Marta Barrachina. Alcaldesa de Vall d’Alba. Diputada provincial y Presidenta provincial del PP de Castellón
La salud debe ser lo primero para todos. Por eso, cualquier gobernante que se precie de trabajar por y para los ciudadanos está obligado a buscar la excelencia de la Sanidad pública. La calidad total exige renovarse de manera constante, día tras día y sin descanso, para contar con la más avanzada tecnología y con los mejores profesionales.
Por eso, los castellonenses, al margen de ideologías políticas, no comprenden ni aceptan los recortes sanitarios que sufren ya los 135 municipios de la provincia de Castellón. Y es que el mapa de los recortes de Ximo Puig en materia de Sanidad afecta al conjunto del territorio provincial. Los alcaldes y los concejales del PP reciben numerosas quejas de los ciudadanos acerca de cómo se han eliminado o reducido los días de atención a los pacientes en los hospitales, centros de salud y centros auxiliares, como consecuencia de la falta de médicos, pediatras y enfermeros en cada uno de ellos, ya que no se han cubierto las vacantes por vacaciones, pero sobre todo porque se han despedido a 563 profesionales que se contrataron para reforzar la campaña de lucha contra el Covid. Y todo esto pasa en plena quinta ola de la pandemia.
Lo que todos los castellonenses deben tener claro y que nadie les engañe o confunda- es que el PSOE, sin el más mínimo rubor, está metiendo la tijera en un área que debería ser intocable. Por culpa de la política socialista, los castellonenses padecen una falta de servicio: ambulatorios sin pasar consulta, listas de espera disparadas y centros de especialidades que cada vez ofrecen menos servicios…
Y no solo se trata del incomprensible y lamentable desmantelamiento del CICU, que es la gota que ha colmado todos los vasos, porque hay otros muchos ejemplos, demasiados… En Almassora las especialidades médicas del CSI están en coma profundo y el consultorio auxiliar de la playa está cerrado; en Burriana se ha cerrado el centro de salud Virgen del Carmen; a Segorbe no ha llegado personal de refuerzo en plena campaña turística y se ha dejado de prestar el servicio de mamografía para la prevención oncológica a 4.000 mujeres de la comarca. Y se registran casos igual de graves en Altura, en Torre d’en Doménec, en Villamalur, en Benafigos, en Torre d’en Besora, en Tírig, en Benassal, en Portell, en la Serra d'en Galceran… Y, por supuesto, en Castellón, en la capital.
La gestión sanitaria de Ximo Puig es un clarísimo paso atrás en la calidad de vida de los castellonenses. En lugar de redoblar esfuerzos, tal y como reclaman los castellonenses, vemos cómo se detraen recursos económicos, que recortan servicios y personal en un área que debería estar blindada porque es esencial. Una política que ya tiene consecuencias irreparables para miles de familias de toda la provincia. Inadmisible