente incluso en los hipermercados, tienen la ventaja de poder incluso improvisarse tableros con la servilleta de un bar. En el caso de los juegos de cartas, una única baraja, económica y pequeña, puede ofrecer más de veinte juegos diferentes, incluso para una sola persona.
Por supuesto, la tecnología también nos brinda las herramientas para jugar directamente desde ordenadores y smartphones. En internet podemos encontrar juegos de mesa de todos los tipos que conocemos, desde el Uno hasta el Scrabble pasando por el Poker o el Blackjack, o el Cluedo. La gran ventaja en este caso es que no importará que no tengamos a nadie alrededor que desee echar una partida con nosotros, sino que a través de internet podremos elegir oponentes o se elegirán aleatoriamente. Apalabrados lleva una década haciéndolo por nosotros. Sería una versión de Scrabble que puede elegir contrincantes al azar o buscar entre nuestros contactos, y nos permite incluso chatear con ellos. Pictionary tiene su versión Draw, Trivial se convierte en Preguntados, y así en un sinfín de opciones. En el caso del Poker, no sólo podremos jugar contra otros, sino que en salas de juego especializadas como 888 podremos participar en torneos reales con premios reales en metálico.
No sólo jugar es divertido, sino a veces, construir nuestros propios juegos se convierte en un entretenimiento. Así, los amantes de los trabajos manuales pueden crear con productos que tengan por casa desde un Tres en Raya hasta un Futbolín o un Quién es Quién. Los que prefieran inspiración o unas instrucciones más precisas sólo tienen que buscar un poco en internet para encontrar juegos descargables e imprimibles, sean de rol o de tablero. Incluso IKEA ha puesto para descarga gratuita algunos de vez en cuando.
También, con el auge de aplicaciones como Zoom o House Party, que han puesto de manifiesto que la gente no quiere sólo conversar o verse las caras sino relacionarse de manera un poco más lúdica, han proliferado diferentes maneras de jugar a estos juegos de mesa, trasladando la acción a la pantalla e interactuando a través de ellas, como en Kahoot. Vemos que, al final, la fundamentación del juego es la misma, ya sea con un tablero o unas fichas oficiales, un papel y un bolígrafo o una aplicación que descarguemos: pasar un buen rato, con unas reglas claras, y el objetivo de ganar.
Los juegos de mesa siempre han sido un recurso interesante para fiestas y reuniones familiares, pero a menudo nos sucede que olvidamos dónde los hemos guardado porque no se usan a diario, o que no tengamos suficiente espacio para desplegarlo (o que nos dé pereza). Vemos como no sólo internet dispone estos juegos para competir contra otra persona que no tengamos al lado, sino que las videoconsolas de salón facilitan jugar en multijugador local a juegos como el Risk, el Trivial, el Monopoly o la Ruleta de la Suerte. Muchas veces no hace falta tener varios mandos, sino que podemos ir pasándolo a la persona que tenemos al lado cuando sea su turno. Aquí además, con mandos de acción como los Joy-Con de la Nintendo Switch o el PS Move de la Sony PlayStation accedemos a juegos de dardos, de bolos o de billar, entre otros, completando el surtido de los llamados juegos recreativos.
Por supuesto, también hay juegos de tablero o de mesa que se han creado expresamente para videoconsolas y que no tienen similar en el mundo analógico, como Mario Party, que lleva triunfando años y que mezcla la jugabilidad con dados, fichas, reglas y objetivos contrarreloj con desafíos de acción y movimiento dentro de la pantalla. Estas propuestas han conseguido ganarse el interés de personas de todas las edades ya que las reglas son comprensibles y además no hay que ser un experto en botones de un mando para poder avanzar en el juego.
Lo que está claro es que los juegos de mesa vuelven a ganar terreno frente a otro tipo de juegos, y muy probablemente porque han sabido reinventarse para estar accesibles desde cualquier lugar gracias a internet. Una baraja en un día de piscina o de campo en familia o entre amigos siempre será una gran opción, un Pictionary o un Party en una celebración en casa también será un éxito garantizado, pero el hecho de poder jugar en cualquier momento y lugar con otras personas que no están cerca de nosotros con sólo coger el smartphone y abrir una app ha logrado que estos juegos se integren en nuestras rutinas diarias, aunque sólo sea para añadir una palabra al día en un tablero virtual de Scrabble.
