La crisis energética, la pandemia y la bajada del poder adquisitivo provoca el constante cierre de comercios locales 'de toda la vida'
Se habrá percatado de que pocas chaquetas se ven por la calle y todavía menos abrigos. De hecho, la norma general es llevar la manga corta y estamos a punto de entrar en el mes de noviembre.
Si a eso le unimos la crisis económica por la que están atravesando algunas familias en la provincia de Castellón, esto también provoca una bajada de las compras en el comercio local. Si baja la demanda, la oferta se resiente y por tanto, como sucede en otros sectores, algunos han tenido que cerrar sus puertas. El último caso reconocido el de una de las tiendas multimarca de textil para mujer, con 25 años de experiencia, que se ubicaba en el cruce entre la calle Colón y calle Mayor de Vila-real. No es la primera ni será la última.
Como cuenta Tere Esteve, de Ucovi, la campaña de otoño-invierno "se está viviendo con incertidumbre porque se está retrasando y al hacer buen tiempo se tiene que vender prácticamente a precio de rebaja".
Claro está que el sector de la moda se está viendo afectado por el cambio de tendencia climatológica, y con ello también los hábitos de consumo. "Los cierres están produciendóse en más sitios, pero en Vila-real, como en Castellón, llevamos tiempo anunciando que esto podría pasar". "Necesitamos medidas desde la Administración más fuertes para salir de este bucle", entiende Esteve.
Y es que como al sector azulejero, la pandemia, la subida del coste de la energía por la guerra y el deterioro del poder adquisitivo entre las familias, también están azotando al pequeño comercio local.