Adrián Sorribes. Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Nules
Tras las elecciones andaluzas parece ser de obligación hacer comentarios y análisis sobre los resultados de VOX y, a su vez, posicionarse cada uno en su red social preferida como antifascista o anti-podemita (una forma como otra de justificar poder pactar con VOX).
Pero el análisis deberá ser más extenso, más aún cuando la pregunta es: ¿Cómo crees tú que puede afectar en la provincia de Castellón?
Lo primero es saber que Vox no ha apareció ayer, este movimiento está entre nosotros desde el principio de la Democracia. Primero bajo las siglas de Fuerza Nueva de Blas Piñar y luego, más tarde, se integró en las filas del Partido Popular (antigua Alianza Popular como dicen los más mayores). Y ahora se vuelven a independizar nuevamente con su nueva marca Vox. Pero son ellos, los que mientras estuvieron dentro del PP bloqueaban y discutían cualquier avance posible. Y sabemos que son ellos por dos cosas: la primera es que los impulsores y dirigentes de Vox parten la mayoría del PP. Gente como Alejo Vidal-Cuadras, Santiago Abascal o en la provincia de Castellón el mismo Carlos Fabra, importante este dato para saber cómo nos afectará a esta provincia.
La segunda la vemos en el resultado de las elecciones de Andalucía, donde el PP sufre una caída de votos entre 2015 y 2018 de 316.410 votos. Vox sube 377.556 votos. Aunque no podemos asegurarlo sin un análisis másexhaustivo, los números parecen encajar.
Números que debemos de completar con la lectura de la izquierda, porque no nos engañemos… a Vox también le ha votado la izquierda. Una izquierda acomplejada que le cuesta mostrar la ideología, que no quiere pecar de españolista y ni posicionarse a favor ni en contra de los toros, que defiende la unidad territorial con grandes discursos y poca práctica y quiere ser post-moderna, pero se pone la americana de pana para la campaña electoral.
Que el PSOE necesita refrescarse es indudable, pero en vez de escuchar y hacer autocrítica, los grandes pensadores analizan porque no ha llegado el mensaje. ¿Quizás el problema no sea que no llegue el mensaje, sino que el mensaje está equivocado? Esto ha supuesto una pérdida de 400.000 votos.
Podemos cosechó 592.133 votos en 2015, y en 2018 con Adelante Andalucía 584.040 votos. Podríamos pensar que su pérdida es menor, apenas 8000 votos. Pero Izquierda Unida, la otra pata de esta coalición sumó en 2015 un total 274.426 votos. Así, esta nueva apuesta demuestra nuevamente que en política uno y uno no son dos, perdiendo juntos un total de 282.519 votos.
El único que parece haber encontrado el mensaje y la forma de explicarlo es Ciudadanos que dobla de 369.896 votos a 659.631 votos. O han acertado, o es que entre lo que había para elegir era lo menos malo. Elegid vosotros, porque los andaluces han decidido no hacerlo al subir la tasa de abstención al 41,35%.
¿Se puede gobernar en minoría un parlamento? ¿Pueden votar a un candidato grupos políticos que luego no lo apoyen en el gobierno? Parece que los mantras contra Sánchez en Madrid se vuelven como un boomerang en el Palacio de San Telmo.
En la provincia de Castellón ¿puede pasar algo similar?
El PP está en recomposición, hay dirigentes saliendo (como Moliner) y nuevos aún asentándose después de unas primarias internas.
Los Fabristas están cerrando listas con Vox para ajustar cuentas con sus antiguos compañeros de partido mientras se pueden antojar claves para formar gobiernos de derecha.
Ciudadanos tiene a la maquinaria electoral echando humo para conseguir listas en la mayoría de municipios. Saben que no ganarán alcaldías, pero pueden ser clave en la formación de gobiernos y porque no, en la Diputación.
Compromís, Izquierda Unida y Podemos siguen debatiendo las fórmulas para sus candidaturas municipales. Coaliciones, plataformas ciudadanas y,sobretodo, saber para quién van los votos en la Diputación será el debate en las agrupaciones locales. Veremos nuevamente gente que compartirá candidatura municipal y por separado irán en las autonómicas.
Los Socialistas nuevamente confiados en que tenemos el mensaje y los canales de transmisión. ¿Pero hemos superado nuestros complejos? ¿Sabremos tener argumentos sólidos sin mojarnos o esperamos flotar sobre el bien y el mal para recoger votos en todos los caladeros? Mirando con ansia una Diputación que se resiste y que podría cambiar de color, o mejor de colores. El arco político puede dar fórmulas al cambio, pero no sabemos las piezas que lo compondrán.
Andalucía no es Castellón, eso está claro, pero ambas provincias son España. A los ultras se les gana en la calle, pero no gritándoles en manifestaciones sino en las urnas. Si hemos trabajado, si hemos dado respuesta a nuestros vecinos, si ocupamos los huecos donde se demanda nuestra presencia… los últimos en llegar no tendrán espacio.