La ciudadanía habla alto y claro: algunos la tildan de "solárium" y "cementerio", mientras que otros aplauden la obra por convertir el espacio en una zona “más moderna y abierta”
Se trata, junto a la remodelación de la avenida Lidón, de una de las obras que más polémica ha suscitado en los últimos años en la ciudad de Castelló. La plaza de la Paz reabrió el paso a los transeúntes hace tan solo unos días, tras permanecer cerrada al público más de nueve meses. Y el debate está servido.
El espacio, ubicado en pleno corazón de la capital de la Plana, se ha convertido en toda una atracción turística para vecinos de la zona y demás curiosos que desde hace unos días se acercan a la plaza para comprobar, en primer persona, el cambio que ha sufrido tras una remodelación que ha suscitado críticas, escepticismo y muchas dudas entre la ciudadanía.
Las conversaciones entre familiares, amigos y parejas son constantes una vez acceden al espacio por primera vez. Y existen opiniones para todos los gustos. Los detractores de la obra han bautizado la nueva plaza como ‘solárium’ (es el caso de la asociación vecinal Raval de la Trinidad”) o ‘cementerio’. Dos sustantivos del todo connotativos que hacen referencia a la colocación de azulejos a lo largo y ancho del pavimento, que ha teñido por completo la plaza de color gris. Un suelo que, además, absorbe la suciedad. De hecho, son pocos los días que la plaza lleva abierta y ya se pueden observar manchas y pegotes.
Las quejas que más se repiten, además de la elección del pavimento, hacen referencia a la instalación de césped artificial, la ausencia de zonas verdes y la elección de los bancos que, a día de hoy, carecen de respaldo y reposabrazos, tal y como se anunció en el proyecto inicial. Un mobiliario que el concejal de Urbanismo, Sergio Toledo, avanzó que cambiarían una vez la obra esté entregada. “Son muy incómodos y poco prácticos, sobre todo para la gente mayor”, indican algunos, quienes se quejan de que “han eliminado muchos bancos”.
Se trata, para una gran mayoría, de una reforma “de risa” y son muchos los que ironizan sobre la “cantidad de arbolado y zonas verdes que hay ahora, tal y como se prometió en un principio”. La simplicidad de la plaza y la falta de colorido en ella son otros de los aspectos criticados por parte de la población.
Asimismo, algunos castellonenses advierten del peligro de aumentar la accesibilidad a la plaza: “Está demasiado abierta; antes era más segura. Puede entrar un coche o que un niño arranque a correr y se meta en la carretera, ya que no hay bordillos ni aceras”. Y otros aluden a los casi 900.000 euros invertidos en este proyecto: “Es un gasto totalmente innecesario; hay otros espacios de la ciudad que sí necesitan inversión y no este. El dinero que se han gastado no se justifica con la obra que han ejecutado. Esto no vale casi un millón de euros”.
Sin embargo, también hay quien ve con buenos ojos esta remodelación, incluso la elección de los azulejos por su función antideslizante. “Es la primera vez que la veo y la verdad es que me ha gustado; está mucho más bonita que antes”, asegura una vecina. “La plaza tiene otra vida”, indican otros. La amplitud del espacio, mucho más abierto y diáfano, la renovación del aseo y la imagen “moderna” de la renovada plaza son los aspectos que más destacan los defensores de una reforma que todavía dará mucho que hablar.
Los comercios, disgustados
Algunos de los comercios de la zona tildan de “cutre” la remodelación y se muestran disgustados ya que “han sido nueve meses en los que la plaza ha estado cerrada a los peatones, con la consecuente merma de clientela que ello supone, y la reforma no es para nada lo que esperábamos”.
El resultado, para ellos, es “una plaza muy fría” que ha acabado de un plumazo con el encanto que la caracterizada. Además, se ha llevado por delante algo tan característico de la ciudad como es la cerámica decorativa que antes recubría las jardineras y, según algunos comerciantes, la imagen actual de plaza “desentona con el quiosco modernista tan bonito y con edificaciones como el Teatro Principal”.
“Han dedicado demasiado tiempo a la obra para lo que finalmente han hecho”, indican desde la farmacia ubicada en la plaza, aunque confían en que esté del todo finalizada “para ver algún cambio más”. Además, subrayan que están a la espera de ver si la fuente instalada tipo géiser se pondrá en funcionamiento y cuándo, “ya que puede ser un foco de proliferación de mosquitos”.