La representación teatralizada contó las historias de los árboles, las leyendas de la naturaleza y el respeto por el medioambiente
¿Cómo mostrar a los más pequeños las maravillas del paraje donde se encuentra situada la ermita de la Magdalena, en el Desierto de las Palmas de Castellón, si no es con la ayuda de la magia? Imposible. Por eso el hada buena, Dardalia, y el mago elfo Siro, abrieron un portal mágico para hablar a los niños en el lenguaje de los niños sobre los árboles, las montañas y la naturaleza.
¿Qué harías si en las faldas del paraje de la Magdalena en Castelló se te apareciera un hada buena y un elfo mágico para contarte las historias de los árboles y los habitantes del paraje?
Lo primero, preguntarte si de verdad estás despierto. Pero después, seguirlos y compartir con ellos las historias más bonitas en las que los árboles y hasta las piedras hablan.
O cerrar los ojos para ver ese mundo mágico del paraje de la Magdalena de Castellón, en el Desierto de las Palmas, donde todo es posible y el respeto a la naturaleza te llega al fondo del alma…
Pues sí, todo eso y mucho más ocurrió en el paraje de la Magdalena de Castellón, donde el hada buena, Dardalia y el elfo mago Siro abrieron un portal mágico para que los más pequeños disfrutaran del mejor de sus sueños.
Sucedió… como de repente. En el atardecer del último día de agosto, cuando Dardalia apareció dando saltitos y susurrando a los árboles…
Y fueron los niños los que primero comprobaron que delante de sus ojos ocurría algo muy especial: ¡Podían ver a Dardalia!
Y luego, después, cuando el elfo Siro se acercó hasta ella, también fueron los primeros en comprender, que lugares especiales merecen relatos singulares.
Este fue el principio de una historia en la que los niños y sus familias pudieron disfrutar la de la magia de los árboles, conocer la vegetación que rodea la Magdalena de Castellón en el Desierto de las Palmas; tomar contacto con los olivos silvestres, árboles milenarios de troncos retorcidos; y con los pinos y pinos que pueblan la falda de la montaña; y con los algarrobos y sus frutos, con los que se pueden hacer muchas cosas y hasta dar de comer a los caballos y a los camellos de los Reyes Magos.
También conocieron el arte de la piedra seca, con el que los hombres, hace muchos, muchos años, pudieron domesticar las faldas de las montañas para convertirlas en tierra de cultivo.
Y ver desde lo alto la ciudad de Castelló y el municipio de Benicàssim; el precioso mar azul del Mediterráneo, y hasta las jirafas mecánicas del Puerto, que los humanos llaman grúas…
Fue toda una aventura, en la que los niños y sus familias aprendieron a tocar a los árboles, con suavidad para susurrarles sus deseos. Un camino que avanzó por la ladera de la montaña, justo hasta la cantera que, según los seres mágicos, proporcionó al gigante Tombatossals la piedra para construir el Puerto de Castellón, y llegar así hasta las sirenitas de columbretes.
Y pudieron improvisar una orquesta para cantar canciones, y dibujar un círculo mágico en el suelo. Y aprender, por encima de todo, que ese paraje mágico, como es la Magdalena de Castellón, necesita del cuidado y del cariño de los hombres; las leyes de protección del medioambiente, y el respeto de la naturaleza.
No, esta no era una historia de miedo, ni de animales peligrosos, ni de misterios escondidos en las sombras. Fue una historia de sensaciones y sentimientos, en un lugar tan mágico como es la Magdalena de Castelló.
La visita fue posible gracias a la representación teatralizada de Etheria Tours, a través del Patronato de Turismo de Castellón.
¡Por cierto!
Aunque luego los seres mágicos quieran hacerte creer que son humanos, que solo ha sido teatro… que se llaman Pilar y Raúl, ¡No te equivoques! ¡Claro que existen las hadas, y los elfos, y los portales mágicos! En el corazón de los niños serán siempre Dardalia y Siro. ¿Podría ser de otra manera en el paraje de la Magdalena de Castellón?
