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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 10:29

La necesidad del centro en un país polarizado

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Félix del Pozo López. Coordinador de la agrupación de Cs Castelló

El bipartidismo, en su estrategia política de décadas, con sus derechas, izquierdas, rojos y azules, ha dividido y encasillado a la sociedad en busca del voto. Ahora, por sus extremos, se le han sumado Vox y Podemos. Todo esto nos lleva a una situación límite de frentismo y polarización política, en la que el diálogo y el consenso brillan por su ausencia.

Las derechas e izquierdas se cortocircuitan entre sí y sus extremos se repelen. Mientras tanto, el gobierno está atenazado por su polémica gestión de la pandemia, la crisis económica y su dependencia de partidos rupturistas, que viven su ensoñada independencia y su viaje a ninguna parte. Todo ello condiciona y maniata al gobierno PSOE-Podemos, con muchos ministerios pero con poco gobierno, moviéndose como una marioneta con muchos hilos y a la que hacen pasar por el aro una y otra vez.

Para el PP y el PSOE, durante décadas, siempre fue secundario consensuar una Ley Electoral que fuera más proporcional y que, al igual que hacen otros países de nuestro entorno, fijara en al menos un 3% de los votos estatales los sufragios para tener representación en el Congreso, lo que evitaría que un partido creado para la ocasión y con un solo diputado decida la Presidencia del Gobierno, que tengamos una amalgama de 13 partidos en el Congreso, la dependencia de partidos independentistas o que por aglutinar el voto en un territorio un partido consiga más escaños que otro con millones de votos en toda España.

Sencillamenteuna minoría no puede seguir condicionando a la mayoría, ni conseguir que vivamos en la ingobernabilidad, ni en la sonrojante y vergonzante cesión continúapor inacción del gobierno a los partidos independentistas. La persistencia del PP y el PSOE en sus derechas e izquierdas, su limpieza de los trapos sucios con el 'y el tú más' y el hartazgo de sus políticas ha llevado a que por sus extremos nacieran VOX y Podemos.Esto ha provocado el fraccionamiento del voto y ha añadido una dificultad más para formar un gobierno que está cogido con alfileres y a expensas de los partidos independentistas.

Dejar asignaturas pendientes y para mejor ocasión siempre ha sido una constante del bipartidismo. Sus agravios entre comunidades autónomas, la falta de una Ley consensuada para la Educación, una Ley Electoral más proporcional y ahora, para colmo de males, una pandemia, una gestión que deja mucho que desear y una crisis económica en ciernes, cuyas proporciones aún desconocemos, crea un conglomerado de factores que nos ha llevado a la división social, al frentismo, a la polarización y a la falta de lo que más necesitamos: diálogo y consenso.

Políticamente, vivimos en un espeso bosque en el que entre todos han tejido una tela de araña en la que están atrapados y sin salida, dejando a la ciudadanía faltos de confianza y con un horizonte plagado de nubarrones que presagian un futuro incierto. Todos los partidos políticos deberían realizar un curso rápido para desacelerar la tensión política y social. Tienen todos que dejar de apretar el acelerador y utilizar más el freno, hay que revertir esta situación antes de que vaya a mayores.

Por cierto, un curso de aprendizaje obligado y rápido lo ha vivido en sus propias carnes Ciudadanos. La polarización política y los ataques furibundos y sin recatar esfuerzos por derechas, izquierdas y sus extremos, llevó a la hecatombe y al estrechamiento del centro en las últimas elecciones generales. Esta debacle, dejó una imagen poco habitual y recurrente entre la clase política. Albert Rivera y los principales dirigentes de la formación naranja dimitieron.

En este contexto socio-político, complicado y complejo para Ciudadanos y bajo la batuta de Inés Arrimadas, se realizó un curso acelerado acorde con su definición de partido de centro-liberal, progresista y moderado.

Ciudadanos no entiende de derechas ni izquierdas y por tanto es equidistante con PP y PSOE, sabiendo de la necesidad de un centro vertebrador, que está dando pasos para crear conciencia colectiva de que el centro puede pactar indistintamente con derecha e izquierda y que se puede evitar la dependencia actual de los extremos y de los independentistas. Hay que revertir la situación actual desde la necesidad y utilidad del centro-político, con el que seguro conseguiremos la estabilidad política y la gobernabilidad de España.

La crispación y polarización política nos lleva a comparar a Ciudadanos con el funambulista que, en el alambre y asumiendo riesgos, aguanta vientos de todos los costados y colores. Todos quieren inclinar la balanza a su favor, pero el partido liberal, con una claridad de ideas y un sentido de Estado encomiables, persiste en su política útil, de diálogo, consenso y pacto.

Sí, sí. Ciudadanos navega en un mar de aguas turbulentas, sin virar ni a babor ni a estribor. Su rumbo es el centro, aguantando vientos huracanados de unos y otros, pero manteniendo equidistancia con derechas e izquierdas y distancia sideral con extremos e independentistas.

En un país polarizado, con enormes dificultades para gobernar y con los partidos independentistas sin caretas, el centro político, es decir, Ciudadanos, con Inés Arrimadas al timón, es más útil y necesario que nunca. Tendemos puentes ante la incomprensión de algunos, en busca de consensos y con un solo objetivo: la gobernabilidad de España y el interés general.