Vicente Vidal. Portavoz adjunto de Cs en el Ayuntamiento Castellón
Trilero, experto en juego de los triles. Dícese de aquel que tiende a engañar a otros con burlas engañifas.
En política, el equivalente a un trilero es el que queda al descubierto, el que engaña, el que queda en evidencia tras descubrir todas las opciones.
Pues a esto juegan los miembros del Fadrell continuamente con tal profesionalidad que ni se despeinan, ni por supuesto, se esconden, todo lo contrario, cada mes, en el pleno, haciendo un abuso de poder, nos dan una case magistral y, la bola que tienen en su mano nos la intentan pasar a la oposición. Tiene 'guasa' la cosa, los trileros del Fadrell nos acusan a la oposición de trileros políticos y es que... no hay nadie como un experto convencido, para darle la vuelta a la patata, aunque a veces, corra el riesgo de que si está demasiado caliente puede quemarse.
Ayer en el pleno, la alcaldesa se sintió aludida, quizás ofendida, concretamente cuando yo, personalmente le dije que cumpliera la ley, las normas, la palabra dada, los compromisos adquiridos... Todo esto, respecto a la ejecución de los 17 proyectos de los presupuestos participativos que colean de 2016 y que suman 2,8 millones de euros ya que son prioritarios para Castellón porque así lo han decidido y votado sus vecinos.
La señora Marco puede tener un mal día, sí, pero no lo puede convertir en crónico todos los últimos jueves de mes, haciéndolo coincidir con el pleno del Ayuntamiento de Castellón. Su actitud defensiva le delata su estrategia de triles. Porque en este caso, es sabido que el Fadrell seguirá incumpliendo los planes que arrastra del Pacte del Grau desde 2016, han engañado a los tasqueros con las mediciones y las soluciones que exigen para sus negocios, ningunean a la Policía Local silenciando a la mayoría de los sindicatos, el Món de la Festa lo han diseñado a su imagen y semejanza, no atienden a las necesidades de los comerciantes y vecinos, defienden su libertad de expresión frente a la de los que no opinamos como ellos... Y, lo más triste es que ni aprenden de los errores ni aceptan las críticas. Esta es la actitud del trilero que se piensa que la bola nunca cae de su mano, sin embargo la bola, que es redonda, como la vida, da muchas vueltas.
Una lástima que el abuso de poder no se corresponda con el poderío que es lo que necesitan los castellonenses. Los castellonenses están huérfanos de poderío político, esa cualidad innata que tienen las personas que quieren trabajar por mejorar el bienestar de sus conciudadanos, pueden hacerlo y sobre todo saben.
Sin embargo, ací avancem però no millorem.
Ay este Castellón mío, este Castellón nuestro... Ay, ay.