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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 21:28

La Unió demanda "un plan de quemas agrícolas" adaptado a las realidades agrícolas de las zonas y a riesgos meteorológicos

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Propone una ayuda a los agricultores por cultivar las franjas agrícolas que limitan con las áreas forestales, por servicios que prestan a la sociedad, ya que minimizaría los incendios y ahorraría dinero a Administraciones

La Unió Llauradora reclama que en lugar de prohibir las quemas agrícolas como ha hecho la Generalitat con la publicación de una Resolución ayer en el DOGV dos meses antes del periodo establecido hasta ahora se deberían tener en cuenta las realidades agrícolas de las diversas zonas y también los riesgos meteorológicos existentes.

La organización insta a la Generalitat a emitir una nota aclaratoria sobre la situación de las quemas agrícolas acerca de las distancias, excepcionalidades o cómo deben pedir de forma ágil y rápida los agricultores una solicitud de motivo debidamente justificado.

La organización considera que prohibir de forma generalizada las quemas agrícolas no es la solución en estos momentos y no se puede legislar a golpe de titular. “No se puede aplicar la misma normativa para todos, pues no es lo mismo una determinada zona que otra y no se pueden prohibir las quemas agrícolas cuando los avisos meteorológicos adversos de calor y temperaturas elevadas sean bajos o moderados”, señala Carles Peris, secretario general de LA UNIÓ.

En este sentido, Peris reitera que “el período de autorización de las quemas agrícolas y márgenes se adapte a la realidad agrícola de cada año y zona según las necesidades de las diversas localidades y sobre todo a las circunstancias meteorológicas”. Se debería establecer un sistema para que en función de lo que dice el Nivel de preemergencia de la Generalitat se pudiera quemar allá donde el riesgo de incendio sea de nivel bajo/medio, puesto que incluso se puede consultar a nivel de cada municipio. Por ello la organización agraria aboga por dotar a los Ayuntamientos de más competencias para gestionar las quemas y delimitar las zonas en sus términos municipales. “Pueden haber franjas de zonas agrícolas donde se limiten más las quemas y otras zonas sin peligro donde se faciliten más y por más tiempo”, afirma el secretario general de LA UNIÓ.

LA UNIÓ señala que de forma mayoritaria ya no se queman los restos vegetales, principalmente la poda, porque es más costosa que la trituración. Aun así, es necesario quemar porque estamos en pleno periodo del trabajo de poda y gestión de los restos agrícolas, y hay zonas donde no hay posibilidad de trituración de los restos de poda al tener un difícil acceso para las trituradoras o un marco de plantación que no lo permite. La quema es imprescindible también en parcelas en reconversión con arranque y posterior nueva plantación y en determinados casos es necesaria por motivos fitosanitarios.

Por otra parte, la acumulación de restos vegetales en un campo durante tantos meses puede provocar también un aumento del peligro de incendios porque es un combustible que estará muy seco al permanecer mucho tiempo en el campo o alrededores, un incremento de la fauna silvestre, sobre todo de conejos, y dificultar la gestión de las cubiertas vegetales de las parcelas y los tratamientos fitosanitarios contra plagas y enfermedades que pueden aumentar ante la presencia de los restos vegetales.

LA UNIÓ también apuesta por incentivar la ganadería extensiva para prevenir incendios y por pagar a los agricultores y ganaderos por los servicios que prestan a la sociedad. Así, propone una ayuda por cultivar las franjas agrícolas que limitan con las áreas forestales, algo que “evitaría un gran número de incendios y ahorraría una gran cantidad de dinero público, ya que esos terrenos agrícolas son los primeros que se abandonan por su baja rentabilidad”.

Las ayudas del segundo pilar de la PAC -desarrollo rural- son en las que los Estados y, sobre todo las comunidades autónomas, disponen de un cierto margen de maniobra para su enfoque y ahí podrían incluirse estas. “Sería el pago de un trabajo ecosistémico a los agricultores y ganaderos por cultivar, del que se beneficia posteriormente toda la sociedad”, asegura Carles Peris.