Los estudiantes y la comunidad universitaria en general son otro de los colectivos que también han puesto de manifiesto su compromiso social durante este año. "A pesar de que se está hablando de crisis de valores en estos momentos, el compromiso social de los jóvenes no ha menguado, sino todo lo contrario", expone la responsable de la oficina de cooperación y solidaridad de la UJI, Carmen Lázaro. "De hecho, solo en los distintos programas de voluntariado conveniados con organizaciones y entidades externas que van desde residencias de la tercera edad a centros de educación especial o cárceles, han participado más de un millar de estudiantes desde que se pusieron en marcha", concluye Lázaro.
Los varios miles de kilos de alimentos donados por particulares anónimos o las miles de horas invertidas, en ayudar a los demás, por los 4299 voluntarios de Cruz Roja son solo un ejemplo del compromiso solidario de los castellonenses, en un año especialmente difícil para nuestra provincia.
Esta semana, los responsables del Banco de Alimentos de Castellón continúan recorriendo escuelas infantiles, colegios, asociaciones y empresas para recoger el fruto de la solidaridad de donantes anónimos que quieren contribuir con su kilo de arroz o de garbanzos a ayudar a los más desfavorecidos. “El año pasado solamente en las escuelas llegamos a los casi 3.000 kilos de comida y este año, aún nos quedan dos días de recogida y ya llevamos más de 1000”, explica Lola Navarro, desde el Banco de Alimentos. Además, “en la gran recolecta que hicimos el primer fin de semana de diciembre a la puerta de los supermercados de toda la provincia, se recogieron 50.000 kilos de alimentos, todo un record”, añade.
Todos estos artículos se distribuyen posteriormente junto con el grueso de mercancías provenientes del Fondo Español de Garantía Agraría (FEGA), a través de las asociaciones o entidades encargadas de su reparto “y es ahí cuando más se ve lo importante de esas aportaciones de los particulares”, explica Alfredo Marqués que, además de ser el presidente del Banco de Alimentos de Castellón, trabaja en San Vicente de Paul en Benicàssim “donde distribuimos unos 300 kilos de comida a la semana y vemos directamente quienes son los receptores de esa ayuda que otras familias y otras personas han aportado”, comenta.
Compartir tiempo y trabajo
Por otro lado, otro de los grandes termómetros sociales de la solidaridad, es el del voluntariado y Cruz Roja Castellón puede presumir de haber aumentado notablemente sus colaboradores y finalizar el año “con 4.299 voluntarios distribuidos en las 19 asambleas locales de toda la provincia que invierten su tiempo y su trabajo en ayudar a los demás”, afirma la vicepresidenta de voluntariado, Concha Llop.
Entre las personas que se han sumado en este año a los proyectos de la entidad “destaca el incremento de mujeres, ya que, probablemente reaccionan antes frente a las necesidades, sobre todo aquellas de afectan a núcleos familiares y aquí, nosotros, tratamos de ayudar a la familia de forma integral”, añade. Quizás por eso también, los programas de refuerzo escolar infantil o las clases de integración de la mujer, son las actividades en que más participan las nuevas voluntarias. “En general, el llamamiento, 'Ahora + que nunca' ha sido un éxito”, concluye la vicepresidenta.
Rosanna Blasco
