Las obras de remodelación han tenido un presupuesto de 3,3 millones de euros, cofinanciadas por la Unión Europea en un 50%
La alcaldesa de Castelló ‘recibirá’ mañana las obras de la avenida de Lidón. No es una inauguración de ‘corte de cinta’, que podría organizarse también otro día, pero si la culminación oficial de un proyecto ‘muy personal’ de Amparo Marco, que ha sacado adelante contra viento y marea.
El proyecto de la avenida de Lidón afecta a una superficie de kilómetro y medio, entre la rotonda de Mª agustina y la Basílica de Lledó. El presupuesto de adjudicación ascendió a 3,3 millones de euros, financiados al 50% por fondos europeos.
La financiación se obtuvo al ajustarse a una de las campañas de ayudas diseñadas para la reducción de la emisión de carbono en espacios urbanos.
El proyecto municipal contempló la división de las obras en tres fases con diferentes modelos de actuación que comparten la reducción del tráfico y la eliminación de aparcamientos además de una línea de conexión peatonal y de carril bici.
El primero en abordarse fue el comprendido entre el Auditorio y la Basílica de Lidón. Allí se ha reducido al máximo la circulación, restringida para el uso de los vecinos.
La segunda fase es la que linda con el Auditorio y el parque de Rafalafena hasta Tombatossal. En esta zona se ha suprimido la valla que cerraba el parque para sumar esa zona verde al paseo central.
La última de ellas afecta al recorrido entre la Plaza Mª Agustina y Tombatossals. También aquí se reduce la circulación a la mera conexión de los aparcamientos de los vecinos, y también se eliminan los aparcamientos.
Sobre la remodelación de la avenida de Lidón habría mucho que decir. El equipo de gobierno lo ha publicitado como ‘la gran obra de Castelló’. Los vecinos y comerciantes de la avenida discrepan completamente.
En sus valoraciones, el equipo de Amparo Marco presumía de números y de logros. Según la versión municipal:
Incrementaba el número de plazas de aparcamiento de 397 a 435. Generaba 1.413 metros de itinerario seguro sobre los 910 existentes anteriormente. Posibilitaba un carril bici de 1.423 metros. Incrementaba el espacio peatonal al 68%; reducía la circulación de vehículos a 537 por día sobre los 4.251 que se habían contabilizado antes de las obras.
También relataban que se contaría con 734 árboles sobre los 419 de antes. Aludían a la generación de 9.759 metros cuadrados de superficie vegetal, el aumento del 23% del índice biótico del suelo y la gestión de 587 metros cúbicos de agua pluvial…
Traslado de las emisiones de carbono
No eran de la misma opinión los vecinos de la avenida porque: si es cierto e indudable que se reduce la emisión de carbono en la avenida desde el momento en que se prohíbe la circulación y el estacionamiento, lo es más que todo ese tránsito se desvía por los barrios del entorno. Luego más que reducción de las partículas de carbono habría de hablarse de ‘traslado de las emisiones’.
Incremento de zonas verdes con árboles en maceteros
Los vecinos también cuestionan el incremento de las zonas verdes y de los árboles de la avenida. Lo cierto es que califican la nueva calle como una larga gran pista de aterrizaje llena de cemento. Los árboles han tenido que ser dispuestos en maceteros porque no se pueden plantar en zonas donde hay dos aparcamientos subterráneos.
En cuanto al agua de lluvia, un informe que presentaron los vecinos realizados por técnicos denunciaba la carencia de imbornales suficientes. Y denunciaban también la inundación de la avenida con las fuertes lluvias.
Los vecinos de la avenida se han quejado continuamente del procedimiento de participación ciudadana que el ayuntamiento encargó a una empresa externa. Aquella entidad afirmó haber tratado con la mayor parte del tejido social y vecinal de la ciudad. Pero se dejó en el tintero a los más afectados, los vecinos directamente afectados. Y no solo eso, es que en sus conclusiones venía a afirmar que estar en contra del proyecto era estar en contra del progreso…
Y en lo que se refiere al aparcamiento, el ayuntamiento ha modificado el sistema de estacionamiento de calles adyacentes y ha creado ‘bolsas’ de estacionamiento. Ese sistema da algunas soluciones, pero no satisface a quienes han de caminar distancias que consideran excesivas para dejar el coche y poder llegar a sus viviendas.
Los dichos y las anécdotas de las obras de la avenida de Lidón
Las obras de la avenida de Lidón han dado lugar a numerosas anécdotas: como el momento en que se quiso ‘convencer’ a los vecinos de la calle con una campaña de buzoneo con las maravillas del proyecto, poco antes de mantener una reunión ciudadana donde no estaban invitadas todas las asociaciones (según enunciaron algunos de los afectados). Aquello sentó como un tiro.
O el procedimiento para contratar director de obra, que fue denunciado por el Colegio Decano de Ingenieros de Caminos de Valencia…
O la visita de la ministra durante sus vacaciones, y el despliegue para evitar la protesta vecinal.
O la maniobra para trasladar la escultura del Perot de Granyana que luego se quedó en nada cuando un informe técnico avisó que la obra se les podía caer a pedazos durante la maniobra… por no hablar de lo que los vecinos llamaron con mucho humor ‘la niña de la curva’, el bordillo que se hacía y deshacía un día si y otro no.
La última de las anécdotas de esta avenida, es la de los maceteros y la de los bancos con forma de ataúd.
Aunque, en honor a la verdad, además de ‘esos’ se han colocado otros con respaldo en numerosos sitios. Se han decorado zonas verdes con piedras blancas, y la pintura del carril bici aporta una ‘plasticidad’ al paisaje que sale muy bien en las fotos y que contrasta con el gris del pavimento.
Ahora solo queda que los ciudadanos pisen, disfruten y sientan la avenida como suya, con el mismo cariño con la que la han promovido la alcaldesa Amparo Marco y sus concejales del equipo de Gobierno.
Porque estas cosas, ya se sabe, cuando están en obras se critican y luego pasan a formar parte de 'lo bueno de toda la vida’. El tiempo dirá.
Pero por favor, la urbanidad por delante, hacer pintadas, como ya se ha hecho alguna, en los bancos, no resuelve nada y daña a toda la ciudad.