El CGC, la patronal del comercio privado que aglutina el 80% de las exportaciones de naranjas y mandarinas españolas, advierte que los daños causados por el temporal en la producción son severos pero se circunscriben fundamentalmente a dos comarcas, donde también se salvará gran parte de fruta
La DANA que asoló buena parte de la provincia de Valencia y que provocó una trágica riada el pasado 29 de octubre vino precedida de episodios de lluvias intensas en todas las zonas productoras de cítricos del país. Tras la tragedia humana y material producida en aquella fecha, en los días posteriores y durante casi una semana el temporal persistió y el fenómeno se desplazó tanto al norte, hacia la provincia valenciana de Castellón como al sur, donde la gota fría también hizo acto de presencia en zonas productoras andaluzas como Sevilla, Huelva o Cádiz.
"Durante las últimas dos semanas, más allá de las astronómicas pérdidas en el conjunto del sector agrario, la campaña citrícola se ha ralentizado porque no se ha podido salir a recolectar y porque, tras la riada, el acceso a los campos y el transporte desde los almacenes hacia los destinos ha sido muy complicado", explica la presidenta del Comité de Gestión de Cítricos (CGC), Inmaculada Sanfeliu.
En estos momentos y tras consultar con los asociados de esta patronal -que representa al 80% de la exportación de cítricos global de España y entre el 60 y 70% del suministro al mercado doméstico- todos los almacenes de confección de la provincia de Valencia trabajan ya a pleno rendimiento por lo que el suministro de mandarinas y naranjas al mercado comunitario "está garantizado en volúmenes suficientes a toda la gran distribución europea", asegura Sanfeliu.