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La floración de plantas en enero, que habitualmente florecen en abril, ha adelantado una polinización explosiva.
Entre las plantas que más problemas causan en invierno destaca la familia de los cipreses (cupresáceas)
En los años 80 la alergia al polen se concentraba en los meses de mayo, junio y julio. Sin embargo, la tendencia de los últimos 30 años a padecer inviernos cada vez más cálidos ha generado lo que los alergólogos llaman polinosis multiestacional y las alergias, cada vez más, comienzan en febrero debido a procesos de floración más tempranos.
Este invierno, el más cálido de los últimos años, se ha sumado una polinización explosiva en plantas que habitualmente lo hacen en febrero (cupresáceas) con el de especies que han visto alterado su ritmo normal de desarrollo.
Cipreses y setos. La alergia al polen de cupresáceas –las más comunes son el ciprés y los típicos setos de jardines- se ha disparado en los últimos años. Su presencia típica en zonas mediterráneas, unido a un mayor uso de estas especies en jardines y urbanizaciones, y a polinizaciones cada vez más intensas por las altas temperaturas explican que su polen afecte a un porcentaje amplio de población alérgica.
“Hasta hace unos años era una alergia poco común que afectaba en torno a un 5% de la población, hoy se ha disparado por encima del 20%; uno de cada dos alérgicos al polen sufrecon las cupresáceas” afirma el Dr. Agustín Fernández, alergólogo de Hospitales Nisa.
Diferencias con catarro. El hecho de coincidir estacionalmente con el catarro invernal, hace que en muchas ocasiones los casos de alergia al polen en invierno pasen desapercibidos. O lo que es peor, “se trate de forma errónea con fármacos destinados a combatir síntomas propios del catarro como congestión, dolor de garganta, etc”.
Picor de ojos -hasta ponerse rojos- y nariz, lagrimeo, secreción líquida y clara, estornudos, tos seca y hasta pitidos y dolores en el pecho al respirar en los casos más graves son los síntomas más habituales de los procesos de alergia al polenen invierno.
Factores en contra en invierno. Los cambios de temperatura a los estamos expuestos en invierno “pueden producir reacciones inflamatorias a nivel nasal y rinitis en personas con alergia”.