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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 13:49

La Luz de la Paz de Belén

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Queridos diocesanos:

En Belén hay una basílica donde, según la tradición, nació Jesús. En ella, una estrella de plata señala el lugar exacto de su nacimiento. A su alrededor hay muchas lámparas permanentemente encendidas en recuerdo del nacimiento del Hijo de Dios.

Desde 1986, los Scouts de Austria van cada año a la gruta de Belén y encienden allí una lámpara, que trasladan a Viena como mensaje de luz y de paz. Una vez en Viena se distribuye la luz a delegaciones de Scouts venidas de todo el mundo, que la llevarán a países de los cinco continentes para que llegue a las parroquias y a las familias. Este año, una vez más, tendremos la dicha de acoger y repartir la “Luz de la Paz de Belén” en nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón, el viernes, 15 de diciembre, en la Concatedral de Santa María de Castellón, desde donde se llevará a los hogares y a las parroquias de la Diócesis  

La Luz de la Paz de Belén es un símbolo que representa a Jesús mismo: Él es la Luz del Mundo y el Príncipe de la Paz. Jesús mismo dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). El Niño que nace en Belén es la Luz en nuestro camino hacia la vida plena, eterna y feliz. Jesús no sólo nos ilumina con sus palabras, sus gestos y su muerte y resurrección. Él mismo en persona es la Luz verdadera para todos los hombres. El ha venido al mundo, para ahuyentar la noche de las tinieblas y del error, de la incredulidad y del pecado. Acogiéndole y viviendo en él, podemos vivir en la luz de la Vida.

Hoy tenemos mucha información, pero más obscuridad ante el futuro de la humanidad. La única esperanza para escapar de la obscuridad es acudir a una fuente de luz que pueda guiarnos en el sendero de la verdad y de la vida. Jesús, el Nino-Dios que nace en Belén, es esa fuente de luz, que el mundo necesita. Él es la Palabra de Dios encarnada, que revela al hombre el misterio del mismo hombre (cf. GS 22), su origen y su destino, el sentido de la existencia. La Luz que nace en Belén es la luz que necesita la humanidad. En Jesús irrumpió en las tinieblas de la historia humana la luz, que es Dios.

Jesús es el Príncipe de la Paz (cf. Is 9,6). El término bíblico ‘shalom’, ‘paz’, indica el conjunto de bienes de la salvación traída por Cristo. Dios se hizo hombre para traer su paz a los hombres de buena voluntad, a los que lo acogen con fe y amor. La paz es verdaderamente el don y el compromiso de la Navidad: un don, que es preciso acoger con humildad e invocar constantemente en la oración; y un compromiso que convierte a toda persona de buena voluntad en un ‘canal de la paz’.