Vamos a ver. Mediollenar el depósito del coche o comprar una sandia se han convertido en auténticos lujos para el españolito de a pie, para todos esos ciudadanos que dependemos de un sueldo y no tenemos acceso al Falcon… Y resulta que ya han comenzado a racionarnos la compra de hielo, como meses atrás pasó con el aceite… ¿Hacia dónde vamos? ¿De verdad que hay personas que todo esto le parece normal?
¿La culpa de todo la tiene la dramática situación que vive el pueblo de Ucrania? ¿La solución a todos nuestros problemas está en quitarnos la corbata? Yo, sinceramente, creo que nos están tomando el pelo. Lo de Pedro Sánchez más que un Gobierno es una surrealista película de Woody Allen… O mejor, de Esteso y Pajarés. Absurdo.
Los españoles que transitamos por este caluroso verano de 2022 y que no podemos ni tan siquiera poner una sandia en nuestra mesa –la reservamos para las grandes ocasiones que justifican cualquier despilfarro-, tenemos que vivir en ciudades a oscuras porque, como decía aquel criticado slogan de la UCD, “si usted puede pagarlo, España no puede”. Y los turistas se encuentran a su paso una España triste y apagada. Una España a oscuras. Una España en blanco y negro.
Creo que todos debemos hacer un análisis de la situación. Buscar a los culpables del empobrecimiento de nuestro país y retirarles nuestra confianza. Porque el problema es nacional, pero se repite con idéntica intensidad en nuestra provincia. En Castellón, la cerámica se ve obligada a parar hornos porque no puede pagar el precio del gas, y mientras los agricultores y ganaderos se sientes perseguidos fiscalmente.
Esta es la radiografía rápida y urgente de la España de 2022. La España de Pedro Sánchez. Una España empobrecida y al borde del colapso económico y social. Una España al borde del tercermundismo sin hielo, sin corbata y sin ilusiones. No podemos seguir así.
