Isabel Margarit y Santiago Posteguillo conquistan al auditorio en las conferencias coordinadas por Pepe Calvo
La importancia de la Batalla de Lepanto, las naves y las estrategias marítimas que dieron la victoria a la flota de Juan de Austria; y la efectividad de la armada marina de Roma, han centrado las dos primeras conferencias de Escala al Mediterráneo. Las conferencias, coordinadas por Pepe Calvo, conquistan a un auditorio en el Edificio Moruno, en el escenario de Escala a Castelló.
Esperanza Molina / Castellón Información
El edificio Moruno de PortCastelló, con los navíos históricos de Escala a Castelló, de fondo, ha acogido las dos primeras conferencias del ciclo de novela histórica marítima, ‘Escala al Mediterráneo’.
Estas conferencias, coordinadas por Pepe Calvo Poyato, han llenado el recinto y han conquistado al auditorio.
Inauguradas por la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, han reforzado el carácter cultural de la gran fiesta del mar de la capital de la Plana. “Una cita que refuerza nuestra apuesta por abrir la ciudad al mar, desde el conocimiento histórico y desde el punto de vida de autores de novela histórica”, como ha comentado la alcaldesa, Amparo Marco.
En la jornada inaugural han intervenido: Isabel Margarit, doctora en Historia, y directora de la revista Historia y Vida; y Santiago Posteguillo, profesor de Filología Inglesa en la Universidad Jaume I de Castelló, y escritor.
Isabel Margarit: 'Las galeras en el Mediterráneo, su papel en Lepanto'
Isabel Margarit ha centrado su intervención en la importancia que llegaron a tener las galeras en el Mediterráneo. Un tipo de embarcación impulsadas a remo, que constituyeron una terrible maquinaria de guerra, en tiempos en el que la vida de aquellos remeros era una auténtica tragedia.
Margarit ha abundado en detalles de la historia hasta llegar a la gran batalla, la de Lepanto, que constituyó una de las grandes victorias de la alianza europeo contra el imperio turco. La crudeza de la batalla, que se cobró 40.000 víctimas, las estrategias de personajes como Juan de Austria, hermanastro de Felipe Segundo, e incluso, la presencia en aquella flota del escritor Miguel de Cervantes, han despertado la curiosidad de los asistentes.
¿Qué tuvo de diferente aquella batalla y por qué su semblanza histórica? Según Margarit, entre otros motivos, por la incorporación de las fuerzas especializadas de guerra que se dieron cita en ella: los tercios españoles, o los jenízaros turcos.
Hasta entonces, era la fuerza de la lucha armada la que había decidido las guerras, Las naves, con su espolón en la proa, se incrustaban sobre los buques enemigos, y las galeras terminaban unas, encajadas dentro de otras, en una auténtica carnicería.
A partir de entonces, las líneas de remeros serían sustituidas por los cañones. Comenzaba una nueva era militar en el mar con otro tipo de naves que maniobraban de otra manera y podían batallar desde la distancia antes del abordaje y el cuerpo a cuerpo.
Santiago Posteguillo: 'Mare Nostrum: de las trirremes romanas a los yates de Calígula'
Pero si el relato de Margarit ha sido intenso y apasionante, la intervención de Santiago Posteguillo tampoco se ha quedado atrás.
Porque, parte de la cultura de la guerra en el mar, que después influiría sobre esa Batalla de Lepanto y las muchas otras que se libraron, ya tenía su origen en el dominio de Roma sobre el Mediterráneo.
El imperio romano si algo tenía muy claro era la organización militar, en tierra y en el mar. En el agua, indicaba Posteguillo, los romanos añadieron a la galera tradicional una plataforma que les permitía poder luchar cuerpo a cuerpo como si se encontraran en tierra firme.
Ahora cabe imaginarse aquellas naves, con varias filas de remeros en su interior, que avanzaban por el mar. Los romanos tenían varios tipos de naves, entre ellas las liburnas, con un francobordo más bajo, construidas en madera pero reforzadas con hierro, que permitían una maniobra más rápida.
Muchas de ellas, pintadas para ser confundidas con el mar, permitieron a los romanos no solo dominar los mares, sino también los cauces fluviales.
Y no era ninguna broma. Ni siquiera cuando los piratas cilicios comenzaron a aprovechar las guerras internas para imponer su poder en el Mediterráneo.
Lo malo del poder, es la prepotencia, indicaba Posteguillo, y eso fue lo que perdió a los piratas y lo que provocó una respuesta romana tan rotunda como eficaz. El atrevimiento de los cilicianos llegó al punto de atacar a los barcos que comerciaban, pero también a secuestrar y pedir rescate por algunos de los personajes a los que cautivaron, entre ellos a Julio Cesar.
Cuando los piratas se atrevieron a atacar el puerto de Roma, Hostia, que abastecía a Roma de todos los productos que necesitaba pasa su subsistencia, Roma reaccionó, concedido poderes absolutos. Y finalmente fue Pompeyo quien planificó y consiguió acabar con esa piratería. Dividió el Mediterráneo en 13 áreas y las fue atacando, una por una, hasta finalizar con el puerto de Cilicia.
Conseguido el éxito, el Mediterráneo se convirtió en el mar del Imperio romano, ‘El Mare Nostrum’, que permitió el comercio de Roma con todos los puertos mediterráneos, pero también con el norte de Europa.
Las conferencias de Escala al Mediterráneo continúan mañana con las intervenciones de Pepe Calvo Poyato, autor de ‘La ruta infinita’, que hablará sobre la gesta de Elcano en la primera circunnavegación del planeta.
A continuación, Nacho Ares, basará su locución sobre Egipto y las relaciones internacionales en el Mediterráneo.